Al fin, luego de meses de aplazamientos, todo indica que este lunes tendrá lugar una de las diligencias judiciales más importantes del año. Se trata de la audiencia de imputación de cargos contra Diego Cadena, el joven abogado de Álvaro Uribe, protagonista en un complejo lío de supuesta fabricación de testigos que tiene al propio expresidente investigado ante la Corte Suprema de Justicia. El máximo tribunal está por definir la situación judicial del exmandatario y esa determinación, sea cual sea, tendrá un coletazo político. De ahí que haya inmensa expectativa por la suerte del abogado Cadena. En la audiencia vía teleconferencia el fiscal del caso, Daniel Hernández, imputará a Cadena y a su socio, Juan José Salazar, los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal. Cada uno de esos cargos conlleva una pena mínima de seis años de prisión y máxima de 12. Eso permitiría proceder con una medida de detención, aunque no es obligatorio que la Fiscalía la solicite. Una vez más, considerando el coronavirus y el hacinamiento carcelario, el asunto podría decantarse en una detención domiciliaria.

La Fiscalía intentará convencer al juez de que Cadena es responsable directo de haber tratado de torcer a dos testigos para que entregaran versiones convenientes para Uribe ante la Corte Suprema de Justicia. Los investigadores han podido corroborar giros de Cadena al entorno de Vélez por cerca de 40 millones de pesos. El lío se remonta a julio de 2018, cuando la Sala de Casación Penal decidió archivar una denuncia del expresidente contra uno de sus adversarios políticos, el senador Iván Cepeda, y abrir investigación formal contra Uribe al advertir que los testigos con que impulsó la denuncia inicial eran fabricados. En la misma decisión judicial, la Corte compulsó copias contra Diego Cadena para investigarlo como el supuesto artífice del engaño a la Justicia. El fiscal a cargo expondrá evidencias que giran en torno a dos exparamilitares que pasan sus días en la cárcel: Carlos Enrique Vélez y Juan Guillermo Monsalve. El primero asegura que Cadena le pagó por declarar contra Cepeda y que le pidió ayudar a conseguir otros falsos testigos. Vélez, para sostener que esta vez dice la verdad, aportó recibos y chats además de su extenso testimonio. Esos elementos están en poder de la Fiscalía y de la Corte. Los investigadores han podido corroborar giros de Cadena al entorno de Vélez por cerca de 40 millones de pesos. El abogado ha explicado que le dio plata al exparamilitar, pero no para mentir sino como gastos logísticos y como ayuda humanitaria, pues un hijo suyo estaba gravemente enfermo. Y después señaló que Vélez trató de extorsionarlo. Para respaldar su versión también entregó a las autoridades chats, audios y hasta una declaración notarial que hizo tiempo atrás para dejar constancia. El otro testigo es tal vez el más famoso del caso contra Uribe. Monsalve, de tiempo atrás, vincula al expresidente como auspiciador de grupos paramilitares en la Antioquia de los años noventa. Y ahora asegura que Cadena trató de voltearlo. Dice que el abogado se ofreció a adelantarle un recurso judicial extraordinario para que la Justicia revisara la sentencia a 35 años de cárcel que purga o para que la JEP lo admitiera. En su momento, Monsalve dio aviso a la Corte Suprema y montaron un operativo con micrófonos y grabadoras ocultas para registrar el momento en que se suponía que Cadena recibiría la falsa carta de retractación que le enviaría el paramilitar preso. Frente a esta acusación, el abogado asegura que nunca le pidió a Monsalve nada distinto a plasmar la verdad en una carta y que todo lo demás fue una celada para tratar de afectar al expresidente. Este lunes, a las dos de la tarde, un juez empezará a escuchar los argumentos de parte y parte. Como los supuestos hechos irregulares en los que está envuelto Cadena son los mismos por los que está siendo procesado el expresidente en la Corte Suprema, la suerte de uno parece atada a la del otro. Vélez vs. Cadena "Mi nombre es Diego Cadena, abogado del presidente Álvaro Uribe, ¿cómo está?”. Así solía presentarse –según se percibe en interceptaciones– el hombre clave en el caso de presunta manipulación de testigos por el cual el expresidente rendirá indagatoria ante la Corte Suprema de Justicia el próximo 8 de octubre. Cadena comparecerá ante el magistrado instructor en los próximos días y hará su mejor esfuerzo por convencerlo de que no compró testigos a favor de Uribe. Y lo hará, aunque un exparamilitar confesó a la Corte que el abogado le dio plata en varias oportunidades y entregó los recibos de giros que así lo corroboran. El enigmático abogado Cadena tiene 37 años, se mueve por el mundo en avión privado y mantiene estrecha relación con agentes de la DEA. Carlos Enrique Vélez, alias Víctor, exintegrante del Frente Cacique Pipintá que operó entre Caldas y Risaralda, rindió el comprometedor testimonio contra Cadena. Produjo una sorpresa mayúscula porque justo la defensa del expresidente había solicitado su declaración. Por eso se suponía que este testimonio le restaría credibilidad a Juan Guillermo Monsalve. Este último es el famoso exparamilitar que lleva años asegurando que creció en la hacienda Guacharacas, en Antioquia, y que allí pudo ver cómo germinó el bloque Metro con el auspicio de los hermanos Santiago y Álvaro Uribe Vélez. 

