Todos los que se lanzan al mundo del emprendimiento deben tener claro que ningún negocio es inmune en tiempos difíciles. Y la crisis derivada del coronavirus lo ha puesto en evidencia. Por estos días se habla de las dificultades que la pandemia ha planteado a las empresas, en especial los emprendimientos. Incluso algunos expertos aseguran que, aunque muchas han adaptado sus modelos de negocios a la coyuntura o han innovado para enfrentarla, cientos de startups no lograrán sobrevivir. Para no ser una de ellas, probablemente estas experiencias de supervivencia ayudarán a los nuevos empresarios a prepararse. Aquí sus lecciones.
Perder la vergüenza TES América es una empresa dedicada a prestar servicios y soluciones especializadas para la industria de las comunicaciones inalámbricas y la gestión del espectro radioeléctrico. La compañía fue creada en 1999, año en el que el país vio reducido su PIB en 4,3% y tiempo en el que miles de empresas entraron en liquidación directa a causa de la crisis. Cuenta Daniel Rosas, socio fundador y CEO de la compañía, que en ese momento la situación no fue un obstáculo para llevar a cabo su idea de negocio, pues “tenían una ventaja competitiva frente a los gigantes que prestaban servicios similares”.
Daniel Rosas CEO de TES América. La confianza y la compañía de expertos ayudaron a TES América a salir adelante después de la crisis. También vivieron la crisis de 2007 pero no sintieron efecto negativo. Al contrario, fueron años en los que la compañía crecía por encima de 70% y su modelo de negocio era un éxito. Pero como se acostumbra en el mundo empresarial, llegó un momento difícil para la compañía. En 2010 TES América puso en marcha sus planes de expansión y para ello se vieron en la necesidad de aumentar su fuerza laboral, crearon grupos especiales para dirigir esa estrategia, realizaron millonarias inversiones, entre otras decisiones corporativas. Sin embargo, el plan no funcionó. “Fue una fase de expansión agresiva. Diversificamos el portafolio pensando que podríamos tener un crecimiento aún más veloz, pero esa gana de crecer más casi nos lleva a una quiebra técnica”, menciona Rosas.
Enfrentaron demandas, tuvieron que despedir gran parte de su fuerza laboral y se vieron en la necesidad de replantear sus prioridades. El CEO de TES América asegura que en ese momento su único plan era sacar adelante la compañía, y echó mano de la creatividad y la sinceridad para salir adelante. “Llamamos a cada cliente para negociar. En un momento así la mejor carta es perder el miedo a la vergüenza. Cuando te va mal no se siente nada bien, pero es necesario dejar ese miedo y hablar con sinceridad, contar lo que está pasando y ser propositivo”, dijo Rosas. También resaltó la importancia de contar con acompañamiento de expertos que sepan guiar al empresario a tomar las mejores decisiones para crecer después de la crisis. En su caso, supieron escuchar los consejos de la red Endeavor a la cual pertenecen. Así mismo, dice Rosas, es importante planificar, ir despacio pero seguro en el mundo de los negocios y, si es líder, mantener el ánimo. “Esta es una circunstancia exógena y el reto está en cómo demostrar madera, confianza y resiliencia. Y sobre todo pensar con cabeza fría en lo que se vendrá”, recuerda. Un plan B La internacionalización y los cambios tecnológicos marcaron los momentos más difíciles de Siigo en sus 31 años de existencia. Ricardo Ortiz, fundador y presidente de la compañía de software contable, dice que la primera situación insostenible de la compañía fue su proceso de expansión en 1996, que se llevó a cabo en Ecuador, Perú y Venezuela, basados en el éxito que tenían en el país.
Pero los planes no salieron como esperaban. Gastaron más de lo previsto y la caja de la compañía no soportó el proceso. Recurrieron a la búsqueda de inversión y la encontraron en un fondo holandés, al cual, 12 años después, lograron recomprarle la compañía.
Ricardo Ortiz Presidente y fundador de Siigo. Ortiz considera que tener un plan B será la gran lección que dejará la crisis del coronavirus para los empresarios. La otra crisis la vivieron en 2011, cuando decidieron dar el paso y entrar al mundo de la tecnología en la nube. Lanzaron un nuevo producto, cambiaron su estatus de negocio, pasando a un modelo SAS, y a pesar de que el plan fue planificado de manera minuciosa, no fue lo que esperaban, por lo que nuevamente cayeron en una fuerte deuda. Y en este proceso, como es evidente, presenciaron y sintieron la burbuja de las tecnológicas en 2000, por lo que, a la velocidad de la luz, tuvieron que adaptarse a las nuevas tecnologías que estaban sobresaliendo en ese momento. Luego vivieron la crisis de 2008, de la cual se vieron beneficiados. “Uno tiene que planear en la tragedia. Pero si estuviera en 1999 tendría un plan B para haber hecho el proceso de transformación tecnológica, solo por si acaso y si estuviera en 2008 tendría claro que uno tiene que pensar localmente, porque puede pasar que las crisis internacionales no nos afecten tanto”, afirma Ortiz. Precisamente, asegura que con la emergencia del coronavirus las empresas tendrán que pensar en todo tipo de situaciones, así sean las más extremas y planificar sus operaciones con base en ello. También llamó la atención en la necesidad de lograr una “asociatividad” entre compañías de un mismo sector para que entre ellas se ayuden y puedan sobrevivir. “No nos asustemos tanto. De todas las malas cosas hemos salido adelante. Las lecciones serán tan grandes que todos saldremos fortalecidos y pensando de una manera diferente”, asegura. Reputación, un ‘as bajo la manga’ Envases SAS es una empresa familiar que nació hace 40 años en Colombia. Se dedica a la producción de envases para las industrias de alimentos, farmacéutica, químico y agroindustrial.
