Han sabido combinar la política, la matemática y la pedagogía; los dos han sido alcaldes de las ciudades más importantes del país (Bogotá y Medellín); y tienen conceptos urbanísticos similares, según los cuales es posible la convivencia ciudadana y la extinción de la violencia, con resultados para mostrar. Antanas Mockus y Sergio Fajardo, en un movimiento audaz, acaban de fundir sus candidaturas a la Presidencia, tras el clamor de varios líderes de opinión y ciudadanos que los ven como afines en la política. Fajardo aceptó ser la fórmula vicepresidencial de Mockus, unión, que según la mayoría de analistas es natural. ¿Las razones?: las coincidencias de los proyectos políticos de los dos ex alcaldes superan a las diferencias, y además, Fajardo no tenía el apoyo de un partido con representación política, por lo que la alianza era mucho más probable que la de otros candidatos. La fórmula Mockus-Fajardo significa, no solo la inclusión de Compromiso Ciudadano en el Partido Verde, sino que es una jugada en el ajedrez político que podría inclinar la balanza a favor de un sector que hoy está en el tercer renglón de las opciones a la Presidencia, según las encuestas. Pero, ¿cuáles son las fortalezas y debilidades de la fórmula? Las matemáticas “Cuando dos matemáticos se suman, multiplican”, fueron las palabras de Fajardo una vez dio a conocer su adhesión a Mockus. La alianza de los dos ex alcaldes fue interpretada como un primer paso hacia la consolidación de un proyecto político alternativo, más atractivo que sus candidaturas por separado. Para la politóloga Socorro Ramírez, la unión de los dos candidatos sí logra el objetivo de sumar votos. “Al unirse Fajardo y Mockus no solo suman los apoyos de cada uno, sino que los multiplican”, escribió en una columna reciente en El Tiempo. El argumento de Ramírez se basa en que los dos han construido sus capitales políticos por vías distintas y en lugares distintos. Fajardo se ganó la confianza de los paisas durante su gestión como alcalde de Medellín, tanto así que la elección del actual mandatario de esa ciudad, Alonso Salazar, fue el resultado de su favorabilidad. Además, comenzó a recorrer el país desde hace más de un año, lo que ha nutrido sus propuestas con los aportes de expertos regionales. Mockus ha sido un referente de transparencia y honestidad, también como resultado de su buena gestión, en dos períodos, como alcalde de Bogotá, en donde encuentra altos índices de favorabilidad. Su campaña por la Presidencia se forjó en una consulta en la que participaron los otros dos ex alcaldes de Bogotá, Luis Eduardo Garzón y Enrique Peñalosa, quienes dieron un ejemplo de que la política se puede hacer sin recurrir al agravio y de manera constructiva. Además de la muestra de alta política de esa consulta, el Partido Verde se robusteció y alcanzó cinco curules en el Senado. Por esta razón, la analista Ramírez cree que este es un primer paso hacia la consolidación de un programa de gobierno en el que caben otras fuerzas políticas, lo que le daría la razón a la frase de Fajardo sobre el significado de la suma de dos matemáticos. En términos de cifras esa suma significaría, si se toman como referencia las recientes encuestas, una intención de voto por la fórmula entre el 14 y 16 por ciento, resultado que da de sumar la intención de voto por Mockus, quien entre un 9 y un 10,4 por ciento, y Fajardo quien registra entre el 4,4 y el 6,1 por ciento. Con esa favorabilidad, quien más debe preocuparse es la candidata conservadora Noemí Sanín porque estarían técnicamente empatados. Sin embargo, habrá qué esperar a las próximas encuestas para ver de qué manera perciben los ciudadanos la fusión. ¿Es suficiente el voto de opinión? La alianza entre los dos ex alcaldes supone un impacto mediático que puede aumentar, en parte, el nivel de conocimiento de esa fórmula presidencial en las regiones. Sin embargo, uno de los retos más grandes que tiene el Partido Verde es el de conquistar los votos apartados de los centros urbanos. La primera encuesta con todos los candidatos de la baraja de Ipsos Napoleón Franco, publicada el pasado 29 de marzo por SEMANA, reveló que Mockus tiene el 19 por ciento de la intención de voto en Bogotá, 9 en la ‘Oriental’, 6 en la ‘Caribe’, 8 en la ‘Pacífica’, mientras que en la región ‘Central’ sólo registró el 4 por ciento y en la ‘Sur oriental’ el 3. Fajardo registró el 1 por ciento de