La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) publicó un documento en el cual sostiene que los gobiernos deben impulsar su inversión en educación para abordar las fuentes de desigualdad de oportunidades.
“Esto ayudaría a crear un campo de juego más nivelado para que las personas de todas las edades adquieran las habilidades que impulsan mejores empleos y mejores vidas”, dijo la entidad.
De acuerdo con la Ocde, en promedio, en todos los países, el gasto en instituciones educativas ascendió a aproximadamente US$ 9.300 por estudiante en el nivel preescolar en 2018; US$10.500 a nivel primario, secundario y postsecundario no terciario, así como a US$ 17.000 a nivel terciario.
“El sector público financia en promedio el 90 % del gasto total en instituciones primarias y secundarias, a menudo obligatorio en la mayoría de los países de la Ocde, y el 66 % a nivel terciario”, dice el análisis.
El documento, llamado Education at a Glance 2021, dice que uno de cada cinco adultos en los países de la Ocde no ha obtenido la educación secundaria superior y, en algunos países, una parte significativa de los niños abandona la escuela antes de tiempo.
“En 2019, al menos uno de cada diez jóvenes en edad escolar no asistía a la escuela en aproximadamente una cuarta parte de los países de la Ocde, pero algunos países han avanzado: entre 2005 y 2019, la tasa de no escolarización en el nivel secundario superior se redujo en más de 15 puntos porcentuales en México, Portugal y Rusia”, dice el texto.
El análisis resalta que el estatus socioeconómico tiene un mayor impacto en las habilidades de alfabetización de los jóvenes de 15 años que el género o el país de origen, pero algunos sistemas educativos son mucho más resistentes a las desventajas sociales que otros, dice el informe.
El estatus socioeconómico también tiende a influir en la orientación del programa que persiguen los estudiantes y los que no tienen padres con educación terciaria tienen más probabilidades de seguir trayectorias profesionales en el nivel secundario superior.
“Quienes no tienen educación secundaria superior se enfrentan a desventajas en el mercado laboral. En 2020, la tasa de desempleo de los adultos jóvenes que no habían completado la educación secundaria superior era casi el doble que la de aquellos con calificaciones más altas”, explica el texto.
“La pandemia de la covid-19 ha afectado duramente a nuestros sectores sanitario, económico y social, y ha puesto de manifiesto algunas debilidades sistémicas que obstaculizan una auténtica movilidad social”, dijo el secretario general de la Ocde, Mathias Cormann, al presentar el informe en París.
“La igualdad de oportunidades es un ingrediente clave para una sociedad democrática fuerte y cohesionada. A diferencia de las políticas que abordan las consecuencias, la educación puede abordar las fuentes de desigualdad de oportunidades. Impulsar la inversión en una educación mejor y más relevante será clave para ayudar a los países a lograr prosperidad económica y social a largo plazo”, añadió.
En cuanto a la migración, el documento sostiene que el origen de los inmigrantes tiende a influir en las trayectorias de aprendizaje, mientras que las perspectivas de empleo de los adultos nacidos en el extranjero varían mucho de un país a otro, según el informe.
De hecho, en casi todos los países con datos disponibles, la tasa de finalización de la educación secundaria superior de los inmigrantes de primera o segunda generación fue más baja que la de los estudiantes sin antecedentes de inmigración.
“Los resultados del mercado laboral varían mucho para los adultos nacidos en el extranjero con diferentes niveles de educación, lo que refleja la oferta y la demanda de diferentes habilidades, las dificultades que enfrentan los adultos nacidos en el extranjero con educación terciaria para obtener reconocimiento por su educación y experiencia obtenidas en el extranjero, y expectativas salariales más bajas de trabajadores extranjeros en algunos países”, dijo la Ocde.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es la desigualdad de género, pues los niños tienen más probabilidades que las niñas de repetir un grado y de tener un rendimiento inferior en lectura, y es menos probable que completen la educación secundaria superior.
“Los niños suelen estar sobrerrepresentados en las trayectorias profesionales y es menos probable que ingresen y se gradúen de la educación terciaria. Las mujeres también superan en número a los hombres en las tasas de participación en el aprendizaje formal de adultos. Sin embargo, sigue siendo menos probable que tengan empleo y ganen menos que los hombres en todos los niveles de logro educativo y en los países de la Ocde, incluso entre los que se han graduado en el mismo campo de estudio”, dijo la entidad.