Álvaro Velasco, su CEO e hijo del fundador de la compañía, cuenta que desde que nacieron presenciaron épocas de mucho crecimiento, donde la empresa potencializó su operación y lograron cumplir sus objetivos. Pero, la crisis de 2007-2008 los impactó fuertemente.
Álvaro Velasco CEO de Envases SAS. La gran lección de la crisis para Velasco fue desarrollar la capacidad de reinvención. El empresario asegura que en ese momento desarrollaron una fumigadora para el sector agroindustrial, la cual lograron llevar a México, Centroamérica y algunos países de Suramérica. Pero la devaluación del dólar en ese año y la competencia con productos chinos redujeron las ventas de este producto, que para ese entonces representaba 50% de la facturación, unos $4.000 millones de entonces. “La empresa se vino a pique. En dos años se disminuyeron las ventas de las fumigadoras en 90% y las ventas en general cayeron 50%. Esto fue un golpe muy duro”, cuenta. Fueron dos años de pérdidas totales, de renegociación con clientes y de reconocer que no podían funcionar de la misma manera que antes. Así, para enfrentar la situación, afirmó Velasco, el paso a seguir fue reestructurar la compañía poniendo especial atención en el departamento encargado de los costos y la calidad de sus productos. “La reputación de una empresa es muy importante en momentos de crisis. A nosotros eso nos ayudó mucho en la negociación con los clientes pues contábamos con una trayectoria que respaldaba nuestra operación”, señala. De esta experiencia, cuenta Velasco, la compañía obtuvo varias lecciones. Entre ellas contar con el equipo indispensable y que esté comprometido con la cultura de la organización; hablar con honestidad con los clientes, proveedores y empleados; estar siempre atentos a lo que pase fuera el país y conocer de fondo cada detalle de la compañía.
“En momentos como estos, haber pasado por una crisis te da la experiencia para tomar la situación con otra perspectiva, pues así uno esté con miedo tiene las herramientas y el conocimiento para hacerle frente. En nuestro caso, nos permitió reinventarnos, volvernos más precisos y tener mayor conocimiento de cómo funciona realmente nuestra empresa”, resalta Velasco. Ojo al peor escenario La crisis de las libranzas golpeó fuertemente al sector financiero en 2016 y Finsocial fue una de las empresas afectadas. Esta compañía, que ofrece soluciones financieras apoyadas en tecnología y que hace parte de la red de Endeavor, vivió en carne propia la desconfianza que dejó en el sector la corrupción detectada en las compañías Estraval y Elite. “Nosotros teníamos un modelo transparente, totalmente diferente al que estaban trabajando otros prestadores. En ese momento fue muy complejo, porque no recibimos fondeo, nadie confiaba en las libranzas. Fue un tiempo de desesperación y en el que teníamos que sobrevivir”, cuenta Santiago Botero, CEO y fundador de Finsocial.
Santiago Botero CEO y fundador de Finsocial. Contar con el mejor equipo es clave al momento de la recuperación, señala Botero. Este emprendimiento contó con la fortuna de toparse con el interés de un banco que les ofreció fondear la actividad de la compañía e incluso incrementar la fuerza laboral para seguir en pie. Pero antes de que llegara ese ‘ángel’ Botero no perdía la esperanza de mantener viva su compañía. Así en ese momento de crisis lo primero que hizo fue priorizar e identificar las dependencias y el personal que era importante para la operación de la compañía. Para ello creó un Excel en el que simulaba el peor escenario y con él hasta qué fecha podía resistir la compañía y con cuánto personal. De esta manera logró por un tiempo sostenerse.
Para él, en los momentos de crisis es necesario pensar en condiciones extremas para así buscar una solución que sea efectiva. Así mismo, señala la importancia de buscar, aunque sea difícil, al mejor equipo para llevar esos momentos. “Uno debe, en lo posible, tratar de no despedir a la gente clave porque son ellos los que en el momento que retome la normalidad ayudarán a reactivar la compañía. Sin el personal adecuado, no es fácil arrancar”. Finalmente, frente a la coyuntura actual dice que en situaciones inesperadas y de dificultad también es importante ser creativos y poner los ojos donde se abra una oportunidad. “Por más grande que sea la tormenta, o más oscura que sea la noche, en algún momento saldrá el sol. Y, en este caso, los que estén atentos son los que van a poder salir adelante”, asevera Botero.