En Colombia abundan las historias que refuerzan el imaginario que este es el país del Realismo Mágico; y la de Edilson García Vargas no es la excepción. Se trata de un vigilante de Medellín que saltó a la fama hace unos meses tras conocerse la noticia de que había aprendido a hablar cinco idiomas a través de una aplicación para celulares llamada Duolingo.
Este paisa de 37 años se dedicaba a velar por la seguridad de un reconocido centro comercial de la capital de Antioquia y además ayudaba con indicaciones a los extranjeros que allí llegaban. García no era un trabajador como los demás de su gremio, pues se convirtió en la primera persona registrada ante la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada como vigilante bilingüe.
Ante tal proeza, diferentes medios quisieron contar su historia y la popularidad de este vigilante creció a niveles impensables. No era para menos, pues de manera empírica, este paisa aprendió inglés, portugués, italiano, japonés y ahora está intentando agregar un nuevo idioma a su repertorio: el mandarín.
Sin embargo, al día de hoy las cosas han cambiado. “La empresa y el centro comercial donde trabajaba pensaban que me estaban haciendo un favor por el hecho de yo haber aprendido idiomas de manera empírica. Yo empecé entonces a exigir un adicional por toda la exposición que tuvo el lugar donde trabajé, además porque era bilingüe, pero empezaron los problemas”, cuenta Edilson.
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A raíz de este desencuentro, el vigilante salió de la empresa y entró a otra donde tuvo que trabajar de noche cuidando un potrero. “Con todo esto de la fama en las redes sociales, la gente pensó que yo me estaba tapando en plata a raíz de los idiomas, pero no era así”, dice.
García llegó a Bogotá a trabajar en una embajada pero el sueldo no le alcanzaba para sostenerse y mucho menos a su familia. Pero su desdicha no fue eterna, pues al vigilante le surgió la oportunidad de ser docente mientras alternaba su profesión habitual. “La directora de una academia de vigilancia y seguridad privada en Medellín me contactó. Ahora estoy dando inglés y medios tecnológicos”, cuenta.
Ahora, García trabaja en las noches como vigilante, y en el día hace las veces de docente en la academia de vigilancia y seguridad más reconocida de la capital de Antioquia. “Estas dos profesiones me están costando el sueño pero no importa porque estoy haciendo lo que me gusta”, dice García. De hecho, por las noches hace un turno de vigilancia, luego llega a su casa y descansa para luego dictar sus clases en el día. Más tarde duerme un poco y vuelve a su turno de noche.
Actualmente, a este vigilante lo están certificando para que sea docente y pueda ejercer su labor con normalidad. En sus clases a otros guardias de seguridad, García se enfatiza en la atención hacia los extranjeros en los puestos de vigilancia como lo hacía él en el centro comercial donde trabajaba. “A la gente hay que enseñarle cómo atender a los demás, pero no hay que quedarse solo con el ‘can I help you?’”, dice con su característico acento paisa.
Por ahora, muchos de sus alumnos se están motivando con su historia y quieren certificarse para poder hablar este idioma como él. “El inglés no es un lujo, es una necesidad. Ahora, el verdadero analfabeta no es el que no sabe leer, sino el que no sabe inglés o sistemas”, asegura.
Pero la labor de García no se restringe a los salones de clase. Este guardia de seguridad da clases en YouTube vestido como vigilante. Edilson inauguró hace poco menos de un años su canal ‘Vigilantes bilingües’, por medio de este comparte sus conocimientos y ayuda a otros guardas como él a que aprendan otras lenguas.
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“Yo doy mis clases vestido como tal. Me pongo una camisa a la que yo mismo le pegué con pegaloca un letrero de ‘Seguridad privada’ y mi nombre, pero lo bueno de que sea video es que estoy abajo en sudadera o con pantaloneta y nadie se da cuenta. Es el secreto de detrás de cámaras”, cuenta entre risas.
Para García, este hecho no es despreciable; de hecho, dar clases así lo ha llevado a tener más suscriptores. “A mí la vigilancia me lo ha dado todo, no puedo ser desagradecido. Ser ‘guachimán’ no es algo despreciable y hay que sacar este oficio de la sombra”, dice este paisa que resultó también ser, según él, el único guardia en América Latina registrado como bilingüe.
Aunque los videos que aparecen en su canal no son de la más alta calidad, en ellos solo aparece él vestido de vigilante acompañado por un pizarrón en el que dicta desde el verbo ‘to be’, hasta cómo poder elaborar oraciones complejas. “Todo es muy rudimentario y empírico, lo hago con las uñas pero ahí vamos con el favor de Dios”, dice. El canal de ‘Vigilantes bilingües’ tiene actualmente más de 1.700 suscriptores y sigue creciendo. Ahora, el guarda de seguridad monetizó el canal y está generando ingresos por las reproducciones que consigue cada video que se encuentra en él.
Una historia de no creer El ahora docente cuenta que desde pequeño su padre le negó cualquier ayuda para estudiar y tuvo que pedir dinero a terceros para poder matricularse en el colegio. “Yo no perdía una materia porque me implicaba habilitar y no tenía plata para eso. Me he levantado con las uñas y me enorgullezco de eso”. Tras graduarse, logró sumar unos ahorros y se inscribió en un curso de guarda de seguridad, oficio que desempeña desde 1998.
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Su inquietud por aprender no se detuvo ahí. Mientras sus compañeros aprovechaban las horas nocturnas para descansar, Edison se percató que podía dedicar ese tiempo a labores que le reportaran algún beneficio educativo. Así pues, empezó a buscar aplicaciones a través de su smartphone que le permitían aprender otras lenguas en línea y sin pagar un peso. “A mí siempre me ha picado el bicho de los idiomas. Un día conocí a un habitante de la calle que me regaló el libro Inglés Básico, de Augusto Ghio. Ese fue mi primer contacto con esta lengua. Empecé a reunirme con él de vez en cuando para aprender cosas básicas, luego con la ayuda de la plataforma iVoox y Duolingo logré perfeccionar el inglés”.
El inglés fue solo el comienzo. Tras darse cuenta de las facilidades que tenía para aprender idiomas, continuó con su proceso de formación y se arriesgó a estudiar otros, también con la ayuda de Duolingo y otras plataformas en línea. Ahora es capaz de mantener conversaciones complejas en portugués, defenderse en italiano y alemán.
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