En aislamiento por el nuevo coronavirus, en muchos países los maestros recurren a internet para interactuar con sus alumnos. Pero en la isla, donde solo 110.000 casas tienen ese servicio, la televisión convencional es la vía de difusión.
Ana María Delgado es madre de Roy Almeida, de siete años. Él cursa el primer grado y ella le tiene preparada una mesa con todos sus implementos escolares, frente al televisor. Sin el uniforme obligatorio de camisa blanca y pantalón vinotinto, Roy está más cómodo en casa en camiseta y short. "Las teleclases son un apoyo y una guía", pero "uno tiene que trabajar con los niños todos los días, haya o no teleclases", dice Ana María, cantante de profesión.
Las clases son en vivo, con docentes instalados en un estudio de televisión, y se transmiten por el Canal Educativo y Tele Rebelde, dos de las ocho emisoras del país, públicas y de señal abierta. Ejercicios de sumas, propiedades de las células eucariotas... todo llega por la tele. Un gran desafío Para la profesora Amalfy Rivero, de 54 años, 30 de ellos como maestra y metodóloga del Ministerio de Educación, este "es un reto bastante fuerte (...) No tener un estudiante directamente en el aula nos trae como consecuencia que no podemos preguntar y que no se nos hagan preguntas". El 23 marzo el Gobierno cerró todas las escuelas, inicialmente hasta el 20 de abril, para contener la propagación del nuevo coronavirus. Pero la pandemia aún es una amenaza y el cierre se prolongó indefinidamente.
Es una medida única en 60 años de revolución socialista, pues durante los huracanes solo ocurre en zonas afectadas y por pocos días. "Lo fundamental es seguir cumpliendo con las medidas de aislamiento previstas", explicó la ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez. En esta parte del hemisferio ya ha transcurrido el 70 % del año escolar y faltan 8 semanas para el final. "No es una clase como tal en toda su concepción metodológica, sino espacios televisivos de 30 minutos de ejercitación, de consolidación", que también buscan "orientar a la familia, cómo ellos podían apoyar a sus hijos", explica la viceministra Dania López. También se incluyen espacios de arte y deportes y repasos para las pruebas de ingreso a la universidad.
En la región existe una experiencia parecida en Perú, en donde la televisión abierta llega a zonas andinas alejadas de las grandes ciudades. Y en Venezuela hay un plan que combina clases por televisión y radio, pero que enfrenta constantes cortes eléctricos, consecuencia del colapso de los servicios públicos por la crisis económica. Sustituir el colegio Las teleclases en Cuba datan de hace medio siglo. Comenzaron en viejos televisores soviéticos en blanco y negro y buscaron suplantar deficiencias o la ausencia del maestro. Ahora muchas casas cuentan con pantallas planas, aunque otras tienen aparatos más sencillos. Pero la currícula es igual para todos, en un sistema nacional único, público, obligatorio, gratuito y orgullo del Gobierno socialista, junto a la salud. La medida alcanza a 1.700.000 estudiantes matriculados de primero a duodécimo grado, de entre 6 y 18 años. "Las grabo porque son muy poco tiempo y prefiero verlas con calma", dijo a la AFP Karla Silva, de 13 años, en octavo grado.
Las autoridades reconocen que las teleclases no son suficientes, aunque sí ayudan. "Es imprescindible dedicar horas de estudio (individual) a cada asignatura”, señala la ministra. Las clases también se difunden en lenguaje de señas, para niños sordos. "Para mí ha sido una experiencia superinteresante (...) Nuestros niños necesitan muchas vivencias, mucha relación con el mundo que los rodea", explica la traductora Diasmelys Juliá.
La advertencia oficial a los padres es que los niños no están de vacaciones. Incluso la Policía interviene a las personas con niños en la calle y los conmina a llevarlos a casa. Así que la bicicleta, los patines, el béisbol y el fútbol al aire libre tendrán que esperar.