Luego de la fuerte polémica desatada por la salida de César Ocampo de la dirección de Colciencias, SEMANA EDUCACIÓN habló con Alejandro Olaya, director encargado, acerca de los retos que quedan en la entidad cuando faltan solo seis meses de este Gobierno.SEMANA EDUCACIÓN (S.E.): Luego de la gran polémica que se dio a principio de año por la insubsistencia de César Ocampo, muchos se preguntan ¿quién es usted y cuál ha sido su papel en el mundo de la ciencia y la tecnología?ALEJANDRO OLAYA (A.O.): Soy economista de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) de Medellín y empecé mi carrera como docente en esa misma institución. Luego de ganar una beca me fui a España a hacer mi doctorado en el área de Ciencias Económicas y Empresariales, enfocándome en crecimiento económico a partir de las variables de ciencia y tecnología.Puede leer: Qué hay detrás del enredo de ColcienciasCuando regresé seguí como docente en la UPB, donde siempre he dictado tres cursos: Política de Ciencia y Tecnología, Gestión de la Innovación y Difusión de la Tecnología. En el 2012 me vinculé al sector público, trabajando durante tres años (2012-2015) en la Gobernación de Antioquía con Sergio Fajardo. Fui el responsable de estructurar y definir la inversión del Fondo de Ciencia y Tecnología del departamento. S.E.: ¿Cómo terminó en Colciencias?A.O.: En el 2015 el presidente Juan Manuel Santos nombra a Yaneth Giha como directora de Colciencias y le llamó mucho la atención cómo Antioquia manejaba las regalías de ciencia y tecnología, así que me pidió que trabajara con ella. En ese mismo año asumí como subdirector general. Creamos el decreto 385 de 2016 de reestructuración de la entidad, donde cambiamos algunas de las direcciones y actualizamos funciones y responsabilidades. S.E.: ¿Por qué se critican tanto las transformaciones que ha sufrido la entidad?A.O.: En 2009 se intentó crear un Ministerio para Ciencia y Tecnología, pero la entidad terminó siendo un Departamento Administrativo que depende de la Presidencia de la República. Eso es algo de lo que se ha criticado porque es el presidente el que dice quién es el director y por lo tanto tiene una connotación política. Muchos quieren que Colciencias tenga estatus independiente, que no tenga nada que ver con el Gobierno, pero eso es casi imposible. El otro punto es que el país ha crecido pero la entidad no ha crecido presupuestalmente al mismo ritmo y eso también causa fuertes críticas. Otro de los cuestionamientos que nos hacen es que se invierte hasta el 70% anual de nuestro presupuesto en formar doctores, en detrimento de los proyectos de investigación, el punto es que con el presupuesto que tenemos es muy difícil tener un balance perfecto.S.E.: ¿Cree usted que tener ocho directores en ocho años da un mal mensaje sobre la estabilidad de Colciencias?A.O.: Primero hay que hacer honor a la verdad, han sido cinco, no ocho, porque los encargados hacen parte de un periodo de transición. La gente mira las turbulencias y los cambios de director, pero miren los ministerios; es muy raro que un ministro dure más de dos años. El mensaje es que hay que despersonalizar el asunto, estamos hablando de 450 personas que trabajan acá, no solo el director.Hay políticas de la entidad que han trascendido décadas, superando los cambios de directores. Por ejemplo, tenemos una política muy fuerte para formar nuevos científicos que nació en 1992 y todavía existe. La política para medir los grupos de investigación nació en 1994, ha tenido modificaciones pero continúa. La medición de revistas científicas también existe desde hace 15 años. Las críticas son válidas pero creo que hay que calificar un poco más la discusión. En contexto: Colciencias tiene nuevo directorS.E.: ¿Cuál es su principal desafío para estos seis meses que quedan del actual Gobierno?A.O.: El primero es cumplirle al país las metas del Plan Nacional de Desarrollo, tenemos 15 compromisos. El segundo es desconcentrar el poder excesivo que tienen los gobernadores sobre el Fondo Ciencia, Tecnología e Innovación del Sistema