El debate más sobresaliente en torno a la educación superior pública este año ha sido la necesidad de presupuesto, que pasó de ser un tema marginado a hacer parte de la agenda nacional. Muchos sectores claman para que se salven las universidades públicas argumentado que esto solo será posible si el Estado les gira recursos que asciendan a los 3.2 billones de pesos (únicamente en funcionamiento). La discusión es compleja no solo por ser de corte financiero, sino también porque pone el foco en una incógnita: ¿cómo se distribuyen las transferencias de la Nación entre las universidades? El asunto no es secreto, lo conocen los 32 rectores de los claustros superiores desde 1993, año en que se definió la ley 30 que cobija las universidades. La forma en cómo se reparten las transferencias de la Nación no cuenta con unos criterios técnicos, según explicó García. Es, en realidad, un resultado histórico: se distribuyó el dinero según la composición de cada universidad en 1992. Pero el gobierno de ese entonces no tuvo en cuenta que estas instituciones también crecerían. Por ello, por haber sido una universidad pequeña en su momento, la Distrital recibe poco aporte del Estado. Sin embargo, fue Ricardo García, rector de la Universidad Distrital, quien revivió la problemática en medio de la coyuntura del paro estudiantil nacional. Desde el pasado 26 de noviembre, García hizo un llamado de atención oficial: a la Distrital le toca 0,7% del total de los recursos que el Estado reparte entre todas las universidades públicas. Es decir, dentro del presupuesto interno de esta universidad, el aporte de la Nación solo representa el 9% del total. Mientras, casi el 70% de este lo entrega el Distrito y el resto lo aportan ellos mismos o lo adquieren de excedentes de diversos impuestos a lo largo del año. “Del acuerdo que hizo el presidente Iván Duque con los rectores a nosotros solo nos van a tocar alrededor de 650 millones de pesos el próximo año. Es más, por mucho y con lo que logren los estudiantes nos llegarían máximo mil millones para el 2019 provenientes de transferencias de la Nación”, dijo García. Por ello, el rector de la Distrital entregó una propuesta al Concejo de Bogotá para aumentar su presupuesto este cuatrienio: “Para 2018, las transferencias de la Nación fueron equivalentes a $ 20.705 millones, mientras que los aportes del Distrito correspondieron a $218.676 millones. Por ello propuse aplicar el mismo acuerdo del aumento de 3 puntos porcentuales por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que se fijó con los rectores, se haga también con los aportes que hace el Distrito a la universidad”. Así las cosas, García se acercó a su mayor contribuyente para aumentar su base presupuestal y no caer en huecos financieros. “No tenemos déficit histórico. Nosotros no tenemos faltantes que estemos obligados a pagar, pero en 2019 sí van a crecer los gastos obligatorios alrededor de 30.000 millones”. Sobre estos cálculos el Concejo de Bogotá decidió que, si bien no se van a aumentar puntos porcentuales cada año, desde 2019 hasta 2022, sí habrá un incremento para el próximo año. Se espera entonces que para 2019 la base presupuestal de la Universidad Distrital crecerá 3.5 puntos porcentuales por encima del IPC, lo que equivaldrá a 6500 millones. De manera que su base pasará de 227.000 millones a 233.500 millones de pesos. Sumado a eso, de las finanzas propias del Distrito se otorgarán 8500 millones (una única vez), para completar la entrega de 15.000 millones. Y por otro lado, la Distrital recibirá también alrededor de 15.000 millones más gracias al impuesto de las Estampillas, un recaudo que se cobra a los contratos celebrados en Bogotá. Con ambos capitales, más los excedentes que el rector espera que la Universidad deje, el presupuesto para 2019 sería de, posiblemente, 340.000 millones de pesos. ¿Qué harán con ese nuevo aporte? Según García, afrontarán los desafíos de conseguir de nuevo la acreditación. “Debemos contratar nuevos profesores de planta, creo que el año entrante podré convenir 40 docentes, para pasar de 650 a 690. También la ciudad necesita que haya ampliación de cobertura, por lo que queremos invertir en recibir unos 500 estudiantes nuevos, y lograr que haya una mayor formación doctoral porque ahora hay 180 maestros con doctorados y queremos incrementarlo a 260 profesores”. En 2019, sin embargo, se enfocarán en la meta de la consecución de más docentes de planta. Para la institución es innegable el logro que representan los recursos conseguidos con el Concejo de Bogotá. Sin embargo, con 27.380 estudiantes, la Distrital es la sexta universidad más grande del país (primero está la Universidad Nacional Abierta y a Distancia -Unad-, la Nacional, la de Antioquia, la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia -UPTC-y la del Valle), sin embargo, pese a lo que ha crecido en los últimos más de 20 años, las transferencias que le corresponden del Estado no lo han hecho de igual forma. “Los estudiantes se han movilizado valerosamente, pero la verdad es que cuando el paro universitario genere una decisión nacional, la plata irá a otras universidades. Esa es la paradoja del movimiento estudiantil. En 1992 la universidad era pequeña y fue creciendo como una universidad del distrito. Es normal que sea Bogotá la entidad que más nos aporte, pero también es legítimo preguntarse: ¿por qué la nación no le da más a la Distrital? Las sedes por ejemplo se han conseguido con el Distrito, ha sido cuestión de ir al alcalde de turno y pedir más dinero o más edificios”, puntualizó el rector. Daniel Palacios, presidente del Concejo de Bogotá y quién votó a favor del aumento presupuestal para esta universidad el pasado 8 de diciembre, se pronunció sobre esto: "La administración presentó un presupuesto con un recorte del 32% en el rubro de inversión para esta universidad. Eso llevó a que el Concejo se manifestara en contrario, pues no es el momento para hacer recortes a la universidad pública. Además, en Bogotá la carga la tiene el Distrito casi que de manera exclusiva, por eso esperamos que la nación mejore su participación con esta universidad”, dijo Palacios. Aunque el dinero ya está comprometido para 2019, el próximo año el rector de este claustro tendrá que dar la misma pelea para el presupuesto de 2020 y así sucesivamente cada año. Sin embargo, más allá del debate financiero, lo que pasa con la Distrital es un ejemplo del problema de raíz. Universidades como la de Buenaventura y la de Sucre también se quejan de que las transferencias que les hace la Nación se quedan cortas. Según lo acordado en la última asamblea de rectores, el gran debate del próximo año será reformar el artículo 86 de la ley 30, el mismo que ha detenido que la base presupuestal de las universidades no se haya ampliado en tantos años y que no beneficie a las universidades regionales. García propondrá que “se mire la enseñanza con un enfoque más crítico en la educación. Que no se trate solamente de pedir plata, es importante que en la agenda esté una reforma universitaria”.