Derecho, Universidad de La Sabana
Luego de un intercambio en Nueva Zelanda, el paisa Cristóbal Soto se convenció de que lo mejor para formarse profesionalmente era dejar la comodidad de su casa en Medellín y estudiar en Bogotá, quería seguir desarrollando la independencia que había adquirido y que consideraba positiva para la formación de su carácter. Estaba indeciso entre Derecho o Economía y al final se inclinó por la primera, con la idea de que, más que adquirir conocimientos, lo que quería era una estructura mental acorde a sus gustos y personalidad, pues le apasionaban la oratoria y los debates.
Luego vino la decisión de la universidad y de entrada le encantó el campus de La Sabana, pero dice que lo que lo convenció fue el plan de estudios de la universidad, que hace énfasis en otras áreas además del Derecho, como, por ejemplo, la economía. “Creo que uno de los errores de los abogados es pensar que el Derecho es todo y eso no es así. Hay que aprender de otras áreas”.
Cristóbal, quien recientemente se graduó y ya está trabajando, dice que también se inclinó por La Sabana porque le prometieron que otra de las apuestas educativas de la universidad es formar buenas personas, y “eso es algo en lo que creo firmemente y que los colombianos debemos cambiar, dejar de lado la idea de que paga ser avispado, para pensar que lo que paga es ser buena persona y buen ciudadano”, enfatiza.
Este abogado asegura que su filosofía de vida consiste en pensar que el éxito se construye y no es una cuestión de suerte, lo cual aplicó a lo largo de su carrera, en donde obtuvo uno de los mejores promedios, así como en las pruebas Saber Pro, para las cuales hizo algunos simulacros, que se reflejaron en un puntaje alto. “Los simulacros sirven porque se aprende la metodología del examen, los cuales no sirven para medir si un estudiante es más inteligente que otro, sino para evaluar la formación adquirida en la carrera”, comenta y dice que, si bien muchos de sus compañeros no les ven la utilidad a las Saber Pro, en su caso, en vez de molestarle, las asumió como un reto y como un agradecimiento a la universidad, pues los resultados les sirven más a las instituciones educativas que a los mismos estudiantes. “No creo haber aprendido nada nuevo con las pruebas, pero sí me dieron más claridad a la hora de tomar decisiones frente a tres opciones y saber cómo descartar una correctamente”, insiste.