Vélez ha desarrollado sus investigaciones como líder del  Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales de la Universidad de Antioquia (Pecet), el cual nació como un grupo de investigación en junio de 1986.“Desde el inicio tuvimos claro que el Pecet estaba orientado a estudiar las enfermedades tropicales transmitidas por insectos, especialmente aquellas que afectaran a comunidades indígenas y campesinos, las más olvidadas del país”, explicó a Dinero Iván Darío Vélez.El actual director del Pecet investiga con su equipo de trabajo no solo los aspectos médicos de las enfermedades sino también los aspectos antropológicos y sociales ligados a las mismas con el apoyo de recursos internacionales (80% de sus ingresos).

Fuente: Getty.Visite: Elena Stashenko, la ‘profe’ rusa que educa al futuro de la ciencia en ColombiaSon cerca de 220 personas que en la actualidad trabajan en este grupo de investigación desarrollando soluciones desde San Andrés y Providencia, pasando por la Costa Caribe, hasta el Amazonas y Chocó.“El Pecet ha sido un nicho de formación de investigadores, son miles las personas que han pasado por aquí en estos 32 años. Muchos de ellos han ido a otras universidades para formar sus grupos de investigación bien sea con la misma metodología o profundizando algunos de los temas que acá se iniciaron”, comenta el profesor.En la actualidad, los peores enemigos de este grupo de investigadores son los virus de chikungunya, dengue, zika, entre otras enfermedades transmitidas por vectores que en conjunto provocan más de 700.000 defunciones cada año a nivel mundial.Por ello, el grupo de investigadores se concentró en desarrollar una serie de métodos y buenas prácticas que hoy son replicadas en países africanos como Etiopía y Camerún, que también son muy vulnerables a este tipo de epidemias.Iván Darío Vélez explica que el Pecet creó los estándares internacionales de calidad para descubrir medicamentos, plantas medicinales y hacer estudios ‘in vitro’ e ‘in vivo’.“Es un grupo que tiene una enorme productividad científica, el año pasado tuvo 35 publicaciones, que es un número importante, y ya tiene seis patentes”, añadió.Lea también: Manizales prevé formar una cultura emprendedora desde las aulas de claseSin embargo, una de las colaboraciones más destacadas del Pecet la realiza en The World Mosquito Program, una iniciativa global que busca acabar con varias de las enfermedades tropicales transmitidas por los mosquitos.Básicamente se trata de un programa liderado por la Universidad de Monash en Australia, y apoyado por el Pecet, que consiste en la liberación de mosquitos aedes aegypti, el mismo que transmite el dengue, el chikungunya y el zika, pero infectado de una bacteria llamada Wolbachia.“Sabemos que un mosquito infectado con Wolbachia no puede trasmitir ni dengue, ni zika, ni chinkunguña, y además es totalmente inocuo para la salud humana porque la bacteria solo infecta insectos y no a mamíferos”, explicó Iván Darío Vélez.Estos mosquitos infectados con Wolbachia son cultivados en el laboratorio y luego son transportados a los puntos más críticos de la epidemia en grandes municipios y ciudades como Medellín. “Se van liberando progresivamente comuna por comuna, o barrio por barrio, buscando que los mosquitos infectados se apareen con los mosquitos locales y su descendencia nazca con Wolbachia”, detalló el científico.

Fuente: GettyEl proyecto, destacado por Ruta N, la entidad experta en innovación y emprendimiento de la capital antioqueña, inició en el año 2014 con una prueba piloto en el barrio París de Bello (Antioquia).En esa ocasión se quería determinar la capacidad que tiene la universidad de producir moquitos 100% infectados con Wolbachia. Así como la evolución de las diferentes generaciones del mosquito.Recomendado: Emprendedores colombianos cultivan bichos de exportaciónPecet terminó la liberación de los mosquitos en diciembre de 2015 y desde entonces cada semana los investigadores recogen mosquitos de esa zona para analizarlos.Según los resultados de la prueba, ya van de 10 a 15 generaciones de mosquitos infectados con la bacteria benéfica.  De hecho, Iván Darío Vélez calcula que en la actualidad entre un 80 a 90% de los mosquitos de la nueva generación tienen esta bacteria.Debido a estos resultados el investigador dice que estas enfermedades ya fueron controladas en la mayoría de los barrios en donde se realizó la prueba piloto.

“Ahí seguimos, tenemos el resto del año para terminar de liberar mosquitos en el Valle de Aburrá, y cuando tengamos una tasa de infección de Wolbachia en la población de mosquitos importante, vamos a evaluar la eficacia y la reducción de las trasmisiones”, comentó Vélez.Le puede interesar: Medellín invertirá el 3% de su PIB en ciencia, tecnología e innovación al 2021El experto concluye que está es “la medida de control más económica que existe", incluso si se compara con la destrucción de criaderos, los toldillos, la educación a la comunidad y la aspersión de químicos.Es por ello, según él, que la iniciativa ha comenzado a ser replicada en grandes urbes de América Latina como Río de Janeiro (Brasil), en donde ya han sido liberados mosquitos en las favelas.La situación es dramática con respecto a este tipo de plagas. En teoría, los mosquitos que transmiten estas enfermedades habitan en alturas menores a 1.800 metros sobre el nivel del mar.Sin embargo, el Pecet ha identificado la presencia de estos mosquitos incluso a más de 2.000 metros debido al calentamiento global que se evidencia en diferentes puntos del planeta. La tendencia es empeorar, pues estos mosquitos pronto llegarían a habitar ciudades que históricamente se consideraban como frías.Lea también: ¿Qué puede aprender Colombia de la experiencia alemana en materia de ciencia y tecnología?