Adrián Cerezo, director para la investigación sobre primera infancia y desarrollo sustentable de la Universidad de Maine, explicó durante su conferencia Herramientas para formar pequeños humanos de la Cumbre Líderes por la Educación las dimensiones de cuidado más importantes para la primera infancia y el desarrollo de esta etapa humana.
“El sistema de primera infancia es un sistema interrelacionado, pero –lo más importante de todo– irreductible. No hay un bebé sin un sistema de cuidado como la familia. Ellos requieren cuidado multidimensional. El principio de la educación se basa en cinco principios multidimensionales, para proteger el potencial de los individuos”, afirmó el experto.
La salud, la nutrición, el cuidado paternal y maternal, la seguridad y protección, y las oportunidades de aprendizaje son las dimensiones más importantes de la primera infancia.
“La primera infancia es un sistema dinámico. La armonía del proceso es dejar de ser un bebé en el proceso. Y Colombia tiene un espacio privilegiado. Son de los pocos países que han invertido esfuerzos para priorizar la educación de los niños. Colombia es pionero en estas políticas nacionales. El principio de la educación ocurre en esas dimensiones”, manifestó Cerezo.
“La complejidad es el tema de esta cumbre. El universo es inmenso. Por eso, cuando nos enfrentamos a problemas como el cambio climático, tenemos que entenderlo como un proceso inefable, que va más allá de nuestros recursos humanos”, agregó.
Asimismo, el conferencista invitó a los asistentes de la Cumbre a pensar la primera infancia como un sistema complejo interrelacionado, no lineal, que se adhiere a los ámbitos ecológicos, socioculturales, interpersonales e intrapersonales. Según Cerezo, comprender esto faculta a los educadores para potenciar las habilidades de los infantes.
“Estas conexiones dinámicas promueven el éxito y no el fallo catastrófico. Distinto a muchas medidas de éxito, el éxito de la primera infancia es dejar de ser un bebé. Nadie quiere ser un bebé por el resto de su vida. Lo mejor es ser adultos. Si este sistema es bien atendido, nos dará la oportunidad de no estar en trayectorias de riesgo, sino de bienestar”, puntualizó.
Cerezo explicó que los sistemas complejos –es decir, la primera infancia– son impredecibles, difíciles de modelar. La fórmula para trabajarlos –agregó Cerezo– es trabajando paso por paso y conservando la mayor cantidad de biodiversidad posible que ofrece el planeta.
“Si los educadores de la primera infancia hacen bien su trabajo, están asegurándose de que las personas que están en las escuelas resuelvan sus problemas e identifiquen sus problemas de salud. Si ellos hacen su trabajo bien, los estudiantes se alejarán de la pobreza. Eso promoverá el empleo dignificado y la reducción de la inequidad”, señaló el conferencista.
Finalmente, Cerezo hizo un llamado a los educadores de la primera infancia para que continúen impulsando procesos de innovación en los infantes; sembrar estas semillas posibilitará que estas mentes desarrollen en el futuro soluciones que combatan problemáticas ambientales como el cambio climático.
“Los educadores han ido aportando a este proceso del desarrollo sostenible. Pero solo con un diálogo a largo plazo, paciente, respetuoso y amable podremos ir encontrando contestaciones sobre el paisaje del futuro de Colombia y el mundo”, concluyó.