Los colegios tradicionales no están preparados para un grupo con niños superdotados. La educación ha señalado y estigmatizado a los alumnos que durante sus clases enfocan su atención en otras cosas. Pero, paradójicamente estos estudiantes son los que primero responden a las preguntas de los docentes y en muchos casos lanzan contra preguntas que no se responden en el aula de clase. Este tipo de alumnos son enviados y sometidos a diversos test, terapias y finalmente son encasillados. Sin embargo, muchas instituciones han empezado a cuestionar la razón de este tipo de comportamientos. La respuesta está lejos de ser un diagnóstico médico: son niños superdotados. Según el mito, estos ‘genios’ tienen altas capacidades intelectuales y las mejores notas. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre el 30 y 40 por ciento de los niños con altas habilidades no logra el rendimiento académico esperado y más de las mitad de los niños superdotados no logra llegar a la universidad debido a que no encuentra un sistema que responda a sus necesidades. Factores como la desmotivación, el aburrimiento y en algunos casos el aislamiento, sumados a que los docentes no identifican la condición de los niños a tiempo, suelen ser las frustraciones más comunes en estos alumnos. De hecho, se estima que un 2 por ciento de la población es superdotada, pero hay más de un 98 por ciento de casos sin diagnosticar. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Estados Unidos, Europa y algunos países de Asia hay escuelas de educación tradicional que proporcionan clases especiales para los estudiantes superdotados. En Colombia el Instituto Alberto Merani, que nació como una entidad de educación especial orientada al trabajo con niños y niñas con altos coeficientes intelectuales, después de varios años de práctica e investigación continua decidió abandonar ese enfoque. La entidad sostiene que el talento se desarrolla y por ello no hay que buscar a los niños con talento, sino el talento que tienen todos los niños y niñas para desarrollarlo. "Cuando se habla de este tema estamos en el terreno de los mitos. En la cultura y en los medios está arraigada la idea de que hay niños genios o superdotados" –explica Gerardo Andrade, Coordinador de Comunicaciones del Instituto Alberto Merani– " y como dijo Einstein, es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio".