Los rankings siempre han cautivado a personas e instituciones. Cada vez que se publica una información sobre listados de mejores empresas, colegios, concursos o competencias deportivas, los niveles de atención a dichos temas se disparan.La educación no ha sido ajena al interés por conocer colegios y universidades en los mejores lugares, y casi siempre el indicador más práctico son las pruebas que presentan los estudiantes, nacionales como Saber  y Saber Pro o las internacionales como Pisa, Timss, Pirls. Sin embargo, vale la pena preguntarse si una prueba estandarizada es sinónimo de calidad educativa.Pensada en el sentido estricto, lo es, porque pruebas como Saber y Pisa tienen un componente central: evalúan por competencias, es decir, el estudiante debe tener buena comprensión lectora, capacidad de análisis, saber argumentar, interpretar y en algunas ocasiones proponer. En un país como Colombia, son competencias fundamentales, porque si de algo carecen miles de colombianos es de habilidades en comprensión lectora. Mientras en países europeos una persona lee en promedio diez libros al año y en Chile o Argentina, cinco, en Colombia la cifra cae a uno.Los datos demuestran que no desarrollamos hábitos lectores, porque los niveles de compra de libros y de lectura son muy bajos. Sin duda, una persona que lee aprende a escribir, a comprender y argumentar mejor. Ante la pregunta de qué se debe hacer para escribir, siempre respondo: leer. Entonces, dedicarse exclusivamente a entrenarse para responder pruebas de selección múltiple no es la solución para una Colombia más educada.Los colegios se están obsesionando con las pruebas. En Bogotá, Ibagué, Cali y demás ciudades del país se entrena a los infantes en pruebas Saber desde preescolar. ¿Por qué no se trabaja mejor en construir hábitos de lectura? Cuando se les pregunta a esos colegios si preparan en pruebas, lo niegan como si fuera un pecado, pero profesores y estudiantes reconocen que padecen la presión por aprender a responder un examen, y en los últimos años han crecido empresas especializadas en ofrecer entrenamiento permanente para las pruebas Saber. Además, el Ministerio de Educación tiene una plataforma llamada Supérate con las Pruebas Saber, es decir, se convirtió en una prioridad nacional aprender a responder pruebas estandarizadas.Una educación de calidad no se puede medir por el nivel de entrenamiento. Debe crearse una política sobre contenidos, formación docente, espacios educativos y todo lo que ahora se denomina ‘ambientes escolares óptimos’. Prepararse está bien, pero no debemos perder el objetivo. Una sociedad educada, informada y crítica requiere superar el entrenamiento en pruebas y no depender de los resultados.*Editor jefe de Semana Educación@hurtadobeltranEste artículo hace parte de la edición 14 de la revista digital SEMANA Educación, que está disponible desde el lunes 7 de marzo de 2016. Para descargar la publicación siga estos pasos o comuníquese al número 6468400 Ext:4301 o 4310.