América Latina tiene una deuda con la igualdad de género en el aula. Más exactamente con el hecho de romper estereotipos asociados al aprendizaje por áreas de estudios. A esta conclusión llegaron varios expertos en la materia en el marco del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE), coordinado por la Unesco.Tras analizar 15 países de la región -Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay-, se concluyó que los estudiantes varones tienen ventajas significativas en matemáticas, mientras que a ellas les sucede lo mismo en lectura y escritura. El problema, de acuerdo a estos especialistas, es que esta realidad no es accidental. Mucho menos es el resultado de una cuestión biológica o genética, sino que responde al mantenimiento de brechas asociadas al género que perpetúan desigualdades, tanto para los estudiantes hombres, como para las mujeres.De acuerdo a la investigación, “los bajos niveles de competencias en lectura en los varones incrementan la probabilidad de abandono escolar temprano”, y reducen las posibilidades de estos de acceder a la educación terciaria o se conseguir mayores oportunidades profesionales.En el caso de las mujeres, el bajo rendimiento que presentan en matemáticas provoca que muchas de ellas descarten la posibilidad de estudiar alguna carrera universitaria o formación técnica o tecnológica relacionada a esta rama del saber, como Computación, Ingeniería o Ciencias, que, además, se asocian a mayores ingresos a nivel de salario.Cómo explicó a Semana Educación, María Adelaida Perdomo, cofundadora de la consultora en inclusión y equidad de género Aequales, este fenómeno es lo que se denomina ‘segregación educativa’. A grandes rasgos, se trata de cómo “culturalmente se nos enseña que hay carreras más propicias para la mujer, que además le van a permitir más flexibilidad cuando sea mamá, y a los hombres, una carrera que les permita mantener a su familia”.Para la empresaria, el grado de segregación a este nivel es todavía alto en Colombia. “Por ejemplo, las carreras que más pagan en el país son Administración de Empresas, Ingeniería y Economía, y son los hombres los que más las estudian”. De hecho, y como concluyó el último informe del Observatorio Laboral para la Educación (OLE) del Ministerio de Educación, la brecha salarial entre hombres y mujeres persiste y viene en aumento, con un crecimiento del 1.2 % en los dos últimos años, para el nivel de formación universitario.De acuerdo con el TRECE, el mantenimiento de estas desigualdades de género asociadas al aprendizaje se acrecienta, si el nivel socioeconómico de la escuela es bajo; si institución educativa está ubicada en una zona rural; si el colegio es oficial; si el estudiante pertenece a los estratos más bajos; si la madre de este no tiene un nivel alto de estudios y si los padres tienen expectativas pobres sobre el nivel educativo que debe alcanzar su hijo.María Teresa Villanueva, quien dirige la iniciativa de empoderamiento económico de la mujer del Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), apuntó a esta publicación que para acabar con esta segregación es fundamental que la familia y la escuela trabajen conjuntamente para erradicar ciertas preconcepciones de lo que puede y no puede hacer un niño y una niña, respectivamente, a nivel de formación. “Cómo se motiva a una estudiante para que pueda aprender matemáticas; cómo se le dice ‘tú puedes ser tan buena en el deporte como un hombre’; cómo a un niño se le dice ‘si te gusta la cocina, puedes ser cocinero’; cómo rompemos ese estereotipo de que las niñas están hechas para hacer unas cosas y los niños otras”.