Un movimiento estudiantil que venía gestándose meses atrás tomó las riendas de su futuro: semanas después de la posesión del presidente Iván Duque y ante la crisis financiera que destaparon los rectores de las universidades públicas, los estudiantes se unieron. Convocaron marchas y le presentaron al país no solo un sólido conjunto autodenominado el “Frente Amplio por la Defensa de la Educación Pública”, sino también un nuevo paro nacional que, hasta la fecha, tiene en situación de anormalidad académica la mayoría de los claustros del territorio. 63 días después de instaurada la decisión de cesar actividades y más de 10 manifestaciones realizadas, el 13 de diciembre volvieron a las calles para terminar el año con una última marcha. Esta vez, no todas las plataformas estudiantiles la convocaron. Los organizadores fueron los miembros de la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior (Unees). Para contexto: Estos son los consensos a los que ya llegaron gobierno y estudiantes en la mesa de diálogo El último esfuerzo La protesta, que se realizó en las principales ciudades del país, se hizo bajo la consigna de demostrar que aún falta trecho para lograr subsanar el déficit histórico que tienen las universidades públicas, por lo que todavía no hay acuerdo pactado con el Gobierno Nacional. Además, los estudiantes marcharon por un tema más: para rechazar el asesinato sistemático de los líderes sociales. En Bogotá, los manifestantes se reunieron a las 12 del día: primero en la Universidad Nacional, lugar en el que hicieron un picnic “pre-marcha”. Luego, sobre las 3 de la tarde dieron inicio a la movilización. Caminaron por los sectores de Teusaquillo y Las Nieves hasta llegar al Parque de los Periodistas, en la estación de Las Aguas. En la manifestación se dieron choques entre sus participantes y los agentes del Esmad. Esto causó el cierre de vías y estaciones de TransMilenio.
Pese a que los estudiantes fueron conscientes de que la época decembrina les jugaba en su contra, la marcha prosiguió. Teniendo en cuenta lo anterior, Alex Flórez, uno de los voceros del movimiento estudiantil y miembro de la Federación Nacional de Representantes Estudiantiles (Fenares) expresó que aunque no todas las plataformas impulsaron esta movilización social, “marcharon las universidades que sintieron que tenían fuerzas para hacerlo”. Y a diferencia de las protestas anteriores, los trabajadores asociados a la Central Unitaria de Trabajadores (Cut), una de las organizaciones sindicales más grandes del país y que ha mostrado en repetidas ocasiones su apoyo al movimiento estudiantil, está vez no acompañó la marcha. “Se debe reconocer la relevancia de la movilización que hemos realizado en el país, al calor de la reforma tributaria regresiva, de las exigencias justas del movimiento de los universitarios y en general de diversas políticas del gobierno. Pero por la temporada de fin de año asumimos un receso en la movilización y estaremos reiniciando en el mes de enero de 2019”, mencionó Diógenes Orjuela, presidente de la Cut. Además de lo mencionado por Orjuela, la cantidad reducida de manifestantes también fue producto de que las universidades suspendieron semestre o bien mandaron a vacaciones a sus estudiantes. De manera que muchos de ellos volvieron a sus regiones y así las cosas, los universitarios en las calles de Bogotá fueron alrededor de 800, pocos a comparación de marchas como la del 10 de octubre, una que, se dice, registró cerca de 14.000 personas. Pese a que las condiciones no estuvieron a su favor, para los estudiantes de la Unees esta marcha no se trata de ellos únicamente. En cambio, es guiño a la sociedad colombiana sobre lo que se viene en 2019 para el movimiento estudiantil. “Esta marcha se hizo para demostrarle a la comunidad que el próximo año seguiremos movilizándonos. Esta plataforma (Unees) se caracteriza por ser demasiado amplia y diversa. Entonces [la última marcha] no fue para hablar de una sola plataforma, sino para sacar la cara por todo el movimiento”, dijo Santiago Caicedo, representante de la Unees. Los 6,2 billones de pesos que lograron los estudiantes en 2018 Las más de 14 sesiones que lleva el Gobierno Nacional y los estudiantes universitarios han dado frutos. Sobre esto, Caicedo expresó que “existen avances importantes, sin embargo insistimos en que el problema real es la base presupuestal”. Sin embargo, aquellos “avances importantes” que menciona el estudiante del Politécnico Jaime Isaza Cadavid, lo son realmente. Aunque aún no hay acuerdo firmado, es un logro de la mesa de diálogo que en los próximos años las universidades públicas y las instituciones técnicas y tecnológicas (Ittu) tengan alrededor de 6,2 billones de pesos para distintos rubros durante el cuatrienio Duque. Si en un momento las universidades se vieron con los bolsillos vacíos, las cifras muestran que los próximos años habrán recursos de dónde agarrar. Los preacuerdos de hace varios días se modificaron y ahora son más billones, según explicó Diego Cortés Valencia, asesor de la mesa de diálogo y miembro de la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles (Acrees). Según Cortés, en la mesa se decidió que de los 250.000 millones para Colciencias, ahora tendría 1’,050.000 billones durante los cuatros años de este gobierno. Se mantienen los 250.000 millones provenientes de las regalías, y el resto de los recursos provienen de los dineros que no se ejecuten del Presupuesto General de la Nación. A esto se le suman los 1,25 billones provenientes de regalías, que se repartirán: la mitad en 2019 y la otra mitad en 2020. Cabe recordar que estos dineros solo se podrán utilizar para infraestructura y para proyectos regionales de las universidades. (Para profundizar en este tema: Las dudas de los estudiantes sobre los 2 billones de regalías para la educación). En estos cálculos también entra el logro más importante del movimiento estudiantil: la consecución de 2,3 billones de pesos a la base presupuestal (teniendo en cuenta la inflación). En un principio los universitarios pedían 3,2 billones para el funcionamiento y un acuerdo de pagos para cubrir el déficit histórico de 15 billones de pesos. En la mesa de diálogo acordaron aumentar los recursos anteriormente firmados con los rectores. De manera que las transferencias de la Nación se harán de la siguiente forma: para 2019 serán 3.5 puntos porcentuales por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC), para 2020 será de 4, 2021 de 4.5 y 2022 de 4.65 puntos más por encima del IPC. Así, durante el cuatrienio serán 2’394.548 billones de pesos. Además, siguen vigentes los 49.000 millones para 2019 provenientes de los excedentes de las cooperativas, 500.000 millones (para los cuatro años) para saldar las deudas de las universidades y un billón de pesos para inversión, dotación y compra de equipos, entre otros. La agenda del movimiento universitario continuará en 2019. Entre las obligaciones del próximo año está resolver cómo se repartirá esta cuantiosa suma y hacer veeduría, tanto al gobierno como a las universidades públicas.