Estirar la cabeza y mirar por encima del hombro del que está al frente, o del que está al lado, o inclusive están los descarados que se voltean a mirar al de atrás; el papelito escondido en lugares inimaginables con la información que no se aprendió; usar el celular para encontrar las respuestas o chatear con el compañero al que siempre le va bien son algunas de las estrategias entre muchas que existen y que usan los estudiantes en colegios, universidades, instituciones de educación terciaria y en pruebas de estado para obtener un resultado mayor al que en verdad corresponde a sus conocimientos. Las razones por las que los estudiantes recurren a conductas fraudulentas son varias: porque tienen muchos trabajos, por considerar que la evaluación solo mide la memoria, para no bajar el promedio, por no conocer el tema, entre otros. Sin embargo, sea cual sea la excusa es necesario que los estudiantes sean conscientes del nivel de gravedad de estas conductas. Por ejemplo, en el caso del Examen de Estado Saber 11, las sanciones cambian por completo la vida de un estudiante porque significa que no podrá acceder a la educación superior por un periodo equivalente al tiempo que le habría tomado terminar sus estudios universitarios. Todas las estrategias que se usan son comportamientos de deshonestidad académica que tienen impactos negativos en los procesos de aprendizaje. Pero aunque se sabe, se sigue haciendo. Por esa razón, las instituciones de educación cada vez más se esfuerzan para evitar todo tipo de fraude académico, la principal estrategia es la imposición de una serie de sanciones a los estudiantes que incurran en estas faltas. Sin embargo, esas sanciones impuestas no son un inhibidor efectivo de las conductas fraudulentas y por esa misma razón el Icfes publicó en la novena edición de “Saber en breve” las medidas que toma para controlar la copia en los exámenes y qué hace para evitarla. Una de las referencias que toma la entidad para el documento es la investigación “La deshonestidad académica como un constructo multidimensional” de la Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, en la que se afirma que hay cuatro tipos de fraudes académicos: Copiar o permitir que se copien y el uso de objetos para este finEl plagio, definido como la presentación intencional de otra persona como producción propia sin el reconocimiento apropiado de la fuente Las excusas falsas usadas con el fin de eludir una responsabilidad académica La deshonestidad académica digital, que incluye el uso indebido de la tecnología durante los exámenes, copiar y pegar información obtenida en internet en un trabajo, entre otros. La estrategia anticopia La cartilla del Icfes se centra en el primero que es el fraude más frecuente en sus pruebas. Para evitarlo es con controles previos, concomitantes y posteriores. Controles previos: Desde la etapa de inscripción los estudiantes tienen conocimiento de las reglas establecidas para la aplicación de las pruebas tales como: documentos válidos para acreditar la identidad de los usuarios para el registro y presentación de exámenes, la prohibición del uso de elemento no autorizados. Controles durante la aplicación: Solo se permite el ingreso de estudiantes que lleguen con documento válido; toma de huella dactilar el día de la aplicación; la ubicación de los examinados dentro del salón del examen asegura que los estudiantes tengan diferentes formas de examen; y, la presencia del personal que dispone el Icfes en los sitios de aplicación con el fin de responder por los procedimientos de la aplicación y los controles en cuanto a la seguridad de las pruebas. Posteriores a la aplicación: para declarar a un estudiante como sospechoso de haber incurrido en copia, Icfes analiza el patrón de respuestas correctas e incorrectas y las omisiones que tuvo, en comparación con todos aquellos que presentaron la prueba. De esa forma, dos estudiantes son clasificados como sospechosos de copia si presentan un alto porcentaje de coincidencias en las respuestas. También se comparan en más de una área evaluada los resultados, es decir, para declarar a un estudiante de haber incurrido en copia se cuenta con información de al menos dos áreas evaluadas que apoyen la acusación. Adicionalmente se recurre a comparaciones a nivel de forma y salón, o sea, analizan por separado a todos los estudiantes que estaban en el mismo salón respondiendo la misma forma del examen. Y por último, se observa la cercanía al momento de presentación del examen. Los resultados de este procedimiento de los cuatro pasos posteriores a la presentación del examen revelan que la probabilidad de que Icfes se equivoque al declarar a un estudiante como sospechoso de copia es uno en un millón. Por eso, una vez el estudiante es considerado responsable de cometer faltas o conductas prohibidas no se le reportará la calificación en el examen y queda inhabilitado por un periodo de uno a cinco años para presentar el examen. Las recomendacionesSegún el documento de la entidad, los procedimientos que realiza son de alta confiabilidad y se están mejorando constantemente. Sin embargo, es necesario trabajar en políticas preventivas en lugar de políticas que castiguen a los infractores. Para ello, la Unesco sugiere varias medidas: Ampliar el conocimiento público de los efectos negativos del fraude académicoDisminuir la presión sobre los niveles de resultadosPublicar las infraccionesEvaluar la eficacia de los medios de controlFormular una política que estipule claramente qué se tolera y qué no cuando se realiza un examenRealizar control social, incluyendo en particular el autocontrol de la profesión por medio de la adopción de “normas de integridad académica” o “códigos de honor” por las universidades.