Ingeniería Ambiental, Universidad de los Andes
Cuando estaba en el colegio, Laura Serje no tenía idea de qué era ni para qué servía la Ingeniería Ambiental. Solo tenía claro que quería estudiar alguna ingeniería, incluso pensaba que lo suyo era la industrial, pero en una visita que hizo a la Universidad de los Andes descubrió la carrera que le cambió su visión del mundo.
“Comencé a estudiar con la idea de hacer doble programa con Ingeniería Industrial, pero en lugar de eso me fui encarretando con la Ambiental, porque veía que era una profesión que me permitía ayudar a los demás desde la tecnología y la ciencia. Estoy convencida de que, si mejoramos el entorno de las personas cuidando el medioambiente, podemos hacer la diferencia”, asegura.
Le apasionan los temas relacionados con el agua y el saneamiento básico, es decir, el montaje y manejo de acueductos y alcantarillados. Eso la motivó a empezar una maestría en Ingeniería Civil, pues cree que le falta adquirir el componente de la construcción de dichas estructuras, al tiempo que enfatiza que pocas personas son conscientes de la importancia de tener acceso a servicios básicos. “Eso no solo involucra la estructura de un acueducto. No es una estructura, es dignidad, tanto a nivel urbano como en las zonas rurales dispersas”, precisa.
Mientras cursa la maestría, también en la Universidad de los Andes, Laura trabaja como asistente graduada de docencia apoyando a los profesores de Ingeniería Ambiental. Señala que su carrera, a diferencia de otras ingenierías, tiene mayoría de estudiantes mujeres y lo atribuye a que es un programa muy humano, pues es la ingeniería que más se preocupa por el cuidado de los demás sin dejar de lado los números y las ecuaciones.
Con respecto a las pruebas Saber Pro, que sirven como base del ranking de Dinero, Laura las considera un resumen de todo lo aprendido durante la carrera. Al no tener la misma presión de las Saber 11, se pueden presentar más a conciencia y autoevaluarse.“
Por ende, creo que sí son unas pruebas útiles, no me preparé y me fue muy bien, y lo atribuyo en parte a que la formación en ingeniería sirve para solucionar problemas”, señala. Piensa que el actual es uno de los mejores momentos para ser ingeniero ambiental, pues cada vez más empresas de todos los sectores ven la necesidad de evaluar sus impactos ambientales. Además, en el país se han aprobado nuevas leyes en pro del desarrollo sostenible y del cuidado del ambiente.
De su promoción, cuyo grado fue en abril de 2021, ya todos están trabajando, la mayoría en áreas como consultoría, empresas de energía sostenible y de auditorías ambientales. En su caso, su sueño es poder trabajar en una empresa de servicios públicos que, por ejemplo, busque llevar acueductos a zonas rurales dispersas.