Aprender una segunda lengua se ha convertido prácticamente en una necesidad. Por un lado, es una cualidad bastante valorada en el ámbito laboral, además, resulta de gran ayuda al momento de realizar viajes internacionales.
El inglés se ha posicionado como el idioma universal, de manera que los no nativos se esfuerzan por aprenderlo. Así, logran entablar conversaciones con personas de otras partes del mundo en un idioma común.
En países como Colombia, por ejemplo, el inglés se enseña desde el colegio, sin embargo, no todas las instituciones cuentan con programas igual de desarrollados para garantizar que sus estudiantes finalicen la etapa escolar siendo completamente bilingües. En consecuencia, a menudo tienen que continuar con su formación en otros centros educativos.
Por esta razón, las metodologías han venido evolucionando. De hecho, han adoptado herramientas como la inteligencia artificial y la realidad virtual con la intención de potenciar la enseñanza y el aprendizaje de idiomas.
Según explicó a SEMANA Mike Mayor, director senior de Escala Global de Inglés en Pearson, tanto la IA como la RV están desempeñando un papel cada vez más importante, el cual seguirá creciendo en los próximos años.
“La realidad virtual es una excelente manera de llevar el mundo exterior al aula (que es lo que a menudo intentamos hacer en el aula de idiomas): simular experiencias de la vida real y permitir que los estudiantes practiquen hablar. También se ha demostrado que beneficia a los estudiantes más débiles que pueden carecer de confianza y que pueden asumir una persona diferente en el mundo virtual, y de esta manera pueden practicar hablar en un entorno seguro. Actualmente, el precio de los auriculares es el principal obstáculo, pero esto cambiará, sin duda, con el tiempo”, expuso Mayor.
En cuanto a la inteligencia artificial, comentó que está teniendo un papel bastante disruptivo en la educación en general: “Los estudiantes, maestros y editores todavía están tratando de descubrir la mejor manera de integrarla en lo que están haciendo actualmente. Parece que prohibir su uso en la educación no es el camino a seguir, pero los estudiantes necesitan aprender (y que se les enseñe) cómo usarla para apoyar el aprendizaje (en lugar de simplemente proporcionar la respuesta, por ejemplo, un ensayo, a una pregunta)”.
“Hay varios programas que ahora aprovechan el poder de la inteligencia artificial para la tutoría, proporcionando preguntas guía para apoyar el aprendizaje, en lugar de simplemente proporcionar la respuesta. En este momento, Open AI no es lo suficientemente estable ni confiable como para ser utilizado ‘en bruto’ en exámenes de alto riesgo, por lo que la inteligencia artificial que vemos en evaluaciones de alto riesgo es más restringida y realmente cae bajo el término de ‘aprendizaje automático’, en el que muchos humanos han estado involucrados en el entrenamiento del programa para calificar respuestas habladas y escritas”, agregó el experto.
¿Cómo aprovechar la IA y la RV en el aprendizaje de idiomas?
De acuerdo con Mayor, una forma clave en la que se pueden utilizar estas herramientas modernas es para apoyar el autoaprendizaje y extender el proceso de aprendizaje fuera del aula.
“Se necesitan muchas horas para dominar un idioma y las horas de contacto en clase son bastante limitadas. Al proporcionar práctica adicional fuera del aula, se permite a los estudiantes progresar más rápidamente (y consolidar el aprendizaje en clase), tomar más control de su propio aprendizaje y ofrecer herramientas que pueden ser utilizadas después de que hayan dejado la educación formal. Generalmente, son una opción más económica que la tutoría privada”, precisó.
En esa línea, sostuvo que con la IA “se puede dar una retroalimentación más rica (sin la intervención de un profesor humano)”. A su vez, también ha permitido a los estudiantes “practicar hablar y escribir (con retroalimentación) sin un profesor, lo cual no siempre fue posible en el pasado, cuando el autoestudio básicamente consistía en el aprendizaje de habilidades receptivas (lectura y escucha), gramática y vocabulario”.
“Aunque no abogaría por el uso de la tecnología por el simple hecho de usarla, creo que los profesores necesitan reconocer que es una parte tan importante de la vida de los estudiantes que tiene sentido incorporarla en la enseñanza de idiomas como una forma de involucrar, motivar y mantener relevante el aprendizaje”, apostilló.
La confianza en el aprendizaje de idiomas
Dejando de lado las herramientas y metodologías, un elemento crucial, de acuerdo con Mayor, para aprender idiomas es la confianza.
“Hay mucha evidencia que respalda la afirmación de que la confianza tiene un impacto en la motivación y el progreso de los estudiantes. Uno de nuestros objetivos al desarrollar la Escala Global de Inglés fue proporcionar a los maestros herramientas y recursos que les permitan construir la confianza de sus estudiantes”, resaltó el experto.
En ese sentido, detalló que hay cuatro áreas clave:
1. Asegurarse de que los estudiantes estén trabajando en el nivel adecuado de desafío
Significa proporcionar la cantidad adecuada de desafío para garantizar que un estudiante esté progresando.
“Si no hay suficiente desafío, permanecerán en el mismo nivel sin avanzar. Demasiado desafío, fracasarán constantemente. Para garantizar que estemos trabajando en el nivel adecuado de desafío, primero debemos ubicar a los estudiantes al comienzo de un programa de aprendizaje, para saber qué funciones del lenguaje son las quedemos enseñar”, explicó Mayor.
2. Establecer objetivos de aprendizaje ‘SMART’
Se refiere a objetivos específicos, medibles, alcanzables, realistas y con límite de tiempo). “Hay evidencia que sugiere que, al compartir los objetivos de aprendizaje con los estudiantes al comienzo de una lección, retendrán más y progresarán más”.
3. Permitir que los estudiantes experimenten el éxito
Según Mayor, los estudiantes (especialmente los adultos) a menudo tienden a decir que no son buenos para aprender inglés. No obstante, menciona que dicha creencia configura una “mentalidad fija” y sugiere que algunas personas nacen con una habilidad natural para aprender idiomas y otras no.
“En general (a excepción de trastornos neurológicos), no hay razón por la cual alguien no pueda aprender inglés. Esta ‘mentalidad fija’ suele ser el resultado de malas experiencias de aprendizaje en las que han fracasado muchas veces. Necesitamos fomentar una ‘mentalidad de crecimiento’ en la que los estudiantes tengan confianza en que pueden progresar (aunque sea difícil y tome muchos años). Establecer objetivos a corto plazo y celebrar éxitos a corto plazo es una forma en que podemos permitir que nuestros estudiantes experimenten el éxito y la alegría de progresar”, expuso Mayor a SEMANA.
4. Hacer que los estudiantes reflexionen sobre su aprendizaje
Finalmente, el experto hizo énfasis en que los estudiantes “necesitan apropiarse de su viaje de aprendizaje”. Para ello, también deben reflexionar sobre los conocimientos adquiridos en cada lección, pues se trata de una forma de autoevaluación.
“Les da la oportunidad de revisitar cualquier cosa sobre la que no estén seguros y, nuevamente, hay evidencia de investigación que sugiere que esta autorreflexión tiene un impacto directo en el progreso del estudiante”, subrayó.