El alcance del documental-película superó incluso las expectativas de su director y realizador Germán Doin, un joven argentino de 27 años, ambicioso, crítico e innovador. Además del éxito en internet -‘La Educación Prohibida’ ya se acerca a los 12 millones de reproducciones- la fuerza de los planteamientos de esta pieza pusieron en boca de todos los mayores retos de la educación, sus limitaciones, equivocaciones y nuevas posibles formas. Una reflexión necesaria. Pero el documental fue solo el comienzo. Tras la abrumadora reacción de todos los interesados en las nuevas experiencias educativas había que poner manos a la obra. Reevo, una innovadora red social de conocimiento de construcción colectiva, es la respuesta a ello. SEMANA Educación habló con Germán Doin, quien estará en Bogotá el próximo 29 y 30 de abril como conferencista invitado a la Cumbre Líderes por la Educación. SEMANA EDUCACIÓN: En agosto se cumplen dos años del lanzamiento del documental, ¿cómo ha decantado ‘La Educación Prohibida’? Germán Doin: Nosotros no imaginamos el éxito que alcanzaría a tener, pero sí trabajamos para que tuviera determinada visibilidad. En las primeras dos semanas tenía dos millones de visitas. El impacto fue muy grande. Claramente el objetivo no era comercial, queríamos generar reflexión y promover una transformación educativa. Esto fue lo más importante que generó, la gente a favor, en contra. Ha puesto la educación en el debate. S.E: Para el documental realizó múltiples entrevistas en Latinoamérica, ¿cómo ve la educación en la región? G.D: Tiene una diversidad increíble, una riqueza cultural presente en las escuelas. Sus sistemas educativos no difieren tanto, lo que se pretende es bastante homogéneo y ese es el problema. No podemos educar a todas las personas por igual, menos en una región tan diversa y cultural. Con la crisis económica y política vemos que evidentemente hay un sistema que está llegando a su fin. Nuestro aporte es buscar esas vías en la educación. S.E: ¿Reevo es una forma de buscar esas vías? G.D: Sí, el objetivo de la película era más grande que la pieza misma. Podemos decir que se transformó en un proyecto social que es Reevo. Reevo no tiene fines lucrativos y al ser red cada persona que se acerca trae algo nuevo, distinto. Es la continuación de este proyecto, una red de educación alternativa que propone el traslado de la educación a un lugar virtual, y la construcción de un movimiento social. Es una plataforma virtual para conectar a la gente a los recursos, a los maestros, y a otras redes territoriales; fomenta la realización de talleres de formación alternativa. Tiene un sentido de transformación social: para cambiar el mundo hay que cambiar la educación. S.E: ¿Cómo fue su experiencia como estudiante? G.D: Nunca hice una carrera de cine porque no me aceptaron en el examen de ingreso. El mismo año que comencé a hacer esta película me presenté a la universidad y no pasé. Mejor, digo yo, porque no hubiera podido hacer ‘La Educación Prohibida’. Yo en la escuela era muy buen estudiante, pero también muy crítico, veía cosas que no me agradaban y la decían. Yo tenía facilidad para el estudio pero a mis amigos tenía que ayudarlos porque les costaba trabajo y me parecía injusto que el sistema no estuviera pensado para todos. No se piensa en las diferencias y eso fue lo que más me motivó a buscar experiencias alternativas. Eso y que para mí había muy pocos contenidos de valor en las escuelas, todos eran muy teóricos y no muy prácticos. Es que el sistema no tiene en cuenta a los docentes, ni alumnos, ni padres. De eso se trata la película. No de echar culpas ni de señalar al ministro o a los padres, sino al sistema entero, que es más difícil de cambiar. El propósito es que empecemos a cambiar todos nosotros y juntos encontremos como transformar lo demás. S.E: ¿Cómo comienza ese camino? G.D: Uno ve adultos que no son autónomos, no saben elegir. Probablemente son adultos criados en ambientes donde no tenían elementos de libertad ni espacios de encuentro, sensibilidad o expresión. Las experiencias educativas como las que se muestran en el documental tienen elementos que pueden ayudar a transformar los valores aplicados, pueden ayudar a eliminar los exámenes y calificaciones; pueden estimular los espacios democráticos de reflexión permanente. Nosotros en Reevo creemos que eso puede ayudar a cambiar la educación, y proporcionamos la plataforma para que se conozcan, empiecen a discutir y salgan de situaciones aisladas, que se encuentren con maestros y universidades. El trabajo en red es importante y valioso y vale la pena apostarle a eso. S.E: ¿Le gustaría ser docente? G.D: No en el sentido formal de la palabra. Me gustaría ser educador y en el sentido amplio ya lo estoy haciendo. Alguna vez un profesor me dijo “eres educador, pero tu herramienta es otra”. Tal vez por el impacto que hemos tenido seguiremos haciéndolo de esa manera, desde una amplia mirada. S.E: ¿Cómo educaría a sus hijos? G.D: Tengo una hija de un año, nació casi al tiempo que estrenamos la película. Pienso que la coherencia es lo más importante, no es que haya un solo modelo. Hay que preguntarse cuál es el mundo que uno quiere ver y educar con relación a ese mundo. Yo quiero ver un mundo donde la gente se porte bien, haya confianza y nadie esté oprimido. Así tengo que relacionarme con mis hijos, con mis estudiantes. En esa lógica vamos descubriendo el camino que también tiene que ver con la situación de nuestro país.