El pasado 27 y 28 de marzo en Cartagena, la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN) realizó el CXXXIII Consejo Nacional de Rectores en el que más de 70 líderes de instituciones públicas y privadas reflexionaron sobre las políticas de fortalecimiento de los doctorados en Colombia y trazaron el camino a seguir. Las investigaciones y estudios que allí se expusieron tienen un inmenso valor porque retratan la delicada situación de estos profesionales cuyo trabajo es el eje de la innovación y desarrollo de Colombia. El panorama está lleno de altos y bajos: ha aumentado el número de doctores, pero aún son muy pocos; cada vez más universidades tienen programas doctorales, pero unas pocas concentran la mayor cantidad de ellos; de los que se emplean la mayoría trabaja en instituciones educativas, pero una gran porción dice que trabaja como o no tiene ingresos y solo una mínima parte de ellos labora en administración pública. Y así. Las cifras Según datos de un estudio del Consejo Nacional de Acreditación, en Colombia actualmente hay 226 doctorados, es decir 131 más que hace cinco años. Si bien es un avance, el país está atrasado en comparación con el resto de los países de la región. En cuanto al número de doctores que se gradúan al año, Brasil es el líder indiscutible con 12.217, le sigue México con 4.665, Argentina con 1.680, Cuba con 1.235, y Chile con 514. Colombia, con 245 graduados según datos de 2011, nuestro país solo supera a Costa Rica que tiene 112. En Colombia 43 universidades tienen programas de doctorado, pero 6 de ellas tienen 126 de los 226 que actualmente existen. Se trata de la Universidad Nacional, con 57, la Universidad de Antioquia, con 24, la Universidad de los Andes, con 15, la Universidad del Valle, con 13, la Universidad del Norte, con 10, y la Universidad Javeriana, que cuenta con 7 programas. Cuando se gradúan, el 51% de los doctores trabajan en educación. Esto es bajo comparado con Brasil en el que el 76% de los graduados trabaja en la academia. Además, en nuestro país menos del 1% trabaja en administración pública, mientras que en Brasil ese sector corresponde al 11%. Sin doctores no habrá transformación productiva en Colombia, y aunque haya esfuerzos estatales y gubernamentales, sus discretos resultados son apenas el comienzo de un largo camino de la política de formación doctoral.