Un estudio realizado por Lucas Marín Llanes, Mariana Rodríguez Pico, Darío Maldonado y Sandra García, docentes de la Universidad de los Andes, reveló por medio de los resultados de las pruebas Saber 11 una gran desigualdad en la educación colombiana y que, además, esta se amplió por cuenta de la pandemia de la covid-19.
Según se lee textualmente en la investigación, a través de un modelo, se encontró que la brecha en resultados de las pruebas Saber 11 entre estudiantes que asisten a sedes en zonas urbanas y a rurales aumentó de 0,79 en 2016 a 2,17 en 2020. Esto representa un aumento en la desigualdad del 173 % frente a 2016.
Además, se evidenció “que la desigualdad en las pruebas estandarizadas entre estudiantes del sector no oficial (colegios privados) y oficial (colegios públicos) aumentó en 1,82 percentiles entre 2016 y 2020. Este aumento representa un aumento significativo en la desigualdad del 234 % frente a 2016″, recoge el texto de 35 páginas.
Los docentes que dieron a conocer este estudio concluyeron que una de las acciones que se deben tomar para mejorar y hacer más equitativa la educación en Colombia es priorizar la capacitación a los docentes.
“La pedagogía estructurada que consiste en guías para los maestros con planes curriculares, libros de texto alineados con esos planes, capacitaciones y apoyo constante a los maestros, así como retroalimentación entre pares de forma regular. Los elementos principales de esta estrategia son la formación y el desarrollo profesional de los maestros, enfocados en las prácticas de enseñanza en el aula y la combinación de guías pedagógicas que estén alineadas con los libros de texto de los estudiantes”, se detalla en el estudio.
“Mostramos que la desigualdad en el Saber 11 aumentó en más del 100 % durante el covid en la mayoría de variables. ¡Cualquier gobierno debe comprometerse con recuperar el aprendizaje y cerrar las brechas!”, escribió en su perfil de LinkedIn Lucas Marín, uno de los autores.
En 2020 ya se había denotado una desigualdad en la educación por cuenta de la pandemia. La Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH), presentada por el Dane en octubre de ese año, había revelado que un alto porcentaje de personas de escasos recursos tuvo que dejar de estudiar por cuenta de la pandemia de covid-19.
Luego, el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá hizo un análisis estadístico sobre la información publicada en la GEIH, en lo relacionado con la pandemia y la educación de estudiantes de colegios y universidades del país.
En mayo, junio y agosto de ese año, el porcentaje más alto de personas que no pudo seguir en clases por algo relacionado con el coronavirus fue el de quienes residen en territorios rurales y rurales dispersos, con 55 por ciento en mayo y junio, y 52 por ciento en agosto.
Sin embargo, en julio esto cambió, pues el mayor porcentaje estuvo en las cabeceras municipales, con el 53 por ciento.
La mayoría de las personas que no pudo continuar con sus clases en colegios o universidades vivía en áreas metropolitanas durante “mayo, con 49 %; junio, con 50 %; julio, con 51 %, y agosto, con 47 %. La tendencia nacional oscila entre el 49 % y el 52 %”, decía en su momento el comunicado enviado por el LEE.
Esto corrobora lo mencionado dos años después por el estudio de la Universidad de Los Andes, donde los hogares más vulnerables en cuestión económica y ubicados en zonas rurales son los más perjudicados para tener educación de calidad.