General de Regalías, ya que no es un secreto que en muchos departamentos ha habido mala ejecución y corrupción. Vía fast track se agregó un parágrafo nuevo en la Constitución que dice que los proyectos de ciencia y tecnología serán presentados por las entidades que hacen parte de estas áreas y no por los gobernadores. El tercero es poder dejarle al país el libro Verde 2030 (una política nacional de ciencia e innovación para el desarrollo sostenible al 2030 en el que se trabajará por los seis Objetivos de Desarrollo Sostenible más urgentes, según la opinión de los colombianos). S.E.: ¿Cuál es el balance de esos compromisos hechos en el Plan Nacional de Desarrollo?A.O.: Cuando llegamos la inversión en actividades de ciencia y tecnología era del 0,5% del PIB, hoy vamos en 0,74% y aunque no vamos a alcanzar la meta del 1%, llegaremos al 0,8%. Para darle un ejemplo, también nos comprometimos a entregar 8.660 becas de maestría y doctorado y vamos en 6.970. En cuanto a publicaciones científicas como porcentaje del PIB había 6 por año, ahora vamos en 10, mientras que en artículo estábamos en 6.700 y ya vamos en 10.000. S.E.: Incrementar el número de publicaciones científicas es un buen indicador pero, ¿cómo se puede medir la utilidad de esas producciones?A.O.: Eso no se puede medir. El artículo científico sistematiza lo que usted hizo y lo que obtuvo, esto quiere decir que ya de por sí hay un aporte de la investigación. Sin embargo, hasta ahora la única forma de medir el impacto es en función de contar el número de citas que tenga el trabajo en otras investigaciones. Todos los países del mundo estamos pensando cómo complementar esas métricas de citaciones con otras más cualitativas.S.E.: La acreditación de alta calidad para las instituciones de educación superior las ha puesto a todas a investigar. ¿Qué tanto ha impulsado eso el avance de la ciencia en el país?A.O.: No soy vocero oficial del Ministerio de Educación, pero le puedo hablar desde mi experiencia. Las acreditaciones generan buenas prácticas dentro de las entidades y promueven una cultura de medición. No hay duda de que una de las variables que más explica la calidad universitaria es la investigación.Sin embargo, creo que no todas las universidades deben investigar. Los mismos rectores han alimentado un debate, que es muy válido: puede haber universidades profesionalizantes y universidades dedicadas a la investigación. Eso tiene lógica porque las instituciones financian las investigaciones con plata de la matrícula de los estudiantes. Es por eso que aquellas que son profesionalizantes destinan recursos a investigar cuando les sería más conveniente invertirlos en mejores profesores, mejores pedagogías, y en general, en hacer mejores profesionales.Le sugerimos: Ya van nueve directores de Colciencias en ocho años de gobierno SantosS.E.: ¿Qué están haciendo ustedes para atraer y financiar doctores, y más importante aún, para que se vinculen al mundo laboral?A.O.: Es un orgullo decir que el 75% de los colombianos que tienen título de doctor lo han obtenido con una beca de Colciencias. Desde 2010 hasta ahora tenemos 3.000 becarios en universidades nacionales y otros 3.000 en el exterior, en eso se han invertido 1,7 billones de pesos. Nos hemos enfocado en crear esa nueva generación de científicos que aún es muy deficitaria, ya que todavía necesitamos otros 10.000 doctores para estar en la tercera posición en América Latina. La empleabilidad de los doctores en Colombia hoy es del 98% pero en un futuro, cuando se supla la demanda y lleguemos a la saturación del sistema, habrá que encontrar un balance entre las becas de doctorado que se otorguen y la inserción laboral de los graduados.Este artículo hace parte de la edición 31 de la revista Semana Educación. Si quiere informarse sobre lo que pasa en educación en el país y en el exterior, suscríbase ya llamando a los teléfonos (1) 607 3010 en Bogotá o en la línea gratuita 01 8000 51 41 41.Para estar enterado sobre las noticias de educación en Colombia y el mundo, síganos en Facebook y en Twitter.