El mundo de la movilidad está patas arriba. La emblemática Ford pasó de las líneas de producción de autos a fabricar insumos médicos y ventiladores, los sistemas de transporte urbano operan a media marcha para evitar la propagación de la covid-19, al tiempo que millones de carros particulares y motos seguirán parqueados en garajes. Con este panorama, un medio de transporte sencillo y liviano, e inventado hace un par de siglos, se podría convertir en la solución más práctica y eficiente de movilidad: la bicicleta. En la tierra de Egan, Nairo, Mariana y Lucho se venden cada año unas 600.000 bicicletas, tanto recreativas como de trabajo.
Se trata de un mercado jalonado por una afición creciente, deficiencias en oferta y tarifas en los sistemas masivos de transporte. La fabricación local de estos vehículos se extinguió casi por completo luego de la apertura económica de los 90, por lo que los grandes jugadores de la industria se dedicaron al ensamble, distribución y comercialización. La gran mayoría de las partes de las bicicletas que se arman en Colombia provienen de China y Taiwán, cerca de 90%. Y en ese nicho el líder indiscutible en ventas es HA Bicicletas, una compañía creada en Antioquia hace más de medio siglo por Hernán Aristizábal, un emprendedor resiliente que logró reinventar el negocio luego de la avasallante invasión de bicis chinas. La marca más reconocida de esta compañía, que en 2018 facturó $455.771 millones, es GW, la misma que llevó a Mariana Pajón a lograr varias medallas olímpicas. “La bicicleta es un invento que revolucionó el mundo y en medio de esta coyuntura será aún más determinante en materia de movilidad. Estamos viendo que en ciudades como Nueva York se hacen planes sin precedentes para que la gente se mueva en bicicleta durante y después de esta pandemia”, dijo Jorge Hernán Villegas, gerente de mercadeo de HA Bicicletas. Esta empresa paisa también distribuye otras marcas internacionales como Scott y Shimano.
En cuanto a distribuidores hay que hablar de la cadena de tiendas Bike House, la más grande del país, con 45 puntos de venta. Su fundador es otro paisa, Carlos Ballesteros, quien afirma que vende unas 40.000 bicicletas al año de la marca internacional Trek y Cliff. Se trata de un segmento muy distinto al de GW, pues en este caso los precios están entre $1,6 millones y $40 millones. Aunque son cifras muy altas para la mayoría de los ciudadanos, este empresario considera que el sector tendrá un empuje muy grande en los próximos meses y años.
“Después de la covid-19 vendrá el ‘virus’ del uso de la bicicleta que se extenderá por todo Colombia y el mundo. Eso traerá muchos beneficios, porque la gente hará más ejercicio y se reducirá la contaminación ocasionada por el excesivo uso de autos y buses”, anticipó Ballesteros. Otros canales interesantes por estos días de cuarentena son las plataformas de comercio electrónico. Mercado Libre indicó que entre enero y abril de este año (comparado con el mismo periodo de 2019) se incrementó en 29% la venta de bicicletas, en 162% la de bicicletas eléctricas y en 105% las patinetas. Y a la carrera por una tajada del mercado de bicicletas están entrando con fuerza las grandes superficies; Falabella ya tiene su marca propia Jeep y es número uno en ventas en el portal Linio; el Éxito y Olímpica también tienen marcas propias y un número cada vez más amplio de modelos. También pedalea con fuerza la cadena Decathlon que desarrolló su sello Triban. Además, Ballesteros menciona tres marcas emergentes que están incursionando en el mercado para competir con los grandes: se trata de Optimus, Cliff y Venzo. Eso sin olvidar los barrios en Bogotá y otras ciudades en donde se consiguen todo tipo de marcas y bicicletas. En el mercado participan las empresas que ofrecen bicicletas eléctricas, como el caso del fabricante de motos Auteco, que ensambla dichas bicicletas en Medellín y que tiene 6 modelos disponibles.
Aunque las circunstancias actuales indican que la venta de bicicletas acelerará la marcha, aparecen dos baches en el camino: la infraestructura y la regulación. Frente al primero, los expertos y empresarios coinciden en que es necesaria una mayor cultura y educación de los ciclistas urbanos y que para eso se necesita mejorar el diseño de la infraestructura. Miles de ciclistas en Bogotá y otras capitales ocupan vías y avenidas y pasan semáforos en rojo.