Como millones de campesinas del país, la familia de Deisy Venegas fue desplazada por la violencia en 2008, luego de recibir amenazas de grupos armados ilegales que operaban en el municipio de Montebello, Antioquia.Tras varios años de procesos, en 2015 su familia y la familia Tobón Marulanda fueron restituidas por la justicia y ambas decidieron formar una empresa que hoy produce una buena cantidad café pergamino que se vende en países como Estados Unidos o Australia y varios de Europa. Con el apoyo de la Unidad de Restitución de Tierras, la familia conformó la empresa Sabanitas Grupo Holding S.A.S. que es liderada por Deisy, quien a pesar de su juventud, pues tiene 26 años, está a cargo de más de 100 personas a las que emplea en este momento. Lea también: Contraloría alerta acciones frecuentes que deterioran recursos de la salud"Mi motivación es el trabajo y el esfuerzo de varias generaciones, además que me encanta el campo y espero que mi hijo crezca aquí y disfrute el trabajo que hemos hecho", le comentó Deisy Venegas a Dinero. Agregó que desde hace cerca de dos años está al frente de la empresa familiar de la cual hacen parte 27 parientes. Aunque en algún momento, en medio de la pandemia, estuvo preocupada por la posibilidad de que no le dejaran sacar el café del país, debido a las restricciones sanitarias, afirma que este año ha sido "muy bueno" para su empresa. Esto gracias al precio del dólar y al gusto que existe en el mercado internacional por su producto, el cual ha sido destacado por la misma Federación Nacional de Cafeteros, debido a su "altísima calidad".De acuerdo con la descripción del grano, su sabor tiene características de origen Montebello como florales, cítricas, dulzura a panela y chocolate y se comercializa como café tostado en empaques de 250, 500, 1.000 y 2.500 gramos.El trabajo con la comunidad Hoy Sabanitas cuenta con más de 26 hectáreas en producción y le compra el producto a más 15 grupos familiares pertenecientes al programa de restitución de tierras. Además, según comentó la joven empresaria, contratan a personas de la comunidad que los apoyan en todo el tema de recolección de la cosecha, en la que están actualmente. Aunque muchos jóvenes han buscado irse del campo hacia las grandes ciudades, debido a la falta de oportunidades, la violencia y la falta de cobertura del Estado, por lo que encontrar mano de obra no ha sido una tarea fácil y menos en estos tiempos de pandemia. Según explicó Venegas, con toda la contingencia de la covid-19, se han incrementado los costos del personal, ya que hay que hacer varias adaptaciones para todas las personas que van a hacer recolección del café a las fincas. Hoy en día, con un precio de carga de entre $1,1 y $1,2 millones se puede manejar esta situación; sin embargo, el año pasado, que vendieron a $750.000 la carga en promedio, asegura que no les quedaba margen de ganancia. Lea también: Invías cerrará el Túnel de la Línea las noches del 20 y 21 de octubreOtra de las dificultades que ha vivido esta empresaria es el machismo en el campo, ya que "los hombres piensan que las mujeres solo deben estar para el hogar, criar y revolver el café", por lo que ha encontrado cierta resistencia por parte de algunos empleados y otros productores que no creen "que una mujer joven pueda hacer el trabajo de un hombre". "Ganarme ese puesto y ese respeto no ha sido fácil, pero he trabajado por lograrlo", indicó Deisy.