En medio de un sistema universitario que necesita cambiar y adaptarse a las nuevas necesidades de los jóvenes y del país, varios profesores universitarios se quejan del escaso nivel de preparación con que llegan los jóvenes a las aulas universitarias. Sin embargo, los estudiantes de las instituciones de educación superior también tienen sus reclamos, pues para ellos la falta de motivación en sus estudios se debe a que los educadores no cumplen sus expectativas y no están bien preparados en muchos contenidos.No obstante, más allá de este dilema y las quejas de los unos y reclamos contra los otros, la situación ha generado que la calidad de la educación superior en el país se afecte. y es que cuando los resultados, tanto en calificaciones, acreditaciones y probabilidades de empleabilidad son bajas, la culpa va de un lado al otro. ¿De quién es la responsabilidad, de las pocas bases formativas del estudiante o de la poca motivación del profesor para enseñar?La queja principal de varios profesores viene desde el punto de vista actitudinal. “Los estudiantes no tienen la disciplina y disposición de comprar y leer un libro entero. Lo he podido ver desde mi experiencia como docente. Es muy complicado incentivarlos”, dijo el profesor Mario Hurtado durante su cátedra en la Universidad Jorge Tadeo Lozano a un público de más de 200 estudiantes. Además de eso, con la tecnología de sus dispositivos los estudiantes prestan menos atención en sus clases y usan el copy-paste en sus trabajos en vez de investigar a conciencia. Para el profesor David Rojas, los docentes están indefensos: “Es algo con lo que uno no puede luchar, ni siquiera implementando sanciones. Pero los jóvenes no ven o no aprecian el verdadero valor de nuestra enseñanza”. Ante la frustración de algunos maestros, muchos han decidido culpar a la falta de preparación y valores con los que llegan los estudiantes a la universidad. “Especialmente en los primeros cursos, el déficit de preparación con el que llegan los estudiantes, demuestra que no poseen las herramientas básicas para poder enfrentar con propiedad un pénsum universitario”, dijo Rojas. Para Rojas y varios de sus colegas, lo que le falta a los “primiparos”, y a otros estudiantes ya novatos, son las competencias transversales como comprensión lectora, capacidad de análisis y de síntesis, elaboración de un razonamiento lógico y corrección al expresarse, verbalmente y por escrito. Por otro lado, los reclamos de los estudiantes no se hacen esperar. “Muchas veces una materia en la universidad no es lo que se ve y estudia, sino el mismo profesor; así que si lo que enseña el profesor no es motivante ciertamente será un tedio”, dijo a SEMANA EDUCACIÓN Tatiana Murcia, una estudiante que cursa séptimo semestre de Administración de Empresas en la Universidad del Rosario. Tatiana tuvo que repetir una materia tres veces cuando empezó la universidad y asegura que aún así no aprendió nada. “Tuve que ver tres veces macroeconomía. La primera vez fue con una profesora que me hizo sufrir hasta más no poder y perdí. en la segunda oportunidad admito que no estudié con el otro profesor pero era porque la clase se me hizo un tedio y la tercera fue con la primera docente. La peor experiencia de mi vida universitaria”, aseguró.Y no todo para ahí. “Hay profesores que no exigen y solo van a dictar una charla vacía durante dos horas a la semana y esa es la educación por la cual pagamos”, dijo a Semana Educación un graduado de ingeniería industrial que lleva más de 1 año intentando conseguir trabajo y no ha podido porque en las empresas en las que se ha presentado dicen que sus conocimientos son insuficientes. Lo cierto es que a pesar de que unos maestros culpen a los estudiantes y viceversa, la responsabilidad no cae exclusivamente en alguna de las contrapartes. La educación es un proceso en el que tanto estudiantes como maestros aprenden y se forman como personas. El sentido de la universidad es que los conocimientos se planteen de forma universal para que la enseñanza perdure y construya una sociedad más sólida.