Cada vez más dependientes de los padres, sobreprotegidos, inseguros y con miedos son algunas de las consecuencias que pudo traer para los niños estar más de un año encerrados en la casa, sin espacios propios, como jardines infantiles y colegios.
Esta explicación de Annie de Acevedo, psicóloga experta en crianza, permite dimensionar cómo la falta de socialización y de integración con pares puede afectar el estado emocional, mental e intelectual de los menores. Como dice Acevedo, “Los niños fueron los más olvidados durante la pandemia”.
Estos comportamientos se pueden presentar en los pequeños por el miedo que causan el propio virus y el contagio, pero también por estar las 24 horas del día con sus padres y no tener independencia.
Además, algunas familias que ya vivían problemas de convivencia tuvieron aún más dificultades para relacionarse entre ellos, con lo cual los niños pueden sentirse hoy más ansiosos e inseguros. Como lo afirmó Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora ejecutiva de ONU Mujeres, “El confinamiento aviva la tensión y el estrés generados por preocupaciones relacionadas con la seguridad, la salud y el dinero”.
Debido a estas razones, educadores y psicólogos abogaron por el regreso a las clases presenciales, como lo hizo Red Papaz en Colombia, máxime teniendo en cuenta que, según organizaciones internacionales como la Unesco, los países de América Latina fueron los que más se demoraron en retornar a las aulas.
En cuanto al aprendizaje académico, los confinamientos no dieron buenos resultados. “En el corto plazo, los efectos en el aprendizaje serán devastadores, y se esperan fuertes incrementos en la deserción escolar y profundización en las brechas socioeconómicas que ya existían en América Latina; en especial para aquellos estudiantes que provienen de las familias con menores recursos”, aseguró Bibiam Díaz, experta en educación de la CAF, en un artículo publicado en la página de dicha organización. “No solo se presentarán caídas en el desarrollo de habilidades básicas en lectura, escritura y matemáticas, sino en general el desarrollo de niños, que a través de la escuela tienen acceso a servicios de salud y alimentación”, sostuvo Díaz.
Lo bueno
Pero no todo es negativo. La educación en casa también mostró las ventajas que puede aportar la virtualidad para apoyar el aprendizaje, para darles a los niños y jóvenes conocimientos complementarios y para educar en momentos específicos, como, por ejemplo, una enfermedad prolongada por la cual deben permanecer en el hogar.
Los centros educativos, por su parte, pueden crear más contenidos multimedia que favorezcan el aprendizaje mediante la virtualidad y con las nuevas tecnologías; además, brindar conexiones con colegios de otras ciudades y países, como lo hicieron en esta pandemia organizaciones que tienen presencia en diferentes lugares del mundo, las cuales, a fin de crear interacciones en medio de la virtualidad, aprovecharon la tecnología para que sus estudiantes de diferentes países compartieran experiencias y conocimientos.
El ahorro del tiempo en los desplazamientos, la posibilidad de manejar horarios propios, de aprender al ritmo personal son ventajas de la educación virtual que aún pueden explotar los centros educativos; esto no excluye la socialización, el trabajo en equipo, el juego con otros, compartir con niños de todas las edades o contar con tiempo lejos de casa y de los padres para ganar independencia y autonomía. n