La excomisionada de Educación de Ontario, Avis Glaze, quien a lo largo de su carrera ha asesorado a diferentes jurisdicciones de países como Alemania, Canadá, Escocia entre otros, considera que, para mejorar los niveles de equidad en un sistema educativo, los gobiernos deben concentrarse en unos objetivos específicos y no intentar abarcar muchos frentes, pues terminarán alcanzando malos resultados en todos. Si el problema es de recursos, Glaze asegura que dos elementos fundamentales en los que deben concentrarse son el mejoramiento de la efectividad educativa y el desarrollo de liderazgo en los directivos de los colegios. “Los rectores son responsables de sus escuelas y saben perfectamente lo que la comunidad necesita. Ellos solo quieren aprender cómo transformar sus entornos y en eso deben invertir los gobiernos”, dice.

Además, explica que es fundamental que las escuelas trabajen en la equidad, pues no se puede alcanzar la excelencia si aún persisten las brechas sociales y económicas. “Tenemos que asegurarnos de que la pobreza no condicione el destino de un niño o una niña, ni debemos nunca subestimar su potencial. Ellos solo necesitan tener acompañamiento profesional para alcanzar todo lo que se proponen”, agrega la experta en educación, para quien las bajas expectativas que históricamente han tenido los entornos más pobres se deben a que no han tenido modelos a seguir ni se han rodeado de personas que los motiven a conseguir un futuro diferente. Allí, los profesores tienen un rol determinante. Por esto, Glaze considera que la formación que se le dé a los maestros debe ser personalizada, pues cada uno tiene una necesidad diferente. Algunos requerirán conocimientos sobre cómo mejorar los niveles de disciplina de sus estudiantes, otros sobre herramientas tecnológicas u otros sobre pedagogías para enseñar a escribir, a razonar o a argumentar, por poner algunos ejemplos. “Los profesores saben lo que saben y lo que no saben. Por eso hay que escucharlos para diseñar sus programas de capacitación”, asevera. Por último, el otro elemento trascendental para mejorar los resultados educativos es ganarse la confianza pública de los padres y las comunidades en el sistema de educación. Los padres quieren ayudar a sus hijos y si se les involucra en su educación y en sus colegios, los resultados serán ampliamente mejores. Las estrategias para alcanzar ese objetivo son múltiples. Desde escuelas de padres, hasta festivales comunitarios en los entornos educativos. El caso, concluye, es que los padres se sientan comprometidos y quieran con convicción enviar a sus hijos a las escuelas públicas.