Durante dos semanas empezaron a circular en Medellín y Cali unos volantes que invitaban al Seminario Interinstitucional de Derechos Humanos y Policía Judicial para los días 12 y 13 de octubre. La información se publicó en varios medios y los carteles se leían en distintas calles de las ciudades mencionadas. Aparentemente todo estaba listo pa-ra recibir a los conferencistas y participantes al seminario que tenía como propósito reflexionar sobre los derechos humanos. Con ese propósito el pasado martes en las horas de la tarde viajaron a Medellín y Cali cerca de 200 personas entre fiscales, procuradores y agentes especiales de la Policía. Ninguno de ellos tenía idea de lo que les esperaba. Mientras el grupo se desplazaba de Bogotá hacia Medellín y Cali, en el Palacio de Nariño el presidente Andrés Pastrana ultimaba los detalles del desayuno de trabajo que tendría el miércoles con los ministros de Defensa, Luis Fernando Ramírez; Interior, Néstor Humberto Martínez, y los generales Fernando Tapias, comandante de las Fuerzas Armadas; Jorge Mora, comandante del Ejército, y el general Rosso José Serrano, director de la Policía Nacional, para definir los cambios que se realizarían en las Fuerzas Militares a partir de noviembre. Antes de programar su agenda para las ocho de la mañana del miércoles Pastrana sabía que le esperaba una reunión muy tensa. Entretanto los asistentes al Seminario sobre Derechos Humanos ya se encontraban reunidos en dos grandes salones de importantes hoteles de las ciudades de Medellín y Cali. A las nueve de la noche estaban listos para oír la primera conferencia sobre terrorismo. Pero todos se quedaron con sus lápices y libretas en la mano. Los fiscales encargados del seminario les anunciaron el verdadero motivo de la reunión: "No hay conferencia, estamos en una operación secreta. A la una de la mañana empieza el operativo. A las tres deben estar organizados por grupos para recibir las instrucciones para comenzar a operar y a las 4:30 de la mañana se dará, simultáneamente, el golpe en varias ciudades". El seminario era la fachada de la operación secreta contra el narcotráfico más importante de fin de siglo y por eso se llamó operación Milenio. El trabajo de los investigadores de la Fiscalía comenzó en febrero de este año cuando el embajador de Estados Unidos, Kurtis Kamman, se reunió en el bunker de la Fiscalía General con el fiscal Alfonso Gómez Méndez para darle a conocer un mensaje del presidente estadounidense Bill Clinton y de la procuradora Janet Reno, en el que pedían su colaboración para iniciar la operación conjunta más importante después de la caída del cartel de Cali. Luego de escuchar el mensaje Gómez Méndez reunió a su gente de confianza y después se puso en contacto con el general Rosso José Serrano para iniciar las labores de investigación. El 19 de febrero el fiscal Gómez Méndez tuvo en sus manos la solicitud formal del Departamento de Justicia de Estados Unidos. La petición era una sola: asistencia judicial _con fundamento en el artículo 7 de la Convención de Viena_ para desmantelar una organización internacional muy poderosa con vínculos con los carteles de México y con contactos en Ecuador, Estados Unidos, Europa y Asia.En la primera reunión de fiscales, investigadores y agentes de la DEA las autoridades norteamericanas suministraron una sola prueba: la identificación de Alejandro Bernal Madrigal. Al grupo de Inteligencia de la Policía y la Dijin no le sorprendió el anuncio. Muerto Pablo Escobar, en el mundo de la mafia se comenzó a hablar de su sucesor y los investigadores comenzaron a escuchar de fuentes de Inteligencia el nombre de Bernal. Pero necesitaron cerca de tres años para saber a ciencia cierta de quién se trataba. Lo primero que establecieron fue que su alías era 'Juvenal'. Los informantes de las autoridades daban fe de que los cargamentos de droga que salían de los puertos colombianos con destino a México y Europa tenían como único dueño a este hombre que todavía no tenía rostro para los investigadores. A mediados de noviembre de 1997 el grupo Elite de Inteligencia de la Policía logró atar los primeros cabos para lograr la identificación de 'Juvenal'. Una operación encubierta, que duró cerca de tres meses, permitió conocer las primeras pruebas sobre la identidad del nuevo jefe de los cargamentos de coca. "A partir de ese momento y durante 730 días, un grupo de investigadores se acostó y se levantó con Juvenal en la mente", dijo a SEMANA uno de los oficiales que participó en la operación Milenio. Durante los tres años de seguimiento ininterrumpido los agentes investigadores lograron recopilar una buena cantidad de información que se tradujo en videos y fotos sobre los movimientos de Bernal. Ese material llegó a manos de la DEA, la CIA y el FBI, que de inmediato las repartió a sus filiales en México, Ecuador y 10 países europeos. Poco conocían los investigadores, hasta ese momento, sobre la organización de Bernal. "Sólo