Vanessa es una niña de 14 años que estudia en la institución educativa Normal Superior de Quibdó, en Chocó, y aunque vive en un barrio que enfrenta diferentes problemáticas, sueña con estudiar en la universidad para ser ingeniera y así cambiar su vida, la de su familia y la su comunidad.
La vida de Vanessa empezó a cambiar cuando su colegio pasó a formar parte del programa Escuelas Conectadas Claro por Colombia, una iniciativa a través de la cual se les entrega internet gratuito a instituciones como la suya que, además, cuentan con el apoyo de la Red de Voluntarios Claro para fortalecer los procesos de alfabetización y apropiación digital.
Ser parte de esta gran estrategia le permitió a Vanessa acceder a cursos en línea, aprender sobre robótica, matemáticas avanzadas y programación. Además, encontró una comunidad global de jóvenes apasionados por la tecnología que la inspiraron y la apoyaron. Pero no solo desarrolló nuevas habilidades, también descubrió su potencial como líder. Hoy, esta joven sueña con compartir sus conocimientos con otros jóvenes de su comunidad y ayudarlos a alcanzar sus propias metas. Por eso, comenzó a tomar cursos gratuitos en línea para aprender sobre aquellos temas que le llaman la atención, encontró mentores y comunidades globales que comparten sus mismos intereses, e hizo énfasis en las habilidades STEAM a través de herramientas de libre acceso.
Hoy tiene la posibilidad de continuar su proceso de formación y preparación para iniciar su proyecto de vida, que incluye ser parte de la iniciativa de Inclusión Social y Laboral de Claro, con la Sala de Robótica de Quibdó. El testimonio de Vanessa demuestra el poder transformador de la tecnología y la importancia de brindar oportunidades a todos los estudiantes. Pero esta historia no es única, actualmente más de 356.000 estudiantes y docentes en Colombia tienen acceso a internet gracias a este programa.
María Consuelo Castro, gerente de Sostenibilidad de Claro Colombia, señaló que con este tipo de iniciativas están conectando sueños, derribando barreras y construyendo un futuro más justo y equitativo. Pero aún queda mucho por hacer. Para ella, esta es solo una de las muchas historias que ha tenido el privilegio de presenciar como directora de Sostenibilidad de Claro. Para Castro, no se trata únicamente de conexiones tecnológicas, sino de conectar sueños, abrir puertas y de cerrar brechas que por mucho tiempo han limitado a los jóvenes en el país.
“Vanessa y su grupo de estudio identificaron que una de las más grandes problemáticas del colegio era la disposición de los residuos. Los paquetes de la merienda, la servilleta sucia… y entonces decidieron cambiar esa realidad. Utilizando la tecnología diseñaron una caneca de basura que cuando es abierta da la gracias por arrojar los desechos en el lugar adecuado, y esto repercutió en mejores comportamientos de la comunidad estudiantil”, aseguró Castro.
Al otro lado de Colombia, en Mesetas, Meta, Sara, una niña que vive en la vereda Las Flores, a una hora del casco urbano, ha encontrado en otro de los programas de Claro un espacio que la aleja de la violencia del conflicto armado que se ha vivido históricamente en la región.
“En su población, Sara y sus vecinos se benefician con la ‘Copa Claro por Colombia’, que es mucho más que un torneo de fútbol: se constituye en un espacio donde este deporte se toma como una excusa para que los participantes trabajen sus habilidades para la vida, valores, resolución pacífica de conflictos, prevención de consumo de sustancias psicoactivas, embarazo adolescente y consumo de alcohol”, explicó Castro.
En este programa se utiliza una metodología especial que cambia completamente las reglas del juego: no hay árbitros, los equipos son mixtos, hay tres tiempos y todo se hace a través de consenso y diálogo. “Gracias a esto, Sara es hoy una líder de su comunidad y abanderada en los temas de equidad, diversidad e inclusión; es un ejemplo de resiliencia”, enfatizó.
Hoy, Sara no solo es un líder en su equipo de fútbol, sino también en su comunidad. Gracias al programa, ha podido continuar sus estudios y sueña con ser entrenadora profesional para ayudar a otros niños de su vereda a encontrar en el deporte una salida hacia un futuro mejor.
Su historia demuestra que con las oportunidades correctas es posible transformar realidades, incluso en los lugares más vulnerables. “Claro, con programas como la Copa Claro por Colombia, está comprometida con el desarrollo integral de los jóvenes en zonas afectadas por la violencia, porque creemos que el deporte y la educación no solo forman a mejores personas, sino que también construyen comunidades más fuertes y resilientes. Con este tipo de programas, hacemos posible una Colombia Mejor”, puntualizó la directiva.
*Contenido elaborado con apoyo de Claro