Para el 2021 se prevé que en el mundo se generarán 52.200 millones de toneladas métricas de desechos electrónicos, un aumento del 17% frente a lo que se reportó en el más reciente informe The Global E-Waste Monitor, que evalúa los desechos electrónicos globales, políticas y estadísticas. En ese informe se recalca que en el 2016 se produjeron 44.700 millones de toneladas métricas de desechos electrónicos, de las que solo el 20% fue reciclado. Esa basura tiene una particularidad frente a otros desechos: muchos de los elementos con los que fabrican los aparatos electrónicos son sustancias tóxicas y que afectan gravemente el medio ambiente. En algunas ocasiones, son incluso una amenaza para la salud de los seres vivos. Recomendamos: ¿Sabe qué pasa con los dispositivos electrónicos que dejó de usar? Componentes como el mercurio, plomo, cadmio, entre otros, resultan nocivos para la salud del ser humano y afectan de manera notoria al medio ambiente. En Colombia, la Ley 1672 de 2013 insta a las empresas que comercializan con aparatos eléctricos y electrónicos a gestionar su reciclaje y a brindar al consumidor los espacios para la recolección. De parte de las organizaciones, en los últimos años se han venido proponiendo lineamientos para introducir acciones enfocadas en el reciclaje ambiental y establecer gestiones integrales de los residuos, con el objetivo de cumplir con las metas de desarrollo sostenible. “Se puede hacer un inventario de la disposición de activos y a partir de ahí se puede tomar una ruta que tiene varias etapas dependiendo de los tiempos. Hay empresas que son multinacionales con cientos de plantas alrededor del mundo. Lo que sucede es que puede que tengan maquinaria o equipo tecnológico que ya no necesiten para sus operaciones y se puede revisar qué otra planta de esa misma empresa puede usar esos equipos”, explica Abel Peña, vocero en Colombia de la compañía Equipnet. De acuerdo con el directivo, de esta manera se evita la compra de una máquina nueva, ahorrando costos y reduciendo el impacto ambiental que podría haber. Otro método que se usa, es que si no hay otra sucursal de la compañía a la que le funcionen los equipos, buscan otras empresas que estén interesadas en comprar en ese tipo de equipos. Le puede interesar: Cómo las minas urbanas pueden convertirse en fuentes de preciados minerales En el listado de opciones también está que si no se le encuentra ningún uso interno o externo a las máquinas, estos podrían ser donados a organizaciones como instituciones educativas que podrían reutilizarlo. La última posibilidad, antes de que sea definitivamente basura electrónica, es revisar si se pueden reciclar los equipos tecnológicos o alguna de sus partes, siguiendo protocolos ambientes. En Latinoamérica se produce el 9% de la basura electrónica del mundo, con un incremento anual que va entre 5% y 7%. Colombia ocupa la cuarta posición, por debajo de Brasil, México y Argentina, aunque ocupa el primer lugar en cuanto a gestión y disposición. En ese sentido, la Andi lidera proyectos de pos consumo enfocados en el control y manejo de este tipo de residuos. Otras compañías como Storkkermill / Cmbe dedicada a producir, importar y vender máquinas para apoyar el reciclaje de residuos electrónicos en Latinoamérica, y la multinacional Dell EMC, han implementado desde hace varios años programas de reciclaje destinados a fortalecer las políticas ‘verdes’ de aquellas empresas locales y expandir su compromiso con el medio ambiente. Le sugerimos: Estudiantes de Maicao convierten los desechos electrónicos en artesanías