Antes de comenzar el confinamiento, cada ocho días, Karen y Miguel se reunían en algún local de un emprendedor en la ciudad de Yopal, Casanare, donde viven. Allí hacían convocatoria vía redes sociales e invitaban a todo el que quisiese conversar en inglés, sobre cualquier tema, para que llegara al encuentro. Hoy, en medio de la pandemia, han querido potenciar su proyecto y llevar el inglés a miles de personas que no puedan pagar un curso. Para ello necesitan más voluntarios que lo único que tienen que hacer es, ponerse a charlar.
Karen López es negociadora internacional y Miguel Castro es ingeniero electrónico. Ambos tienen una vida agitada y llena de responsabilidades, pero eso no fue un impedimento para que iniciaran el proyecto The Talks en noviembre de 2018. Cuando los participantes llegaban, les entregaba un sticker de alguna de las tres categorías: Rockstar, Lucky, Dreamers, según su nivel de inglés, luego de ello, la sala de conversación era un gran escenario del bilingüismo, una labor gratuita y sin otro interés que fortalecer el inglés en su pequeño, pero moderno pueblo, al oriente colombiano. “Al principio fuimos unos que otros, pero al tiempo, ya estaban llegando jóvenes, adultos, niños, abuelos, fue grandioso” recuerda López. Después de haber iniciado el confinamiento en todo el país, la pareja de jóvenes no se detuvo y quiso darle un nivel más a su ejercicio. Fue así como abrieron The Talks para que ciudadanos de todo el mundo usaran plataformas de internet y así conversar acerca de cosas tan usuales que van desde ‘cómo preparar un hot dog’ hasta ‘cómo conseguir becas para estudiar en distintas partes del mundo’.
Las ‘charlas’ que están manteniendo en The Talks, reúnen personas de todos los estratos socioeconómicos y a diferentes personas del mundo a través de las plataformas de comunicación practicando el idioma inglés, sin embargo, la actividad tiene un trasfondo social. “Nos dimos cuenta que muchas personas no tienen la manera de aprender inglés por su propia cuenta; además, en estas épocas de confinamiento, muchos practicantes nos han dicho que en sus familias ha habido problemas porque los padres no tienen dominio del inglés, y se les agota la paciencia enseñando, pues a ellos también queremos apoyarlos” señala Karen. Agrega Miguel Castro que “los niños de escasos recursos ven el inglés como una obligación, e incluso les llega por imposición y muchas veces no en la calidad necesaria, por lo que se niegan desde el principio a adoptarlo”. Ahora, los arriesgados profesionales quieren ir por más: Según le dijeron a SEMANA, quieren buscar voluntarios de todo el mundo que quieran sentarse durante algunos minutos a dialogar en inglés con población necesitada o con cualquier ciudadano que quiera participar, de manera que sea una red de cooperación para practicar el segundo lenguaje.
Karen quiere que, a través de cooperación internacional o entidades sin ánimo de lucro algún día pueda entregarse computadores a personas de escasos recursos y así, llevarle The Talks a todo el mundo. Si quiere conocer más de este proyecto ingrese a thetalksyopal en Instagram.