Cuando en abril de este año el equipo de científicos de la Nasa dio a conocer el meteorito ALH84001 se generó una frenética actividad científica alrededor del mundo. El mismo día en que David McKay, jefe de la investigación,aseguró que en esa roca, proveniente de Marte, habían encontrado señales de vida extraterrestre en forma de pequeñas bacterias fosilizadas la comunidad científica puso manos a la obra y de inmediato sacó de estanterías y museos todos los meteoritos que acumulaban polvo desde hace años en búsqueda de algún tipo de evidencia de vida extraterrestre. Colombia también se contagió de la fiebre. Alvaro Ortiz, quien preside una fundación llamada Biotech, recibió en su oficina a un personaje costeño que hasta ahora ha mantenido su identidad en absoluto secreto. El hombre apareció con una pequeña roca que, según él, era una 'piedra lunar' que una señora en la Costa le había regalado 30 años atrás. El la había usado todo este tiempo como un pisapapel en su escritorio sin ponerle mayor atención, hasta que vio en la revista Muy Interesante un artículo sobre una subasta de rocas lunares en Nueva York, donde se había vendido una de ellas en cerca de 60.000 dólares. En ese momento el misterioso costeño decidió acudir a Biotech para ofrecer la piedra. Ortiz decidió, sin mucho entusiasmo, tomar unas muestras de la roca y estudiarla en Ingeominas con un microscopio electrónico y una microsonda para analizar su composición. La sorpresa de Ortiz fue mayúscula pues encontró cosas que no se dan naturalmente en la Tierra. La piedra contiene unas bolas microscópicas que refractan la luz y cuya composición es 97 por ciento de carbono. En realidad son pequeños diamantes que, por lo general, se encuentran en los meteoritos o en los lugares donde éstos han impactado la Tierra. Se les conoce como granos presolares y se generan en atmósferas nebulares que a lo largo de miles de millones de años se convierten en galaxias. Solo se dan en condiciones anteriores a la formación del sistema solar.También se encontró lo que parece ser un 'regolith'. Se trata de una solidificación muy rápida de gases que, una vez más, sólo puede darse en ambientes sin gravedad ni aire. Igualmente la piedra cuenta con estructuras llamadas microcráteres, que son perforaciones creadas por partículas microscópicas que golpean la superficie a grandes velocidades. Esto solo es posible fuera de la Tierra pues su atmósfera no permite dicha formación. Investigación internacionalFinalmente la piedra presentaba un tipo de oxidación poco común, lo que llevó a Ortiz a concluir que se trataba de un meteorito. Por Internet buscó la orientación de expertos internacionales en el tema. El principal de ellos es Anja Andersen, astrofísica y miembro del observatorio astronómico de Dinamarca, especializada en granos presolares. La científica danesa se entusiasmó con la investigación, le propuso una asociación colombo-danesa para investigar y está tratando de recoger fondos en Europa para costear un viaje de Ortiz a Copenhague. Al parecer se trata de un tipo muy raro de meteorito que se clasifica como condrita carbonácea. Su principal característica es la de tener un alto contenido de carbono, entre 3 y 30 por ciento. Lo sorprendente fue descubrir que la piedra colombiana tenía un contenido de carbono superior a 90 por ciento. El siguiente paso era hacer una datación para conocer la fecha de su formación. Ortiz envió una pequeña muestra en forma casi clandestina a una pariente suyaque trabajaba en una universidad francesa que tiene equipos para datación de alta tecnología con un sistema llamado argón-potasio. El resultado pareció imposible: 6.000 millones de años. Si ese cálculo es veraz la piedra sería no solo anterior a la formación del sistema solar sino que se convertiría en la más antigua en la historia, considerando que la edad del universo se estima en 12.000 millones de años. Superaría de lejos la más antigua que se ha encontrado, el meteorito ALH84001 de la Nasa, que tiene 3.600 millones de años. Los datos resultaron tan sorprendentes que la pariente de Ortiz casi es expulsada de la universidad acusada de haber dañado los equipos y la prueba fue invalidada. Ortiz decidió hacer una segunda prueba en Brasil y el resultado fue el mismo, quienes manejaron el equipo aclararon que dicho examen debía tener algún error estadístico. Andersen entonces recomendó a Ortiz una prueba más sofisticada. Se trata del sistema argón-argón, que se practica en Queen's University, en Kingston, Canadá, uno de los dos centros más avanzados del mundo. El colombiano envió una muestra y ésta fue irradiada, pero allí surgió un nuevo obstáculo: para que le entreguen los resultados tiene que pagar el costo de 5.000 dólares canadienses. Y a pesar de haber tocado todas las puertas en Colombia y en el exterior no ha sido posible recoger el dinero.Fósil extraterrestrePero los indicios sobre posibles hallazgos sorprendentes con la piedra no terminaron allí. Como si lo anterior no hubiese sido suficientemente asombroso, entre las imágenes del microscopio electrónico se encontró algo que podría ser un fósil, similar al de una criatura prehistórica terrestre llamada conodonte. Nadie sabe en realidad su forma original en la Tierra pues solamente se han encontrado vestigios de su dentadura. Estos animales vivieron hace 500 millones de años y se considera que pudieron ser los primeros seres vertebrados. La composición química de la mandíbula encontrada por Ortiz es de fosfato de calcio y apatita, dos elementos que en la Tierra solo se dan por procesos biológicos en las estructuras óseas. El substrato sobre el cual está impresa la supuesta dentadura está hecha de carbono, lo que descarta que se pueda tratar de una simple grieta. Una serie de expertos internacionales aplicaron modelos matemáticos a las fotos para identificar la estructura y determinar si puede ser biológica o no. Uno de ellos, Giles Miller, del Departamento de Paleontología del Museo de Historia Natural de Gran Bretaña, afirma que en su opinión se trata de una estructura biológica aunque un tanto distinta de un conodonte terrestre, cuyo tamaño normal es dos veces más grande que el del supuesto fósil.Hasta ahí ha avanzado la investigación. Muchos científicos reputados en España, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Hong Kong, Portugal y Brasil están al tanto del descubrimiento pero son conscientes de que falta aún indagar más. El problema es que los fondos y los recursos tecnológicos son escasos. Aunque varios de ellos le han propuesto a Ortiz viajar a sus países para adelantar el proceso lo cierto es que todavía no han logrado concretar nada en materia de financiación.Ortiz fue invitado como expositor a la última conferencia de la Sociedad Geofísica Europea en La Haya, pero no pudo asistir por falta de recursos. Y todavía tiene el problema del famoso costeño anónimo, quien guarda la piedra y no pretende entregarla hasta que le paguen por ella. De tal manera que, como van las cosas, no podrá saberse si toda esta historia no es más que un gran engaño o el descubrimiento científico de la década. Como en Macondo, la felicidad siempre parece estar a la vuelta de la esquina pero por alguna razón nunca llega. .