La polémica sobre cómo se deben inculcar valores en los colegios no es nueva, aunque en las últimas semana se haya recrudecido debido al mandato de la Corte Constitucional que obliga a modificar los manuales de convivencia.Recrudecido y polarizado, porque no hay político que se precie que no haya salido al ruedo mediático en estos días a opinar sobre si se debe o no incluir en estos documentos internos de los colegios la perspectiva de género (que no ideología). Los que la desacreditan la consideran un ataque directo contra de las creencias cristianas y la familia tradicional.Le puede interesar: ‘Sesión de control al Gobierno por la polémica de los manuales de convivencia: minuto a minuto‘.Efraín Torres Plaza pertenece a este último grupo, pero entró a formar parte de él mucho antes de que explotara la polémica. Desde el 27 de mayo este economista cristiano hasta ahora anónimo busca que en las instituciones de educación oficiales la Biblia se convierta en la única fuente por medio de la que los niños aprendan sobre la familia y el matrimonio.Con un referendo busca modificar el artículo 42 de la Constitución en el que se define el término ‘familia’ a nivel jurídico como el núcleo fundamental de la sociedad y otras disposiciones relacionadas con su definición. Torres Plaza pide que entre las diferentes disposiciones que incluye, se incluya el siguiente párrafo: “La Familia, el matrimonio y la unión se origina exclusivamente en la complementariedad entre hombre y mujer, las instituciones educativas enseñaran sus fundamentos establecidos en la Biblia, cuyos principios no son discriminatorios, toda persona tiene libertad de expresar públicamente estas enseñanzas. Los presupuestos y recursos públicos no se utilizan para eventos, publicidad o para promover las relaciones del mismo sexo”.Otra de las demandas de la iniciativa afectaría directamente a los colegios públicos y privados del territorio. Quiere que se incluya lo que él denomina el “pensamiento cristiano” que recoge el libro sagrado en lo relacionado con la unión, el matrimonio y la familia, porque “las parejas del mismo sexo no son uniones, ni matrimonios, ni familias”. Enseñanzas que, según Torres, “no son discriminatorias”.Torres Plaza, que nada tiene que ver con el representante de la Cámara Efraín Plaza, necesita reunir 1.736.100 firmas con fecha límite el 27 de noviembre para que la Registraduría apruebe el proyecto de referendo y pase al congreso bajo la figura de proyecto de ley. Por ahora, según le dijo a varios medios, tiene 50.000.Quizá quiera leer: ‘Cinco puntos para entender el manual de educación sexual‘Sin embargo, parece poco probable que, aunque logre sumar las firmas que necesita, esta iniciativa llegue a buen puerto una vez haya que votarla en la Cámara. El por qué sienta sus bases en la Carta Magna colombiana que establece que Colombia es un estado aconfesional. Es decir, que no confiere ningún reconocimiento jurídico especial a un credo específico por lo que todas las religiones tienen un estatus de igualdad ante la ley.Asimismo, el artículo 19  garantiza la libertad de culto. Esto supone que existe un mandato constitucional que impide otorgar un tratamiento especial a una religión específica, una realidad que ratificó la sentencia C 350/94 que estableció un “Estado laico, con plena libertad religiosa, garantizado por una estricta separación entre el Estado y las iglesias, así como la igualdad de derecho de todas las confesiones religiosas frente al Estado y el ordenamiento jurídico”.Sin embargo, según voceros del Ministerio de Educación (MEN), es importante diferenciar entre las instituciones de educación privadas y oficiales. Mientras que en las primeras rige el principio de autonomía, por el que las directivas son libres de imponer la práctica de algún culto de forma independiente, las segundas están sujetas al mandato de la Constitución de 1991.Le puede interesar: ‘La ideología de género no existe‘