intención de voto en Bogotá, el 17 por ciento de intención de voto en la ‘Región central’(donde se cuenta Medellín), 3 por ciento en la ‘Oriental’ y la ‘Pacífica’, mientras que en la región ‘Sur oriental’ sólo registró el 1 por ciento y en la ‘Caribe’ el 0. De estas cifras se infiere que los dos candidatos tienen su mayor potencial de votantes en las capitales Medellín y Bogotá principalmente, en donde juega un papel importante el voto de opinión. Pero, según el analista Rafael Nieto, “el voto de opinión es necesario, puede inclinar la balanza en una elección, pero no es suficiente”, dijo a Semana.com. Para Nieto, la manera en que la fórmula presidencial Mockus-Fajardo juegue sus cartas será de vital importancia para que logre pasar a la primera vuelta. Después, “necesariamente van a necesitar del empuje partidista para llegar a la Presidencia”. La suma de factores como las alianzas, el impulso mediático y el comportamiento de las maquinarias es lo que definiría la segunda vuelta, en caso de que haya. Así lo explicó el analista político Alejo Vargas. En su criterio, si los verdes logran llegar a segunda vuelta junto a una figura como Juan Manuel Santos, es muy probable que liberales y conservadores de tradición partidista voten por el ex Ministro de Defensa quien representa la continuidad del uribismo. “Hay un sector de votantes al que le cuesta trabajo entender el discurso de la política anti-política, como el de Mockus y Fajardo. No es muy probable que ese sector cambie su voto”, dijo Vargas. Y la experiencia... Los dos ex alcaldes tienen experiencia como gobernantes locales, pero a diferencia de Juan Manuel Santos y Noemí Sanín, quienes aparecen punteando las encuestas, no han ejercido cargos nacionales como ministerios, ni representaciones diplomáticas. Hay quienes interpretan eso como una debilidad a la hora de administrar un país, pues las funciones son más complejas. Por ejemplo, la política de relaciones exteriores es de manejo exclusivo del Gobierno central; la actuación del Presidente y del Banco de la República es determinante en la economía; a esto se suma que la seguridad y la defensa de la nación son del fuero del más alto nivel del Ejecutivo. En otras palabras, una cosa es administrar una ciudad y otra un país. Sin embargo, las ciudades en las que fueron alcaldes Mockus y Fajardo son las más importantes del país, y en buena medida, sus administraciones representan desafíos debido a la complejidad de sus problemas. Además, muestra de que se puede gobernar con éxito un país, sin haber pasado por un cargo de orden nacional es Uribe. El Presidente saliente cuando llegó en 2002 a la Casa de Nariño pasó por la alcaldía de Medellín, la Gobernación de Antioquia y el Senado, pero no había hecho parte de un gabinete. Pero, explicó Nieto, durante la campaña y a la hora del debate, sí es clave la experiencia. “Ellos (Mockus y Fajardo) no tienen experiencia ni respaldo de partidos, lo cual significa una desventaja frente a los candidatos uribistas. Lo pueden conseguir, pero el tiempo de campaña es muy corto”, dijo. Gobernabilidad En caso de que los verdes conquisten el Solio de Bolívar deberán enfrentar un escollo grande: la gobernabilidad del país. El Partido Verde solo obtuvo cinco curules en el Senado, mientras que el Partido de La U obtuvo 27 y el Partido Conservador obtuvo 20 curules. Esa falta de apoyos en el Congreso, en donde hay una gran presión por las cuotas burocráticas y los contratos, hace más complicada la gobernabilidad, más aún cuando Mockus y Fajardo defienden una propuesta política basada en la meritocracia y en la argumentación. Al ser interrogado sobre cómo gobernaría, Mockus, en el primer debate de candidatos, dijo que aprendió la lección cuando pasó por la alcaldía de Bogotá, en su primer gobierno. Argumentó que creía en la democracia deliberativa y que si el argumento del otro es mejor que el suyo cedería en las decisiones. “Mayoría o minoría, cualquier persona puede aportar en un debate racional. Así la gente se reeduca y no vende su voto”, dijo. Ahora bien, sin poder anticipar la suerte que correrá el proyecto de los cuatro ex alcaldes, hay algo indudable: el solo anuncio de la alianza movió los cimientos de una campaña que amenazaba con tener resultados previsibles. Todo indica que con la sola presencia de la fórmula Mockus – Fajardo hay un nuevo naipe en juego y es obligatorio volver a barajar.