“Todos tenemos que pedir un Congreso valiente que se plante ante las mentiras del lobby de las armas. Todos tenemos que levantarnos y proteger a nuestros ciudadanos”, dijo el martes entre lágrimas y en medio de un emotivo discurso el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Pero sus palabras para presentar un nuevo paquete de medidas para controlar la violencia de armas no son nuevas, tampoco su llanto. Aunque el mandatario no pudo ocultar su frustración al reiterar sus declaraciones por comparecer una y otra vez para denunciar lo mismo, más de 30.000 muertos por armas de fuego se registran cada año en el país. “He hecho declaraciones como estas demasiadas veces, nos hemos vuelto insensibles ante los tiroteos”, lamentó el mandatario, y no es para menos, pues el país norteamericano reportó en el 2015 más de 350 tiroteos masivos, según lo reporta la cadena de televisión venezolana TeleSur. La cifra es aterradora si se tiene en cuenta de que es la mayor potencia mundial con casi un episodio al día. Si bien varios grupos activistas aseguran que la mera venta de armas es la causante de la ola de violencia que golpea a Estados Unidos, los defensores de la venta de armamento, especialmente los miembros de la Asociación Nacional del Rifle, indican por su parte que estas no son por sí mismas las causantes de las muertes, “del mismo modo que la venta de automóviles no es la causante de los accidentes de tráfico”, justificó un portavoz. Sin embargo, datos de los mismos fabricantes de armas, divulgados en 2010, revelan que en Estados Unidos aproximadamente 300 millones de armas de fuego están en manos de civiles, teniendo en cuenta que en el país hay alrededor de 311 millones de habitantes. El fácil acceso que tienen los estadounidenses a las armas lo garantiza la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Esta fue aprobada en 1791 y da pocas limitaciones para que sus ciudadanos puedan portar armas. “Siendo una milicia bien regulada necesaria para la seguridad de un estado libre, el derecho del Pueblo a tener y portar armas no será vulnerado”, dice la enmienda. Por lo tanto, para los partidarios del control de armas sólo alude a entidades oficiales como el Ejército; mientras para los defensores de la enmienda reconoce el derecho de todo individuo a poseer armas. Además, los defensores del derecho a poseer armas esgrimen también la Novena Enmienda, la cual declara que ninguna ley puede violar los derechos de los ciudadanos anteriormente reconocidos. Aunque con el tiempo los diferentes gobiernos federales han intentado introducir diferentes normativas que regulen en sus estados y condados el porte de armas sin afectar el poder que tiene la Segunda Enmienda, la mayoría de estas leyes siempre ha sido objeto de discusión. Por ejemplo, el 28 de junio de 2010 el Tribunal Supremo sentenció que ninguna ley local o estatal podía restringir el derecho a poseer o portar armas que reconoce la susodicha enmienda. Hay que agregar por esto también, que una gran parte de los norteamericanos tiene en su mentalidad muy arraigado este “derecho”. Con base en lo anterior y para poder encajar de la mejor manera con la Segunda Enmienda de la Constitución, la Casa Blanca anunció el siguiente plan que regulará el porte de armas en el país: - Todos los vendedores deberán tener licencia y llevar a cabo control de antecedentes, revocando así las actuales excepciones a algunos vendedores por internet y de ferias de armas. - Todos los estados deberán suministrar información sobre personas no cualificadas para tener armas por razón de enfermedad mental o violencia doméstica. - El FBI aumentará el personal que procesa los controles de antecedentes en un 50 por ciento, con lo que contratará más de 230 nuevos empleados. - Se le pedirá al Congreso que invierta 500 millones de dólares para mejorar el acceso a ciudadanos a salud mental. - Los departamentos de Defensa, Justicia y Seguridad Nacional explorarán “tecnología inteligente de armas” para mejorar la seguridad de las armas. Pero a pesar de que una parte de los ciudadanos claman porque se introduzca este control más estricto para el acceso al porte de armas, por otro lado, una mayoría republicana y con apoyo de la Asociación Nacional del Rifle, piensa que esto no se debe hacer. Obama señaló que las nuevas medidas serán consistentes con la Segunda Enmienda de la Constitución. Lo cierto es que las medidas no van a prevenir todos los tiroteos masivos, pero tienen el potencial de salvar vidas y evitar que las armas caigan en manos equivocadas. Para el debate ¿Considera que Estados Unidos debería eliminar el porte legal de armas o continuar con esa política? Deje sus comentarios en nuestro Twitter @SemanaEd y @Simongrma.