“Soy emprendedor desde hace 12 años y durante ese tiempo he tenido tres quiebras fuertes, incluso hace ocho años perdí hasta la casa de mis papás en un negocio que no resultó. Desde ese momento me di cuenta que de tanto pensar en no rendirme cometí el error de perder de más; lo que no era mío, lo que no tenía”, le contó a Dinero el emprendedor y cofundador de la escuela de español online Baselang, Adrián Castañeda. A raíz de las crisis económicas que tuvo que vivir, Castañeda aprendió a escuchar al mercado, a entender qué es lo que quiere la gente y desde allí establecer las bases de lo que sería su nueva empresa. Lea también: Los 10 unicornios latinoamericanos de mayor valorización Con bases claras y un socio estadounidense decidió crear la empresa Baselang, que hoy es una de las escuelas de español más grandes del mundo, tiene más de 700 empleados y opera en 53 países. Gracias a su éxito, Castañeda ha podido darle vida a más emprendimientos, entre los que se encuentra la iniciativa de Cero a Global, con el que apoya a los emprendedores con temas de aprendizaje y capacitación, así como también decidió consolidarse como inversionista para apoyar nuevas empresas. “El emprendedor tiene una idea muy equivocada de lo que es un inversionista, piensan que el inversionista es el salvavidas que les va a sacar la empresa adelante, pero lo que deben saber es que uno necesita de esa inversión cuando su empresa está en números verdes y tiene bases sólidas para seguir creciendo”, afirmó. A pesar de ser un inversionista hace poco, Castañeda es escéptico frente al papel que estos tienen y les aconseja a los emprendedores no “endiosarlos” y pensar que son la solución, sino contar con una inversión cuando la empresa ya está creada y es rentable. “Es probable que lo que digo no le guste mucho a los inversionistas pero no son seres intocables y un emprendedor no siempre necesitará de un inversionista, pero un inversionista siempre necesitará de un emprendedor”, añadió Castañeda. En este sentido, uno de los consejos que da el experto a los emprendedores es sentar las bases sólidas de la empresa, reconocer los números, tener un plan claro de acción que contemple el gasto mensual, el costo de la producción y, una vez tienen las finanzas claras, buscar inversiones teniendo “los números reales”. “Un negocio rentable no es tener gastos fijos” Para Castañeda, otro error frecuente que cometen los emprendedores es pensar que para tener una empresa exitosa tiene que haber una oficina, un mobiliario costoso y que de esa manera se pueden atraer los clientes y los inversionistas. Hay emprendedores, explicó Castañeda, que arriendan casas y oficinas en edificios para mostrar lo que bien pueden hacer desde sus casas sin incurrir en gastos fijos innecesarios. “Creo que durante la pandemia los empresarios pudieron ver que el trabajo se puede hacer muy bien desde las casas, sin necesidad de tener oficinas y haciendo reuniones virtuales con inversionistas ahorrando un montón de dinero”, afirmó Castañeda. También le puede interesar: AgrodatAi, la nueva ‘app‘ para que los agronegocios tomen mejores decisiones Pero no solo se trata del ahorro sino también permite crear consciencia de los modelos de negocio escalables y rentables que piensan en reducir gastos para que suban los ingresos, “esa es la clave de la rentabilidad de un negocio”, complementó. Los motivadores no pintan lo que es la vida real Castañeda tiene una mirada crítica con respecto a los motivadores y speakers especialistas en temas de emprendimiento. “A veces pienso que los motivadores no pintan lo que es la vida real, es claro que uno debe tener persistencia y no dejar los negocios en ocho días, pero también hay que reconocer cuando el proyecto no funciona y se debe cambiar el rumbo”, afirmó. Para el emprendedor, es necesario dejar que los proyectos maduren siendo organizados desde el principio, documentar todo lo que está ocurriendo en la empresa, lo bueno y lo malo, entender las cifras y desde ese punto tomar decisiones sobre si se necesita hacer un cambio. “Creo que el problema radica en que nos metieron en la cabeza que rendirse es sinónimo de fracasar. Lo que pasa es que cuando uno se rinde y se queda llorando en un cuarto sin buscar solución a eso se le llama fracaso, un fracaso es un fracaso cuando no se aprende nada de él”, afirmó. Sin embargo, cada fracaso lleva a entender un nuevo camino, aseguró Castañeda. Lleva a replantear el negocio, saber si realmente se tiene o no un futuro, si se debe dejar allí y empezar por otro lado. “Irse por un proyecto a ciegas por no rendirse fue lo que me terminó llevando a que mis papás no tuvieran casa, me negué a rendirme aún cuando el mercado lo decía”, afirmó. Las tres claves para tener un emprendimiento exitoso Con una historia de aciertos y desaciertos, Castañeda busca seguir creciendo con sus proyectos, así como apoyar a otros emprendedores para conseguir el éxito y por eso aconseja: Chequearse como líderes: Identificar su mentalidad y qué capacidad tiene de aguantar los fracasos. Capacidad para atender las batallas: Reconocer qué capacidades tiene para enfrentar las batallas, tanto técnicas como comerciales, y qué armas tiene para enfrentar las adversidades. Armar un buen equipo de trabajo: Un emprendimiento solo es muy difícil, por eso hay que rodearse de personas que conformen un buen equipo. Si es familia, tener muy claros los roles de cada uno para tener procesos creativos en los que todos aporten.
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