Siguiendo los pasos de lo que hicieron los españoles para sentar las bases de su ingreso a la Otan, a fines de los 80, y, más recientemente, a la Comunidad Europea, el presidente Andrés Pastrana ha decidido poner en marcha su propio acuerdo de la Moncloa. La foto del pasado viernes, en la que aparece el jefe de la oposición, Horacio Serpa Uribe, sentado a manteles con miembros del gobierno, empresarios, ex ministros de Hacienda y sindicatos, debatiendo los temas de la agenda económica y social, es el primer paso en esa dirección. Se trata de una apuesta arriesgada por parte del presidente Pastrana, quien ha preferido convocar a la oposición a concertar en lo programático en cambio de invitarla a compartir en lo burocrático.Lo cierto es que lo último que entrega un presidente a la oposición es su gabinete. Y Andrés Pastrana no ha sido la excepción a esa regla. A pesar de la impopularidad temprana y del desgaste propio de un primer año caracterizado por la profundización de la crisis económica es muy probable que las caras nuevas en los carros oficiales, del anunciado relevo ministerial, sean todas de la Gran Alianza para el Cambio. Sin embargo Pastrana está buscando nuevos mecanismos para que la oposición no entorpezca la marcha de los temas fundamentales de su administración, particularmente en lo que se refiere a los temas económicos.Por ese motivo Pastrana envió a mediados de julio al director de Planeación, Jaime Ruiz, y al ministro de Trabajo, Hernando Yepes, a España con el fin de que se empaparan de los instrumentos que han usado allá para lograr acuerdos sobre temas de política de Estado sin que por ello el gobierno abandone su agenda ni la oposición la suya.El viaje a España sirvió para que la administración decidiera separar lo que considera temas estructurales, que hacen parte de la 'suerte del país', de la política oficial. Para poner en práctica un mecanismo que permita promover esa estrategia el gobierno optó por darle un nuevo aire a la Comisión de Concertación, integrada hasta entonces por representantes de los trabajadores, de los empresarios y de la misma administración y, en realidad, útil en el pasado únicamente para las negociaciones salariales de fin de año.De la experiencia española tomó la decisión de crear una Secretaría Técnica de carácter académico, que por su naturaleza fuese 'neutral', por así decirlo, para lo cual buscó a Alvaro Reyes, director de econometría. Pero fue aún más allá. "Decidimos invitar, además del gobierno, los gremios y los sindicatos, a ex ministros de Hacienda de administraciones anteriores, a los partidos o movimientos de oposición y a los presidentes de las comisiones terceras de Senado y Cámara, dijo Jaime Ruiz a SEMANA, con el objeto de hacer la comisión lo más amplia posible". De los ex ministros estarán presentes Rudolf Hommes y, muy probablemente, Antonio Urdinola. El jefe de la oposición, Horacio Serpa, aceptó la invitación, así como los parlamentarios de Senado y Cámara. El movimiento independiente, liderado por Noemí Sanín, no lo hizo."La idea es buscar unas bases de acuerdo sobre temas que no son de gobierno sino de Estado, en particular los de naturaleza estructural, y que por ello le competen a toda la sociedad", explicó Ruiz.Harán parte de la agenda de la mesa de concertación los temas de la reactivación económica, la generación de empleo y todos los laborales y fiscales, que son la base de la plataforma legislativa del gobierno. De igual manera, y de forma simultánea a la discusión que se lleve a cabo en el Congreso, el gobierno piensa someter a estudio de la mesa de concertación el llamado 'Presupuesto de la verdad'.Pero la verdad es que la apuesta de Pastrana no es tan arriesgada. Si bien la apariencia es que el Presidente ha decidido no compartir el ponqué burocrático con sus detractores sino invitarlos al debate sobre los temas de Estado, lo cierto es que buena parte del liberalismo está ya en los listados del computador de Palacio y la agenda legislativa no corre mayores riesgos.Esta es la razón fundamental por la cual el acuerdo de la Moncloa a la colombiana puede resultar en verdad exitoso. Sin duda sirve para que los empresarios, los sindicatos, la oposición y el gobierno pongan sobre la mesa sus respectivas posiciones sobre los temas de la agenda económica y social. O para dejar en blanco y negro sus desacuerdos. O incluso para llegar a acuerdos.Pero si sólo de ello dependiera la suerte de la agenda legislativa el gobierno probablemente estaría cerca del abismo. En realidad el gobierno asiste con el revólver bien cargado, como las monjas de Tunja, a las reuniones del Noviciado en Cota. Lo cual hace que las reuniones de la Comisión sean un escenario de riesgo calculado. Pero en éste el gobierno abre la posibilidad para que cada uno de los allí representados pueda desahogarse y, posteriormente, hacer concesiones al gobierno en beneficio de una política de Estado y no de Andrés Pastrana.