A 13 meses de las elecciones parlamentarias y 15 de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el procurador general, Fernando Carrillo, hizo un llamado a los servidores públicos de todos los niveles, y en especial a los directores de las entidades estatales, a separarse de sus cargos con la suficiente antelación. Hizo la petición este martes, desde Santander de Quilichao, y se convirtió en un ingrediente adicional que anticipa la campaña política del 2018.No es frecuente que la Procuraduría haga semejante petición, pero Carrillo advirtió que es deber de la Procuraduría vigilar que ningún cargo estatal sea utilizado para conseguir votos. “En ningún caso se aceptará la promoción de causas políticas que puedan afectar o comprometer el ejercicio de las funciones que les correspondan”, advirtió Carrillo.El procurador recordó que el ejercicio político de quienes hoy ocupan cargos en el nivel Ejecutivo está signado por la Constitución y las leyes que establecen prohibiciones para los servidores públicos y que en ningún caso pasarán inadvertidas conductas que, de alguna forma, tengan intereses partidistas y determinen las decisiones o las funciones de determinado funcionario.“No basta con cumplir el régimen de inhabilidades para aspirar a ocupar cargos de elección popular definidos por la Constitución, las leyes y la jurisprudencia, sino que se les exige en el Estado Social de Derecho, integridad y pulcritud máximas para prevenir todo tipo de distorsiones que confundan a los ciudadanos o que puedan afectar la función pública”, reiteró Carrillo.El pronunciamiento del procurador general se podría entender como un mensaje directo a los miembros del gabinete de gobierno que vienen deshojando la margarita para definir su futuro político inmediato.Le puede interesar: Vargas Lleras y Simón Gaviria arman un tsunami políticoCasi la cuarta parte de los miembros del gabinete han dejado entrever sus aspiraciones presidenciales, o vienen oyendo cantos de sirena para atreverse a la aventura presidencial. La petición del procurador Carrillo no sólo presionaría a los ministros a destapar sus cartas, sino que obligaría al presidente Juan Manuel Santos a armar un nuevo equipo, este sí para la recta final de su gobierno.En la ‘crisis ministerial’ que se avecina, al vicepresidente Germán Vargas Lleras, cuyas aspiraciones políticas se conocen de vieja data, lo seguirían en el camino de la renuncia por lo menos cuatro ministros, al menos para no inhabilitarse ante cualquier escenario.Juan Fernando Cristo, ministro del Interior desde el 7 de agosto del 2014, aspira a la candidatura del Partido Liberal y para ello deberá abandonar el gobierno si quiere participar en una eventual consulta.Los parlamentarios santistas del Partido Conservador aspiran a jugar en las elecciones del 2018 y su carta no es otra diferente al ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, a quien los cantos de sirena lo vienen seduciendo desde hace mucho, antes incluso de la reforma tributaria que generó antipatía entre muchos ciudadanos. De ser candidato, tendrá que buscar votos entre quienes se sienten golpeados por algunas de sus decisiones.Clara López fue candidata presidencial del Polo Democrático en el 2014 y se enfrentó en la primera vuelta a la reelección de Juan Manuel Santos. En la segunda vuelta lo apoyó, y un año después asumió como ministra de Trabajo. Sigue siendo presidenciable para muchos sectores de la izquierda y aunque en el Polo atraviesa un camino de espinas, deberá renunciar si quiere desempeñar algún papel en el próximo debate presidencial.Puede leer: Tensión en el Polo por elección de candidato presidencial Aunque para cantos de sirena, los que seducen constantemente al ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri. El Partido de la U, que pasa fatigas para encontrar al sucesor de Juan Manuel Santos, lo ve como una de las figuras no sólo por su trayectoria de seis años en el gobierno (primero como segundo de Vargas Lleras en el Ministerio del Interior), también por su carisma y buen sentido del humor. La baraja de presidenciables de La U, de momento, se cuenta con los dedos de una sola mano, e Iragorri es visto como ‘favorito’.Aunque no hay claridad cierta sobre si los funcionarios deben renunciar un año antes de las elecciones (en mayo del 2018 es la primera vuelta) o si, por el contrario, deben hacerlo a un año de las inscripciones de las candidaturas (febrero del 2018), el presidente Santos ya tiene en la cabeza que la llamada crisis ministerial sería en el mes de abril, según se lo ha confesado a varios presidentes de partidos políticos que esta semana han desfilado por la Casa de Nariño.Sin embargo, la advertencia del procurador Carrillo, que para muchos no deja de ser exótica, les mete presión a los llamados ministros presidenciables, a quienes se les acorta el tiempo para redactar la renuncia con el propósito de no inhabilitarse. Como quien dice, el procurador les pide lanzarse al agua.