Desde finales de 2017, cuando Aurelio Iragorri fue elegido director único del Partido de la U, venia hablando de la fórmula ‘Messi’. Con esa expresión se refería a una realidad política: mes y medio después de las elecciones esa colectividad definiría a qué candidato presidencial apoyaría.la U cumplió con esa fecha. En reunión de bancada de este miércoles decidió apoyar a Germán Vargas, con el argumento de que entre el partido y el candidato puede haber coherencia ideológica. Sin embargo, el sustento de esa idea tiene tanto de largo como de ancho.Por un lado, Vargas fue vicepresidente del segundo gobierno de Juan Manuel Santos, fundador jefe natural de La U. Y durante casi siete años de gobierno (2010-2017), Cambio Radical –el Partido de Vargas—y La U, hicieron parte de la Unidad Nacional. Pero por otro, a finales de 2016 Vargas Lleras comenzó a distanciarse del proyecto bandera de Santos, materializado en el acuerdo de paz. Eso llevó a que diferencias profundas en torno a temas como la creación de la JEP y curules para las víctimas del conflicto fueran votados negativamente por Cambio. A mediados del año pasado Vargas y su partido rompieron cobijas con la coalición de gobierno. La U, en cambio, acompañó al presidente hasta el final en los temas relacionados con la implementación de la paz. Paradójicamente el argumento de algunos miembros de La U, es que hay posibilidades de llegar a un acuerdo con Vargas alrededor del tema de la paz. Así lo dijo el senador Roy Barreras a la salida del encuentro de La U y quien participó en la etapa final de negociación del acuerdo con las Farc. Barreras fue inicialmente miembro de Cambio Radical, y expulsado por Germán Vargas poco antes de la segunda reelección de Uribe. Y cuando Santos aspiró a la Presidencia, se convirtió en uno de sus alfiles. Según Barreras, la opción de Vargas se consideró en respuesta a que 1) la alianza de Fajardo y de la Calle no prosperó 2) Vargas es la unica opción que queda de que el próximo presidente no haga trizas los acuerdos y 3) se le pedirá comprometerse con la implementación antes de formalizar el apoyo de la U. Hay que diferenciar el impacto que podría tener para la candidatura de Vargas la adhesión del partido del presidente , desde la perspectiva de la maquinaria y desde la orilla de la opinión. En términos de maquinaria la fuerza de La U no es nada despreciable. El pasado 11 de marzo obtuvo una votación de 14 curules en el Senado y 25 en la Cámara. Y aunque perdió el status de primera fuerza política del Congreso, se consolidó con una fuerza equivalente a la de un partido tradicional. Esos 39 parlamentarios electos podrían sumarle un importante apoyo a Vargas. Sobre todo en la costa Caribe, donde La U tiene una importante presencia. Según una simulación hecha por el Centro Nacional de Consultoría y publicada en SEMANA, con el apoyo de La U Vargas tiene un potencial de 3.170.477 votos, diez mil menos de los que tendría la alianza Fajardo-De la Calle, pero que lo podrían sacar del mal momento por el que pasa en las encuestas. En las últimas mediciones, no supera el 8 por ciento. Pero desde la perspectiva de la opinión, esa decisión podría ser costosa. La U ha sido un partido contaminado por escándalos de corrupción recientes, que podrían agravar la percepción de politica tradicional que ha rodeado la campaña de Vargas. Odebrecht y el escándalo del cartel de la toga salpicaron a sus dos principales electores en 2014: los senadores Musa Besaile y Ñoño Elías. A eso se suma otro hecho político que no necesariamente es favorable en términos electorales: La U lleva el sello de Juan Manuel Santos, quien fundó ese partido en 2005 para la reelección de Álvaro Uribe. Es conocido en el mundo político que Santos es quien tiene la última palabra en esa colectividad y que su deseo en el corazón es que este grupo de parlamentarios apoyara a Vargas . “El presidente cree que es más fácil defender la paz ganando con un candidato como Vargas, que hizo parte de su gobierno”, dijo a SEMANA una fuente del Palacio. Durante las últimas semanas se especuló sobre la posibilidad de que algunos miembros de La U corrieran a las toldas de Iván Duque dada su posición en las encuestas. Sin embargo, Iragorri logró llamarlos al orden y confirmar una decisión que venía cocinándose desde hace rato. Se especula, además, que Duque mostró poco interés en recibir una eventual adhesión de ese partido. Por ahora, La U ha anunciado que antes de formalizar la adhesión hará un acuerdo programático con Vargas. Armando Benedetti, que tienen un enfrentamiento reciente con Vargas y lo han criticado por su distanciamiento de la paz, ha guardado silencio. Falta ver qué sucede con otros, del bloque costeño, que desde hace meses están descontentos por que sienten que el gobierno privilegió a Cambio Radical con burocracia. Previendo apoyos como este, y en aras de evitar problemas de doble militancia, Vargas se inscribió por firmas y no por Cambio Radical. Una vez materializado el acuerdo con La U, quedan ocho semanas para que con adhesiones como esta se muevan los números de las encuestas que, recientemente y para el exvicepresidente, han cambiado poco.