La democracia cristiana volverá a dirigir el gobierno italiano, cargo que ese partido había perdido en junio del año pasado, después de 36 años de poder ininterrumpido. La crisis que había hecho caer el cuadragésimo segundo gobierno en la historia de la República italiana, comenzó el once de noviembre cuando el republicano jefe de no, Giovanni Spadolini, mantuvo su dimisión, luego de comprobar que los partidos socialistas y demócrata cristiano no modificarían las posiciones que lo llevaron a tomar su decisión.Spadolini esperaba que los partidos desaprobarian a sus ministros, Formica y Andreatta, responsables, según él, de haber roto la solidaridad gubernamental al exponer públicamente sus divergencias sobre la política económica y deteriorado la imagen del gobierno mediante un litigio personal, no exento de insultos, a través de la prensa.Molesto por ese conflicto que se había llevado a cabo durante un viaje oficial a los Estados Unidos, Spadolini declaró a su regreso: "O se dimiten o medimito. Pero tradicionalmente opuesto a las crisis extra-parlamentarias y a las elecciones anticipadas, el presidente de la República, Sandro Pertini, rechazó la dimisión y envió a Spadolini ante los diputados para que les planteara las condiciones institucionales y políticas del gobierno.Puesto ante la alternativa de perder parte de su autoridad, pues los socialistas no aceptaron el cambio de su ministro, y de tener que supeditar la remoción del ministro demócrata cristiano a un debate general sobre su política, Spadolini prefirió renunciar el 11 de noviembre sin recurrir al "voto de confianza" que habría puesto de manifiesto las graves disensiones que existen entre los cinco partidos que gobiernan a Italia desde el 28 de junio del año pasado.Historiador, máximo dirigente del partido nepublicarlo (3.5% del electorado), primer jefe de un gobierno laico desidie 1945, Spadolini habia mantenido durame su segundo gobierno (83 días) las mismas prioridades o "emergencias" definidas durante los catorce meses (ver SEMANA del 24 al 30 de agosto) que duró su primer gobierno moral, economia, terrorismo relaciones exteriores.Su propuesta de moralizar la vida pública y su apoyo a la creación de una comisión de 40 diputados de todos los partidosencargados de investigar el caso de la logia masónica "Propaganda 2" (P2), fueron unánimemente saludados, inclusive por el partido comunista.Su balance económico es, en cambio, negativo. La economía italiana conoce una tasa cero de crecimiento. La inflación ha retrocedido pasando de 21 a 17%, pero este índice que sitúa a Italia en el penúltimo puesto entre los países del Mercado Común, después de Grecia, parece haberse logrado con detrimento del empleo. Oficialmente, el desempleo en Italia es de 9.2%. La lira, a su vez, ha perdido el 30% de su valor y una nueva devaluación parece haber sido retardada únicamente gracias a las intervenciones del Banco Central que, en los primeros días de noviembre, habria alcanzado 400 millones de dólares.EXIGENCIAS A PERTINILa economía italiana ha perdido igualmente parte de su competitividad habitual, agravando así el déficit estatal que se cifra en un 14% del producto nacional bruto contra el 3%, por ejemplo, de Francia.En el campo internacional, la participación italiana al lado de Francia y los Estados Unidos en la evacuación de los palestinos de Beirut, su posición original durante la guerra de las Malvinas y la denuncia del gobierno argentino por los asesinatos, militarmente bautizados "desapariciones", han inaugurado, como Spadolini lo había deseado, una nueva etapa de la política exterior italiana.Tomando nota de la dimisión de Spadolini, Sandro Pertini designó el 16 de noviembre, después de amplias discusiones con todos los dirigentes políticos, al lider demócrata cristiano Amintore Fanfani para formar un nuevo gobierno.De 74 años, presidente del Senado y cuatro veces jefe de gobierno en los años sesenta, Fanfani inició una serie de consultas preliminares, destinadas a obtener un consenso sobre temas cruciales "por encima de cualquier condicionamiento ideológico y dentro de un espiritu de resistencia y libertad" Apoyado unánimemente por su partido, Fanfani ha hecho saber que, de ser aceptado, su gobierno tendrá que ser "serio" y "duradero", condiciones indispensables, dijo, para afrontar los cortes drásticos en los gastos públicos, la regulación de los salarios y la lucha contra los mecanismos que socavan la competitividad de la economia italiana ysu reactivación económica.Paralelamente, los demás lideres de la DC han relievado la prioridad absoluta que debe ser otorgada a los problemas económicos. Roberto Mazzeta, vicesecretario del partido, se pronunció en el periódico "Popolo" por una nueva política salarial (la DC piensa que es necesario negar el aumento de los salarios en los próximos contratos con los sindicatos) y afirmó que la inflación no debería superar el 10 en 1983, en vez del 13% previsto por Spadolini, y cifró en millares de liras el corte que deberá ser efectuado en los gastos públicos.Gerardo Bianco, en un documento emitido por los diputados el 23 de noviembre, invita a los italianos a seguir el ejemplo de los demás países industrializados que "han reducido el nivel de consumo para favorecer las inversiones productivas". En el mismo sentido, de Mita, jefe de la DC, entrevistado por "República", se declaró partidario de someter los hospitales y demás servicios sociales a las reglas del mercado.BERLINGUER EN LA OPOSICIONOpuestos a los cortes de los presupuestos sociales, los socialistas se pronunciaron a favor de un gobierno que dure lo suficiente para decretar las medidas más urgentes y prepare las elecciones generales anticipadas. Estas podrian llevarse a cabo, señalaron los amigos de Bettino Craxi, simultáneamente con las elecciones municipales que deben celebrarse en mayo próximo. Los socialistas han presentado un proyecto de diez puntos que, en general, habian sido aprobados por el gobierno de Spadolini. Figuran, en efecto, la adopción de medidas fiscales que respondan al criterio de rigor y de justicia, el incremento de la participación estatal en la tarea de reactivación económica y la necesidad de efectuar una reforma institucional.El Partido Comunista, por su lado, se opone a la convocatoria a elecciones anticipadas y a un gobierno de duración limitada. Abiertamente en la oposición, el PCI ha hecho saber, sin embargo, que si un gobierno surge de las actuales negociaciones será, una vez más, un gobierno precario, débil, dividido, inadecuado a las necesidades del país". Por otra parte, el partido de Enrico Berlinguer ha pedido a los demás ejercer presiones sobre los gremios patronales para obligarlos a negociar con los sindicatos obreros.Reanudando la política de Aldo Moro, Fanfani anunció que estaba dispuesto a establecer "una nueva relación con el PCI". Esta apertura en dirección de los dirigentes comunistas no asegurará, sin embargo, una mayor estabilidad al próximo gobierno, cuya duración se desconoce, pero del cual se sabe su divisa: "rigor y austeridad". José Hernández (Corresponsal de SEMANA en Europa).