El senador Iván Cepeda, adversario de Uribe, presentó en 2014 el testimonio de Monsalve ante el Congreso y en la Fiscalía. En respuesta, el expresidente denunció ante la Corte Suprema al congresista del Polo por manipulación de testigos. El año pasado, Monsalve cobró nuevo protagonismo al asegurar que el abogado Diego Cadena, a nombre del senador Uribe, estaba asediándolo en la cárcel para proponerle comprar su retractación. Ese suceso clave produjo todo un escándalo e invirtió las cosas: la Corte archivó el proceso en favor de Cepeda y sentó a Uribe en el banquillo del acusado, donde ahora debe rendir indagatoria.

El proceso estuvo estancado casi un año y entre tanto Uribe solicitó llamar a  una veintena de exparamilitares con el fin de desmentir a Monsalve. Carlos Enrique Vélez se convirtió en el primer testigo interrogado por la Corte y su relato puso en serios aprietos al abogado Diego Cadena y, por tanto, al expresidente Uribe. 

Vélez estuvo ocho años detenido en la cárcel de Palmira y en su contra hay una veintena de sentencias condenatorias por paramilitarismo, homicidio, tráfico y porte de armas. En esa prisión lo conoció el abogado Cadena en 2017. Y del encuentro salió  una carta remitida a la Fiscalía en la que Vélez asegura que Iván Cepeda le pidió rendir una falsa declaración contra los hermanos Uribe Vélez para vincularlos con grupos paramilitares. La gran novedad es que ahora Vélez, ante la Corte Suprema, asegura que lo hizo a cambio de dádivas del abogado Cadena.  Vélez entregó los soportes de 12 giros que recibió del abogado. Entre los documentos hay un recibo por 5 millones de pesos, otro por 2 millones y una decena por cantidades menores. También respaldó el pago de varias tarjetas telefónicas. Por si fuera poco, en el expediente obra de tiempo atrás el poder “amplio y suficiente” con el que Cadena asumió como abogado de Vélez, el 14 de julio de 2017, apenas cuatro días antes de que el exparamilitar hiciera la carta de la que ahora se retracta. Con ese giro, Vélez se convirtió en el verdugo de Cadena.

El exparamilitar, además, llamó la atención por su sorpresivo traslado. Después de estar ocho años preso en Palmira, donde tiene su arraigo familiar, el pasado 17 de abril el Inpec resolvió enviarlo a La Tramacúa, en Valledupar, quizá la cárcel más peligrosa del país. Allí atacaron a Vélez y terminó herido. El testigo calificó este episodio como un atentado contra su vida, por lo que la Corte Suprema, horas después, ordenó su protección inmediata y su traslado de ese centro penitenciario. El propio Diego Cadena rechazará la versión de Vélez. Si bien el abogado admitirá que desembolsó dineros en favor de Vélez, explicará que lo hizo por razones humanitarias, ya que este le habría rogado su ayuda pues tenía un hijo menor gravemente enfermo. Cadena presentará chats, mensajes de voz y una declaración notarial en la que insiste que la plata solo sirvió para un auxilio humanitario sin compromiso. Vélez, desde la cárcel, le dice en uno de esos chats al socio de Cadena, Juan José Salazar, que le urge una ayuda para salvar a su niño: “Si no me cree, llame a mi mujer, que está con el niño; lo están canalizando, mi viejo,  estoy desesperado y no tengo más a quien acudir”. Cadena también cuestionará el dicho de Vélez al señalar que este le envió mensajes amenazantes. En uno de estos se escucha al exparamilitar diciendo: “Oiga, mande alguna cosita, mande dólares o reclame cadáver”. Con esos elementos, Cadena espera salir bien librado, pero su situación es complicada. La declaración documentada de Carlos Enrique Vélez es grave en sí misma y además robustece la afirmación de Monsalve que asegura que Cadena trató de comprarlo. 