teníamos dos alternativas: lograr infiltrar gente nuestra en su grupo de trabajadores o conseguir que algunos de ellos se convirtieran en informantes. Obtuvimos lo segundo. Toda la información que comenzaron a suministrar lo hicieron directamente con agentes estadounidenses", agregó el oficial. Para los investigadores el éxito de la operación Milenio radicó en la penetración que se logró hacer de la organización de Alejandro Bernal. Los informantes aportaron las pruebas a los agentes gringos de todas las operaciones de narcotráfico que adelantó el capo en los últimos tres años, así como sus contactos con los carteles mexicanos, que se convirtieron en sus socios para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. "En el último año de investigación se empezó a construir el proceso judicial en Estados Unidos. Aquí en Colombia iniciamos el desarrollo de la operación de inteligencia. Nosotros sólo actuamos con base en las pruebas que fueron recopilando las autoridades estadounidenses", señaló uno de los oficiales que participó desde el comienzo en el montaje de la operación Milenio.Los 30 del patíbuloDespués de la paciente labor de seguimiento y recolección de información la operación Milenio entró en su fase final a comienzos de febrero pasado. Se conformaron tres grupos élites: uno de la Policía, otro de la Dijin y un tercero de la Fiscalía. En total fueron seleccionados 50 hombres, a quienes se les entregó la responsabilidad de mantener una estricta vigilancia sobre un grupo de 30 personas, entre las que estaban Alejandro Bernal y Fabio Ochoa Vásquez. El objetivo final de la operación era lograr su captura y ponerlos a disposición de las autoridades con el fin de adelantar los trámites pertinentes para su extradición. Para que la operación no fuera permeable el fiscal Alfonso Gómez Méndez, el director de la Policía, general Rosso José Serrano, y el director de la Dijin, general Ismael Trujillo, decidieron aislar a los investigadores del resto de sus compañeros y montar un 'cuartel' de operaciones en el que ninguna persona ajena a la investigación pudiera asomar sus narices. "Todo el trabajo de seguimiento se hizo con los más modernos equipos satelitales, con interceptaciones telefónicas, con personal camuflado en los sitios que frecuentaban. Además se realizaron videos y se tomaron fotos, es decir, no quedó nada por fuera", señalaron a SEMANA varios de los agentes que participaron en la operación Milenio. Todo este material reveló que Bernal era el jefe de la organización y que se había convertido en el reemplazo del capo mexicano Amado Carrillo Fuentes, después de su trágica muerte en un quirófano _mientras le practicaban una cirugía plástica_ y de la caída de los carteles de Medellín, Cali y la Costa. Una vez muerto el jefe del cartel de Juárez, Bernal se convirtió en el principal proveedor de estupefacientes para los mercados de Estados Unidos y Europa, utilizando rutas por Ecuador, Venezuela, Guatemala y México. Los investigadores de la Fiscalía concluyeron que Bernal "alcanzó a tener la capacidad de poder almacenar grandes cantidades de droga para disponer de ella en cualquier momento, es decir, para armar un embarque en poco tiempo y enviarlo". Según los fiscales, el capo logró un promedio de exportación de cocaína de 15 toneladas mensuales y unas ganancias diarias de casi un millón de dólares. Aparece Fabio OchoaLos fiscales que estuvieron al frente de la investigación aseguraron que para que esa empresa funcionara se necesitaba gente que tuviera la capacidad económica de invertir rápidamente en el envío de turno. Así fue como llegaron a Fabio Ochoa. Para la Fiscalía, Ochoa no fue más que un socio capitalista, una persona que invertía, eventualmente, grandes sumas de dinero en cargamentos. "Durante la investigación se logró confirmar que Fabio Ochoa mantenía una vieja amistad con Bernal. Lo contactó en el bajo mundo del negocios de la droga, le suministró rutas y le presentó una serie de personajes que decidieron confiar en él por el respaldo que les garantizó Ochoa. Pero además Ochoa invirtió en los envíos de droga que hizo 'Juvenal' a México y que tenían como destino Estados Unidos. Todas esas pruebas las tienen las autoridades norteamericanas. Por esa razón se ordenó su detención con fines de extradición", señaló a SEMANA uno de los investigadores de la operación Milenio. Al igual que Ochoa, cayeron otras 29 personas. Para las autoridades, tanto colombianas como estadounidenses, no hay duda de la complicidad de todos los capturados en el delito de tráfico de estupefacientes y del liderazgo de Bernal como nuevo capo de la organización.Las pruebas de Estados UnidosUna de las pruebas reina que tienen los norteamericanos contra los 30 colombianos solicitados en extradición son precisamente dos cargamentos de droga que fueron incautados por las autoridades a mediados de agosto. El primero cayó en Quito en desarrollo de la operación Atahualpa. Los narcotraficantes