Por María Fernanda Ayala La comunidad académica de la Universidad Nacional de Colombia es una de las que más se ha pronunciado sobre la situación que sufre su oferta educativa por no contar con una inversión adecuada que impulse la formación de calidad de los más de 50.000 estudiantes. Las quejas van desde varios de sus edificios (como el de Artes Plásticas, Cine y Televisión y Arquitectura) a punto de caerse, hasta la reducción de la inversión por estudiante y la dificultad para pagar la nómina docente. En ese contexto llegó a principio de año Dolly Montoya a dirigir una universidad con 150 años de existencia que, pese a la falta de recursos, ofrece una educación de vanguardia y está listada entre las mejores de América Latina, según el más reciente informe de la revista británica Times Higher Education. Puede leer: Las cifras para entender por qué marchan las universidades públicas Actualmente, 53.800 estudiantes reciben formación de alta calidad en las diferentes sedes de la Universidad Nacional de Colombia (Unal), reconocida por rankings internacionales como la número uno del país y un referente para la región. Sin embargo, no todo es color de rosa: la difícil situación económica de la institución, debida en gran parte a la falta de recursos provenientes del presupuesto nacional, es uno de los mayores obstáculos para que más jóvenes puedan llegar a la educación superior. Y es que según un estudio de la universidad, un 36 por ciento de los aspirantes que no logran ingresar a esta alma mater se quedan sin cumplir sus sueños porque no tienen recursos ni otra opción para estudiar. Tras varios meses de posesionarse como la primera mujer a la cabeza de la universidad, la científica Dolly Montoya asegura que “la mejor apuesta que el gobierno puede hacer es fortalecer la universidad pública porque es la que le sale menos costosa, garantiza mayor cobertura y calidad”. Cerca de 50.000 jóvenes presentan el examen de admisión a la Universidad Nacional, pero solo un 10 por ciento consigue un cupo. Dolly Montoya, primera mujer a la cabeza de esta institución, habla sobre los retos de la universidad pública, a propósito de la manifestación en todo el país, que docentes, estudiantes y directivos realizan hoy en las principales vías de las ciudades. Ella, como otros rectores a los que SEMANA entrevistó, se pronunció frente al tema.  Vea en video las 10 razones por las cuales salen a marchar las universidades públicas

SEMANA: ¿Qué espera la Universidad Nacional del gobierno de Iván Duque? DOLLY MONTOYA: Los recursos del presupuesto nacional se han mantenido estables en el tiempo, pero nosotros hemos aumentado la cobertura en 130 por ciento, en parte, gracias a un esfuerzo propio, pero ya no podemos crecer más. Además, tenemos la planta de profesores congelada. La propuesta que le hacemos al nuevo presidente es que si queremos cumplir las metas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos(Ocde), tenemos que mejorar la educación pública, inversión que debe hacerse en formación integral, en docencia, gestión de conocimiento e investigación. En contexto: Paro estudiantil: las universidades públicas, cortas de recursos SEMANA: En cifras, ¿cuál es la magnitud de la Nacional? D.M.: Nosotros tenemos 53.800 estudiantes, 95 programas de pregrado, 365 de posgrado y estamos graduando el 47,5 por ciento de los estudiantes de doctorado de todo el país, pues somos una universidad de investigación. Eso lo demuestran los 995 grupos que se dedican a ello. El 25 por ciento del presupuesto invertido por el Estado lo dedicamos a la investigación. Hacemos 3.000 investigaciones al año. Producimos casi un libro diario para el país. Además, en cada una de las 9 sedes tenemos vocaciones; por ejemplo, en la sede Caribe estamos trabajando en ciencias del mar; en Tumaco y otras de frontera, como la sede Orinoquia o Amazonia, tenemos programas de educación especial para que los estudiantes tengan mayor posibilidad de acceder a la universidad desde su región. SEMANA: Existe la creencia de que los jóvenes ya no quieren estudiar. ¿Cuál es la realidad de esta población en regiones como Tumaco? “Estamos graduando el 47,5 por ciento de los estudiantes de doctorado de todo el país, somos una universidad de investigación”. D.M.: Hay estudiantes que llegan a la sede después de recorrer ocho horas por río, y con ellos la universidad tiene que hacer un esfuerzo mayor para que puedan vivir en la ciudad. En Tumaco se presentaron 3.000 estudiantes y solo pudimos recibir 200. La gran preocupación que le hemos expresado al gobierno nacional es qué hacer con los otros 2.800, sobre todo cuando podemos hablar desde los resultados. Estos estudiantes, después de 3 semestres, logran nivelarse con los de las grandes ciudades, lo que demuestra que lo que hace falta son oportunidades. De hecho, ahorita tenemos un estudiante de Tumaco en la Facultad de Minas de la sede Medellín que tiene matrícula de honor y 4,8 de promedio. Puede interesarle: ¿Por qué salen a marchar los estudiantes? SEMANA: Una gran parte de los colombianos que han podido especializarse en el exterior al regresar al país se enfrentan al desempleo. ¿Desde la academia cómo perciben esta realidad? D.M.: Quienes hemos estudiado en el exterior sabemos que nada nos queda grande, que somos muy buenos y nos podemos destacar. Pero a los colombianos lo que nos hace falta es sistema. Lo que hacen los países desarrollados es establecer su sistema nacional de innovación, en el que están incluidos todos los actores: las universidades, las empresas, la sociedad civil y el Estado. Y todo esto está atravesado por un respeto al medioambiente y un ambiente de innovación. SEMANA: ¿Cómo se puede motivar a más mujeres a estudiar ingeniería o a convertirse en científicas? D.M.: Creo que hay mitos sobre ese tema. Lo que hoy vemos en la universidad es que hay más estudiantes de ingeniería mujeres. A veces se dice que ellas estudian carreras fáciles y los hombres carreras difíciles, pero eso se da cada vez menos. En este país, las mujeres venimos lentamente ganando espacio y luchando contra una tradición en la que el hombre empuja y la mujer va detrás. Puede leer: Dolly Montoya, primera en la historia SEMANA: ¿Qué transformaciones vive la universidad actualmente? D.M.: Estamos empeñados en hacer una transformación digital que nos permita no solo resolver dificultades en organización o administración interna, sino también hacer educación abierta más amplia para llegar a más personas. Por otra parte, hemos notado que como somos una universidad de investigación, nos resulta más difícil informar sobre lo que hacemos a la comunidad. Por ejemplo, nosotros hemos hecho bastante trabajo con comunidades indígenas y afro, pero esto no se visibiliza en los medios porque la ciencia no es noticia. Entonces, creemos que el país necesita una escuela de periodismo científico y estamos pensando seriamente en crear una de posgrado.