El expresidente Uribe y sus abogados principales, Jaime Granados y Jaime Lombana, han dicho reiteradamente sobre la versión de Monsalve que este envió mensajes de que quería “confesar la verdad”. Granados y Lombana aseguran que se trató de una trampa, y que Uribe sin saberlo envió a Cadena para ver qué quería decir Monsalve. Más allá de la controversia de quién buscó a quién y para qué, está probado que Cadena visitó y llamó a Monsalve con insistencia. Luego este dijo que lo quería comprar. Y ahora otro paramilitar dice lo mismo, pero con recibo en mano. Tratándose del caso Uribe, uno de los más sensibles del país y en el cual está en juego la acusación de supuesta compra de testigos, resulta al menos sorprendente que Cadena haya hecho giros a un exparamilitar que rindió testimonio en el caso. Aun cuando medien “razones humanitarias”, se trata de un error garrafal que ningún abogado experimentado cometería. ¿Y quién es Cadena? Queda la pregunta de por qué el expresidente Uribe, teniendo a su disposición los mejores penalistas del país, acudió a Cadena. No tiene una respuesta fácil. Ni siquiera la gente cercana al expresidente conoce bien a este personaje. El enigmático abogado de Uribe, Diego Javier Cadena Ramírez, tiene apenas 37 años y viaja en avión privado por el mundo. Nació en Tuluá, tiene la calidez de un valluno y los gustos de un magnate. En Colombia se mueve con un grupo de guardaespaldas. Tiene su bufete, llamado Cadena y Asociados Law Office, en compañía con su socio y hombre de confianza, el también abogado Juan José Salazar. La mayoría de sus clientes son narcos colombianos y centroamericanos. Cadena tiene grandes contactos en la DEA y se dedica a convenir entregas y sometimientos de capos a la justicia gringa.

Los defensores principales del exmandatario, Granados y Lombana, nunca han trabajado con el valluno. Incluso el propio Uribe procura guardar cierta distancia con él de cara a la opinión pública. En julio de 2017, luego de que la Corte lo llamó a indagatoria, el expresidente anunció su renuncia al Senado e hizo una rueda de prensa en su finca El Ubérrimo. Entonces apareció con Granados y Lombana, pero dejó a Cadena fuera de los focos y a prudente distancia. Resulta al menos impactante que Cadena haya hecho giros a un exparamilitar que rindió testimonio en el caso. Aun cuando medien “razones humanitarias”, se trata de un error garrafal que ningún abogado experimentado cometería. Desde que Cadena entró en contacto con Uribe, hace unos cuatro años, el joven jurista se dedicó a buscar testimonios favorables al expresidente entre los delincuentes. Con esa misión ha visitado decenas de cárceles en Colombia y Estados Unidos. Muchos de esos testimonios terminaban remitidos a la Corte Suprema, lo que generaba suspicacias entre los investigadores. Y como Cadena no es apoderado de Uribe en el proceso que adelanta el alto tribunal, su línea pudo ser interceptada dentro de esa investigación. De ese modo, los magistrados obtuvieron miles de llamadas, muchas de ellas entre Cadena y Uribe. Cuando cayó preso el entonces fiscal Gustavo Moreno, hombre clave del cartel de la toga enquistado en la Corte Suprema, Cadena lo buscó en la cárcel La Picota de Bogotá para preguntarle sobre el caso Uribe. Meses después, cuando el exfiscal viajó extraditado a Estados Unidos, el joven abogado logró volver a sentarse con él dos veces: en la prisión de Miami y en la de Carolina de Norte, donde Moreno paga condena. Cadena es persistente en sus asuntos.   Con el objetivo de descifrar el enigma de Cadena, la Corte Suprema de Justicia solicitó ayuda a Estados Unidos para seguirle los pasos en ese territorio. Pero la colaboración nunca se concretó y la falta de respuesta de las autoridades estadounidenses en Bogotá reveló el poder del abogado. En Colombia, Cadena mantiene reuniones y comunicación fluida con agentes de la DEA. Las interceptaciones muestran que generalmente habla en clave –prefiere reuniones personales– y también dan cuenta de que posee un avión.

En varias interceptaciones se le escucha hablar, en inglés y español, con un sujeto llamado Tom. Comentan que un avión resultó “incautado por investigación” de alguna autoridad de Estados Unidos después de haber hecho un viaje con gente requerida por la justicia norteamericana. En otro momento, Cadena dice que su avión está  en Colombia y que “hay que pasar 3.800 dólares mañana acá en Cali para que autoricen.” Y menciona que para el trámite requiere fotos, pasaportes, licencia y seguro del avión. Diego Javier Cadena Ramírez, tiene apenas 37 años y viaja en avión privado por el mundo. Nació en Tuluá, tiene la calidez de un valluno y los gustos de un magnate. En Colombia se mueve con un grupo de guardaespaldas. En el expediente del caso Uribe hay decenas de comunicaciones entre Cadena y el exmandatario. Cada vez que el abogado salía de una cárcel, llamaba al expresidente para informarle. La Corte había programado la esperada declaración de Cadena para el viernes pasado, pero la agenda se retrasó y tuvo que aplazarla. Así que los próximos días el enigmático abogado tendrá que rendir su testimonio y le aguardan muchas preguntas.