pretendían llegar con la droga a Estados Unidos pero fue incautada en Ecuador. Iban 2.872 kilos de cocaína camuflada en cloro líquido dentro de unos cilindros metálicos. Las autoridades lograron comprobar que era la organización de Bernal la que estaba detrás de todo. Además de las labores de interceptación de comunicaciones los agentes de la DEA obtuvieron las confesiones de los capturados con el cargamento. En este momento, según las autoridades, están colaborando con la justicia norteamericana Hernán Jaramillo, Luis Bernardo Valencia, Ana Cristina Mesa y los hermanos Hugo y Parmenio Ramírez Rodríguez, todos detenidos el día del operativo. El otro golpe se dio en la operación Houston, el 30 de agosto. La droga fue incautada cerca de las costas de Estados Unidos. Las autoridades dejaron salir el cargamento y asaltaron el embarque en altamar. Los agentes se encontraron con centenares de paquetes de pulpa de fruta fresca. Después de unas horas, cuando la pulpa se descongeló, los fiscales estadounidenses pudieron comprobar que la mezcla no era otra cosa que cocaína. En este caso también hubo capturas y nuevos datos que involucraban a 'Juvenal' y a sus socios. Toda esa información empezó a engrosar los expedientes de los jueces de tribunales en los estados de la Florida y Texas. Con esa información en la mano y con la identidad de los participantes en la organización el gobierno de Estados Unidos pidió al gobierno colombiano que la Fiscalía General de la Nación expidiera las capturas con fines de extradición. Así se hizo. El fiscal encargado, Jaime Córdoba Triviño, aclaró que, hasta ahora, las 30 personas capturadas el pasado miércoles no tienen procesos pendientes con la justicia colombiana y que el éxito de la operación había sido el resultado de la cooperación judicial entre Colombia, Estados Unidos, Ecuador y México. Córdoba Triviño resaltó también la manera coordinada como se realizó el trabajo entre las distintas entidades y dijo que parte del logro obtenido había sido el manejo de la información. "La información estuvo compartimentada todo el tiempo, no obstante que todas las entidades sabían que había un solo objetivo". La Fiscalía explicó, además, que la entidad lo único que hizo fue cumplir con una solicitud de asistencia judicial, amparada en el artículo 563 del Código de Procedimiento Penal. Así lo explicó un funcionario: "Nosotros cumplimos con la petición de la asistencia, es decir, que estábamos trabajando o colaborando para una autoridad judicial de Estados Unidos, que son los que tienen las pruebas contra todos ellos. Y como las capturas fueron con solicitud de extradición aquí no podemos evaluar las pruebas y no nos podemos quedar con ellas. No las podemos manipular. Todo eso se va para Estados Unidos". El día DLa hora final de la operación Milenio llegó el miércoles a la madrugada. A las cuatro de la mañana los 200 hombres invitados al Seminario sobre Derechos Humanos estaban a la espera de la orden para iniciar los allanamientos en Bogotá, Medellín y Cali. Fue un trabajo sincronizado en el que no se dejó nada al azar. Para la captura de Fabio Ochoa la Policía desplegó un grupo de 40 agentes que custodiaron su casa en Medellín 48 horas antes de su arresto. Fueron conformados otros ocho grupos, de 20 agentes, que cubrieron ocho sitios adicionales en la capital antioqueña que eran frecuentados por Ochoa. Otro grupo fue desplazado a Cartagena donde el hermano menor de la familia Ochoa tiene varias propiedades.El control de su casa se hizo desde un observatorio que se instaló a 15 kilómetros de su finca en las afueras de Medellín. Allí los agentes montaron un telescopio que les permitió seguir cada paso de Ochoa. Un avión, dotado con un cañón infrarrojo, sirvió de guía a los 40 agentes que tenían a su cargo la detención.En Cartagena se acondicionaron tres lanchas rápidas y un helicóptero para evitar cualquier intento de fuga. Y se montó un puesto de mando en la capital antioqueña que dirigió toda la operación a través de telefonía satelital para evitar cualquier intercepción. No menos espectacular fue la captura de Alejandro Bernal en Bogotá. Para ella se destinaron 50 agentes operativos que controlaron los pasos del capo durante tres días. Los agentes tendieron un cerco de un kilómetro alrededor de su casa y cerraron las principales salidas de la capital. Hacia las 5:30 de la mañana los allanamientos y las detenciones habían finalizado con éxito. Dos horas y media después el general Serrano llegó a su cita al Palacio de Nariño. A esa hora también acudieron puntuales los ministros y los generales Tapias y Mora. El presidente Pastrana también estaba listo para dar comienzo a la reunión. Pero el tema del día _los cambios y ascensos militares_ pasaron a un segundo plano. Serrano entregó su parte de victoria y un mensaje de Janet Reno al Presidente. Durante tres horas Pastrana y sus invitados conocieron de primera mano lo que había ocurrido la noche anterior.