Esta semana será crucial para definir el futuro de la Fundación Universidad Autónoma de Colombia (Fuac), la cual está en serio riesgo de desaparecer. Aunque en estos días es común escuchar sobre los impactos del coronavirus en diferentes sectores del país, el eventual cierre de esta institución, que está por cumplir 50 años, es por motivos que vienen de tiempo atrás.

Desde el año pasado, la Fuac dejó de ser noticia por los logros de sus más de 40 mil egresados, entre quienes hay magistrados y altos funcionarios estatales, y pasó a serlo por una crisis económica generada por millonarias deudas de salarios y prestaciones laborales a centenares de profesores y empleados administrativos. Miembros del sindicato de profesores le confirmaron a SEMANA que a los cerca de 1.000 empleados de la universidad se les debe seis meses de salario, correspondientes al primer semestre de 2019, y prestaciones legales por más de un año. "Hoy por hoy, si un trabajador se enferma en medio de esta crisis, no lo van a atender porque hace varios meses que no nos pagan salud", dijo uno de los entrevistados. 

Debido a estas deudas, que solo en salarios superan los 16 mil millones de pesos, en mayo de 2019 los trabajadores estuvieron 76 días en paro, después de haber trabajado cinco meses sin recibir salario y sin que les pagaran la prima y obligaciones laborales de 2018.  Para levantar la huelga, que tenía sin clases a 4.500 estudiantes, intervinieron los ministerios de Trabajo y Educación. Hubo compromisos de pago y en agosto se puso en cabeza de la universidad a Ricardo Gómez, exrector de la Universidad de Caldas, con el fin de enderezar el rumbo.  No obstante, el panorama de la universidad en este nuevo año no cambió y por el contrario parece mucho más oscuro. Esta semana se conoció que el rector Gómez pidió al Consejo Superior Universitario que se considere no abrir las matrículas para el segundo semestre del año, tanto para estudiantes nuevos como antiguos. El rector asegura que si se abren las matrículas, se haría "sin tener las condiciones mínimas de funcionamiento para garantizar calidad en la prestación del servicio".

Gómez hace la petición argumentando que no ha podido llegar a un acuerdo para que el sindicato de trabajadores suspenda la Convención Colectiva del Trabajo, la cual les garantiza la estabilidad laboral y el pago de algunos beneficios adicionales. "Cuando nos dieron la acreditación de calidad en derecho, el propio Ministerio destacó nuestra convención colectiva, señalando que era un ejemplo de estabilidad para otras universidades", dice el profesor Leonardo Pachón, quien también es egresado de la Fuac. El rector sostiene que las deficiencias financieras se mantienen porque no se están generando los flujos de efectivo suficientes para atender los gastos operacionales y no operacionales, y que mientras esta situación no cambie no habrá viabilidad. El escenario es el más oscuro, ya que más del 90% de ingresos de la universidad depende de las matrículas, las cuales cayeron estrepitosamente en los últimos años. La Fuac pasó de tener 8.000 estudiantes en 2015 a poco más de 2.000 este año.

Y aunque aún falta que se apruebe el pedido del rector de no abrir la universidad, es claro que esta es la opción con más fuerza. Esta semana, en reunión virtual con empleados administrativos y estudiantes, Gómez les habló a los trabajadores sobre un plan de retiro voluntario con las respectivas indemnizaciones, mientras que a los alumnos les ha expresado la posibilidad de que sean reubicados. El pedido no cayó bien en la mayoría de la comunidad universitaria. Tanto docentes como estudiantes consideran que Gómez no está buscando otras opciones para salvar la universidad "Se enfocó en que o se acaba la Convención Colectiva de Trabajadores o la universidad no va más. Creo que se pueden mirar otras alternativas para generar más ingresos. También dice que para pagar deudas se deben vender inmuebles, pero no ha presentado un avalúo o un plan claro al respecto", dijo a SEMANA un alto funcionario de la universidad.

Por su parte, Alejandra Mendivelso, representante estudiantil ante el Consejo Superior Universitario, señaló que la gran mayoría de estudiantes quiere seguir en la institución, razón por la que han pedido al rector que llegue a un acuerdo con los sindicatos. "No puede ser que por una discusión entre sindicato y rector, nos veamos afectados los estudiantes. No puede ser que el funcionamiento de una institución de este prestigio dependa de la existencia o no de una Convención Colectiva de Trabajadores", dijo Mendivelso. En este momento, los más de 2.000 estudiantes activos y los muchos más que interrumpieron sus estudios en la Fuac no saben qué pasará con la institución. Y se preguntan si el tiempo y la inversión económica que hicieron en sus carreras terminarán en el tarro de la basura.