El proyecto se titula “Dispositivo de enseñanza para personas en condición de discapacidad” y nace de un trabajo de campo en donde se aplicó la metodología Design thinking para ahondar en los problemas o necesidades de los usuarios.

El objetivo de la metodología ‘Design thinking’ es el humano y la creatividad para dar respuesta a una necesidad. Por esta razón, se desarrolla en cinco fases cruciales: entender, definir, idear, prototipar y testear. Adicionalmente, desde el proceso de ideación, la propuesta debe ser deseable, factible y viable.

En el año 2019, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación lanzó una convocatoria en la que el equipo de centralistas líderes del proyecto se presentaron definiendo el tablero macro con dos vertientes o funcionalidades. Finalmente, y luego de varias semanas, recibieron la noticia de haber obtenido la patente con una vigencia de 20 años.

La iniciativa fue posible gracias al trabajo del equipo conformado por William Moscoso, profesor centralista; Sebastián Quintero y Cristian Marín, egresados de ingeniería electrónica, y Jairo Romero, experto en innovación, quienes son los artífices del dispositivo.

En el año 2018 inició el proyecto y este año recibió una patente por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC). Estos tableros, además de impactar en el ámbito académico, impactan el ámbito social. Este trabajo busca mejorar la calidad de vida y de aprendizaje de personas sordomudas.

El profesor de ingeniería electrónica William Moscoso expresó: “Realmente se nota un trabajo interdisciplinario entre la ingeniería y la pedagogía. Esta es la segunda patente que tengo con la Universidad y estoy muy feliz porque contribuye a una problemática social”.

Adicionalmente, el profesor Moscoso explica que el proceso de los tableros fue acompañado por las profesoras del colegio IED San Francisco de la sede A. Este colegio maneja un modelo pedagógico de inclusión con estudiantes sordomudos.

Por su parte, Cristian Marín, egresado, funcionario y uno de los lideres del proyecto, exaltó su felicidad frente a este logro. “Con este proyecto buscamos que la tecnología no fuera tan costosa, sino enfocada a lo didáctico y lo modular. Realmente es muy satisfactorio poder implementar la ingeniería para realizar proyectos que solucionen problemáticas puntuales, en particular con los niños”, afirmó Marín.

Cada tablero tiene su función y público objetivo. Se describen de la siguiente manera:

El primero de ellos permite establecer de manera dinámica, a través del uso de fichas, relaciones entre lenguaje de señas, imágenes y palabras en castellano.

Además, este tablero tiene una serie de luces similares a los colores de un semáforo en su parte derecha. Las luces ayudan, de manera interactiva, a indicar si la persona está realizando adecuadamente la relación.

El segundo tablero le permite al estudiante armar oraciones con tarjetas usando un funcionamiento similar al de un sensor. De esta manera, se le facilita el trabajo tanto al estudiante como al profesor, ya que este explica de forma detallada y explícita.

Este segundo tablero, a diferencia del primero, está dirigido a un público más grande como, por ejemplo, estudiantes de bachillerato.

Los tableros tienen unas baterías que tienen la duración de carga necesaria para toda la jornada escolar. Una vez terminado el tiempo de estudio, estas baterías se retiran de los tableros y se recargan.