Mientras los colombianos disfrutaban del tradicional alumbrado navideño que oficialmente empezó con la noche de las velitas este domingo 7 de diciembre, en zona rural de Cauca se desarrollaba una de las operaciones más complejas para lograr la liberación sana y salva de una niña de apenas 8 de años de edad. Se trataba del rescate de la pequeña Luisa Fernanda Sotelo Jiménez, secuestrada por una banda de delincuentes comunes conocida como Los Korioto. El acto criminal fue perpetrado en la mañana del pasado 25 de noviembre en plena plaza central del municipio de Almaguer, Cauca. El plagio de la menor, que es hija de un humilde agricultor y la secretaria de la inspección de Policía de esa localidad, despertó la solidaridad del país y logró captar la atención de todas las autoridades y más aún cuando se supo que por su entrega los captores inicialmente exigían 1.200 millones de pesos, una cifra inimaginable para la familia de la niña.
Foto: Archivo Particular Por eso el domingo 7 de diciembre a las 10:00 p. m. la noticia sobre el rescate con vida de la pequeña Luisa Fernanda se convirtió en una noticia bomba y gratificante en medio de una fecha tan especial. Hasta ese momento todo era normal y propio de la euforia que producía semejante resultado. Lo extraño del episodio vino después, cuando dos fuerzas del Estado, La Brigada 29 del Ejército y el Gaula de la Policía, empezaron a reclamar como propio el rescate de la pequeña. Casi de manera simultánea ambas instituciones a través de sus oficinas de comunicaciones divulgaron fotos y datos atribuyéndose la operación de rescate; incluso, un militar de la Brigada 29 que estuvo en la operación se tomó una foto con la niña en el mismo sitio donde la encontró y esa fue la imagen que varios medios difundieron en un principio. Si bien lo importante es que Luisa Fernanda recuperó su libertad y más allá de tratarse de una guerra de celos por parte de dos fuerzas del Estado que buscan el mismo propósito -proteger a los ciudadanos-, la verdad es que ese episodio estuvo lleno de simples coincidencias y malentendidos que en el fondo pudo llevar al traste toda una operación. Esta es la historia real de ese rescate. Desde el día del plagio, el padre de la niña se puso a órdenes del Gaula de la Policía en Cauca y prácticamente se fue a vivir a las instalaciones de esa dependencia. Esa actitud del progenitor ayudó a los buenos resultados de la operación, ya que los captores siempre estuvieron en comunicación con él para coordinar el pago del rescate. Así se montó toda una operación que tenía como propósito triangular las llamadas para establecer la zona probable donde tenían a la niña. Una de las estrategias era simular el pago del dinero, capturar al emisario, obligarlo a comunicarse con sus socios y hacerles creer que todo estaba en orden y que diera la orden de soltar a la pequeña. Así se hizo. Luego de coordinar el encuentro con alias 'Mono Leche', uno de los tres implicados en el secuestro de Luisa Fernanda. A él lo capturaron y convencieron de colaborar con el rescate de la niña, a cambio de beneficios judiciales. Vía celular, 'Mono Leche' se comunicó con sus otros dos compinches y los convenció de liberar a la pequeña con el argumento de que ya había recibido los 25 millones de pesos que al final tranzaron por el rescate. Con las llamadas trianguladas, el Gaula montó una operación de rescate en la zona donde ellos consideraban estaba la menor. Pero todo indica que los secuestradores mordieron el anzuelo mucho antes de lo esperado y procedieron a liberar a Luisa Fernanda en zona rural del municipio de La Vega, muy cerca a Almaguer. Fuentes cercanas a la investigación aseguran que la niña conocía el sector y se dirigió hacia la casa de un tío que vive en una vereda de la zona y fue él quien llamó a las autoridades y les dijo que su sobrina había aparecido.
Foto: Archivo Particular En efecto, fue una llamada la que puso en escena el batallón de Alta Montaña que la Brigada 29 del Ejército tiene en la zona. El coronel Jorge Herrera, comandante de esa Brigada aseguró que ellos la rescataron gracias a la llamada que recibieron de la comunidad, en la que se les indicó dónde estaba la niña. Semana.com le preguntó que si esa llamada y la casa donde encontraron a la niña eran del tío de la menor, dijo que no tenía esa información, “lo que sí puedo decir es que desde el mismo día de su secuestro sobrevolamos la zona en helicópteros, hicimos perifoneo y lanzamos volantes ofreciendo recompensa por quien diera información clave para el rescate de la pequeña”, explicó el oficial tras reconocer que toda la operación de inteligencia estuvo a cargo del Gaula de la Policía. En carta blanca se podría decir que el Gaula montó la operación de rescate y presionó la liberación de la niña, pero el Ejército la encontró sana y salva. De ahí que el mismo día de su rescate vimos dos fotografías con una misma historia feliz: a Luisa Fernanda en libertad. Pero el otro trago amargo de este trágico episodio vino por cuenta de la administración de justicia, ya que un juez dejó en libertad a los tres presuntos secuestradores porque en su criterio no hubo flagrancia ya que cuando los capturaron la niña no estaba en su poder.