Rubén Darío Restrepo Alvarez nació en Medellín, tiene 25 años, mide un metro con ochenta centímetros, pesa 68 kilos, estudio hasta tercero de bachillerato hijo de Ramón y Bernarda, con nueve hermanos, dos de ellos muertos. Nunca ha tenido antecedentes penales y siempre ha estado sin un centavo en el bolsillo.Rubén Darío es uno de los personajes más dolorosos y dramáticos que aparecen y desaparecen en un libro que seguramente provocará polémicas. Un libro escrito con rabia y desesperación por la suerte de miles y miles de colombianos que han sido golpeados, torturados, encerrados, humillados y destruidos por haber entrado ilegalmente a Estados Unidos, en busca del sueño americano.El libro se llama "El Hueco", fue escrito por el periodista Germán Castro Caycedo y publicado por Planeta, justamente para la Feria Internacional del Libro. Cuenta el autor que éste es el más angustioso de sus libros. Es el que lo encaró con las historias más alucinantes y lo hizo revestir de paciencia y ternura con las historias que iba grabando en ese restaurante de Queens, "La herradura", hasta donde llegan cotidianamente los colombianos que han perdido toda esperanza, los que acaban de entrar clandestinamente o quienes ya organizaron su vida, tienen buenos empleos y han decidido no regresar jamás al Colombia. Se trata de los colombianos que en medio de sus declaraciones y confesiones tímidas iban soltando otras historias, otros dramas, otros nombres que remitían a otros lugares salvajes de la frontera mexicana y zonas de Centroamérica.Según Castro Caycedo, todo comenzó un día que estaba en Eldorado esperando un vuelo internacional atrasado, y comenzó a hablar con uno de los funcionarios del DAS. Este lo inició en lo que sería su obsesión durante varios años, el drama de los colombianos ilegales, los que logran entrar y esfumarse, y los otros, los que son deportados en las peores condiciones. Esos que regresan a Colombia y, cuando el cansancio no ha desaparecido del todo, ya están reunien do un puñado de dólares para volver en las mismas circunstancias. Con oficinas fantasmas en Bogotá, Medellín y otras ciudades que los llenan de ilusiones, los que no tienen empleo ni esperanzas se embarcan en esas aventuras que utilizan todas las entradas por tierra, aire y mar.Más que escritor, más que narrador, Castro Caycedo es un reportero y esto es evidente en la acumulación de fechás, nombres, lugares, circunstancias y detalles que alimentan las distintas historias verídicas que componen este libro. El autor se desvive por los detalles pequeños, personales, que le dan más esencia al relato. Los gestos de los personajes, su actitud ante la vida, la muerte, el peligro y el hambre, esa desesperació que algunos no han podido borra aunque ya no pasen necesidades, eso elementos cotidianos que hacen de reportaje el más humano de los géneros periodísticos, la descripción de dolor y las torturas (apoyado el libros inspirados en la historia y la mitología de los aztecas para de mostrar que los policías mexicano son herederos directos de los verdugos de la antiguedad), están ordenados en una cronología que va y viene que roza un personaje, lo deja y más tarde lo retoma, cuando su drama se enlaza con el de otros.El lector sentirá escozor con la historia sangrienta de Rubén Dario Restrepo Alvarez, quien es abandonado por los policias mexicanos en la frontera con Guatemala después de encerrarlo, golpearlo y casi matarlo obligándolo a confesar un delito que no cometió sólo porque es colombiano. Muerto de hambre, su historia aparece en un periódico que un ilegal le muestra al periodista en "La Herradura", y Castro Caycedo inicia su rescate. Difícilmente lo saca del infierno y lo regresa a Medellín, y cuando se encuentran, cuando se conocen, lo primero que el joven decide es regresar, intentarlo de nuevo. En "El Hueco", como si fuera una película policiaca, van apareciendo Rubén Peña, Gabriel Jaime. Yezid Monsalve, Maritza, Juan, Hernando, Esperanza José, Pablo, Luz Helena. También están Carlos Alvarez, Wenceslao y Herbert, los hijos de un alemán enloquecido que abandona a la esposa. Wenceslao es el santandereano que pelea en Vietnam (quizás las descripciones que los combates, las técnicas militares y otros detalles relacionados con la guerra son excesivos y apartan al lector del tema principal, pero añaden un tono más sincero y completo al relato del colombiano). Otro personaje típico es Noé Castro, el ex novillero que sueña con convertirse en luminaria de Broadway, Reinaldo Lindo Bolaños es el gran triunfador en este libro, un visionario audaz que no le tiene miedo al trabajo ni a las deudas. Y, en medio de esas historias está el diálogo en Ciudad de México con el ex coronel de la policía, José González, autor del libro "Lo negro del negro Durazo", en el cual denuncia todas las atrocidades cometidas por el consentido del presidente López Portillo.Es un libro amargo, desesperado, verídico, lleno de sangre y dolor, y también de esperanzas. Castro Caycedo ha logrado el que puede considerarse su mejor reportaje. -