El multimillonario mexicano Carlos Slim quiere aprovechar el nuevo boom de obras de infraestructura en América Latina. El olfato para los negocios siempre ha caracterizado al mayor accionista de América Móvil (Claro). Esa cualidad lo llevó hace unos años a invertir en FCC (antes Fomento de Construcciones y Contratas, hoy Operador Global de Infraestructuras). Esta, una de las constructoras españolas con mayor experiencia, pasaba por dificultades financieras debido a una deuda inmanejable, problemas contractuales y malas inversiones. Slim no es nuevo en el sector infraestructura. Con su conglomerado Carso logró acumular por décadas experiencia y dinero en México en ese sector, así como energía, industrial, manufactura y tiendas de consumo. Le puede interesar: Carlos Slim llegó la hora del retiro del mundo empresarial A mediados de la actual década vio una oportunidad para internacionalizar Carso. España intentaba salir a flote luego de una profunda crisis que había dejado en la lona a muchas compañías, entre ellas varias constructoras. De ese modo, FCC se convirtió en su caballito de batalla y su principal objetivo. Luego de negociaciones con la familia Koplowitz, principal accionista de la constructora, en 2014 Slim se hizo con 25% de las acciones. Al efecto giró el primer cheque salvador, por US$650 millones. Pero apenas abarcaba la cuota inicial. Nuevas compras le permitieron ampliar su participación hasta 81%. Entonces, el mexicano llevó a cabo un plan de ajuste financiero, la inyección de capital y consiguió nuevos contratos millonarios en Medio Oriente y América Latina. Así, sacó a flote a la empresa. Los resultados ya empiezan a verse. La más reciente asamblea de accionistas aprobó un pago de utilidades, algo que no sucedía desde 2013. Según un reporte reciente, FCC logró en 2018 ganancias por 251 millones de euros y redujo la deuda en 25%. En medio de esa coyuntura, algunos medios internacionales anunciaron que el empresario preparaba su salida, luego de cumplir con su meta de sacar adelante a la constructora. El propio Slim lo desmintió después. Sus apuestas FCC viene ganando terreno en América poco a poco. Aunque la firma tenía presencia desde hacía mucho tiempo, no ganaba contratos tan jugosos, en parte por su falta de apalancamiento. OHL y Sacyr le habían tomado cierta ventaja a este lado del Atlántico. La situación cambió en los últimos 3 años. En julio de 2016 el multimillonario mexicano se estrenaba como máximo accionista en FCC con la adjudicación de un gasoducto de 630 kilómetros en México que requirió hacer inversiones por US$250 millones. Le sugerimos: Carlos Slim vino a Bogotá y nadie se dio cuenta En 2018, FCC se quedó con un contrato hospitalario en Chile por US$700 millones, y en Colombia con el contrato para construir el túnel del Toyo, en Antioquia, con 9,8 kilómetros, el más largo del país. La inversión de este consorcio donde está Slim y los Solarte asciende a $1,8 billones. El año pasado Slim estuvo a punto de cerrar un acuerdo para mejorar la navegabilidad del río Magdalena. Sin embargo, los problemas de estructuración financiera, sumado al escándalo de Odebrecht, impidieron concretar la inversión. El empresario mexicano tiene en el radar otros proyectos millonarios en la región. Hace apenas unas semanas la prensa chilena informaba que FCC entró en la puja para construir el tren Santiago-Valparaíso, la primera línea ferroviaria de alta velocidad en Sudamérica, financiada con capital privado. Un consorcio conformado por la empresa chilena Sigdo Koppers y la firma China Railways Group (Crec) había propuesto inicialmente al gobierno austral construir el tren por US$2.300 millones. Sin embargo, Slim y FCC presentaron una contrapropuesta por apenas US$1.600 millones. Asímismo, en Colombia entraron con fuerza en la licitación de la primera línea de metro de Bogotá. En ese caso FCC se asoció con su vinculada Carso Infraestructura y Construcción.

En el metro de Bogotá, Slim compite con firmas chinas y españolas. / Carlos Slim Máximo accionista de FCC Eso sin contar que en España sigue ganando terreno con contratos también millonarios. Uno de los más taquilleros, la remodelación del estadio Santiago Bernabéu, casa del club de fútbol Real Madrid, por 470 millones de euros. Los números comienzan a mejorar, pero están lejos de ser ideales, pues FCC mantiene una deuda alta y requerirá de más tiempo y contratos para consolidarse en este competido sector. Por el momento, el curtido empresario mexicano tiene los ojos puestos en mercados como América Latina, Medio Oriente y Estados Unidos, donde hay necesidades millonarias en materia de infraestructura. De momento, parece que le sale la jugada.