La pandemia confirmó una de las frases famosas del poeta belga Charles Van Lerberghe, según la cual nunca hay que reír de las lágrimas de un niño porque “todos los dolores son iguales”. El sector empresarial puede dar fe de la veracidad de esta sentencia. En Colombia, todas las empresas, independientemente de su tamaño, sintieron el impacto de la pandemia, ya sea porque sus ingresos cayeron tras el largo confinamiento o porque el consumo se redujo ante la incertidumbre o la pérdida de empleo de sus clientes. En medio de esta compleja situación, los fondos inmobiliarios y las empresas que construyen oficinas o centros comerciales para arrendar han sentido sus propios dolores. Aunque tienen el respaldo de sus inversionistas, el sacudón de la crisis los tocó. Sin embargo, tuvieron fuerzas para apoyar a sus clientes, los empresarios, y para continuar sus proyectos. Como sus apuestas son de largo plazo, saben que un mal año no es el fin del mundo. ¿Qué han hecho estas grandes compañías para enfrentar la crisis? Estas son sus reflexiones. Puede leer: Los resultados del PEI, el inversionista inmobiliario, en la pandemia Defender el empleo Dos grandes lecciones le han dejado la crisis provocada por la pandemia a Gabriel Escallón, el gerente de Cimento, la compañía creada por la constructora colombiana Amarilo y la guatemalteca Spectrum que se dedica a construir centros comerciales. La primera es que, para sacar adelante al país, hay que trabajar de manera colaborativa. La segunda, que se debe acabar con el individualismo, pues no deja progresar. Escallón, que dirige la empresa que construyó los centros comerciales Fontanar en Chía y Arkadia en Medellín, recuerda que cuando el Gobierno decidió en marzo decretar el aislamiento preventivo obligatorio comenzaron a trabajar en tres temas: las medidas de bioseguridad de estas instalaciones, para garantizar la salud de sus colaboradores y clientes; diseñar alivios a los arrendatarios que, debido al cierre, se quedaron sin ingresos –en algunos casos fueron de 100%, y defender el empleo. Cuando arrancó la reapertura en junio, el trabajo colaborativo rindió sus frutos. Escallón señala que hoy Fontanar volvió a tener una ocupación del 98,5%, mientras que en Arkadia, que arrancó hace un año, es del 97%. Durante la pandemia abrieron nuevas marcas e incluso subieron la ocupación con la llegada de otras como H&M y Decathlon, por ejemplo. Para el directivo, la empresa tiene claro que “estamos en Colombia por muchos años y vamos para adelante”.
Centro comercial Fontanar. Siguen los planes En Pactia, el fondo inmobiliario que en tres países –Colombia, Panamá y Estados Unidos– maneja cerca de 70 activos inmobiliarios en sectores de comercio, oficinas, hoteles y bodegas, la atención se centró en cuatro frentes prioritarios, dice Lina Hurtado, la vicepresidente de negocios. El primero le apuntó a salvaguardar la vida y la salud de las personas con medidas de bioseguridad. El segundo, a la sostenibilidad de los clientes, pues hoteles y comercio se afectaron profundamente por los confinamientos. Recomendado: Bancolombia lanzó Tu360, vitrina inmobiliaria y de movilidad Por eso buscaron mitigar los efectos negativos del aislamiento y los apoyaron con acciones como financiarles investigaciones de mercados, foros virtuales y mejora de canales de atención. “Además de darles alivios, les dimos herramientas para que pudieran leer mejor el mercado”, dice la ejecutiva. El tercer pilar buscó proteger y mantener la liquidez del fondo en medio de un escenario de menores ingresos. El último se enfocó en garantizar una operación con mayor eficiencia, ajustando costos y gastos. ¿Qué viene para Pactia? En las perspectivas de 2021 están contemplando varios factores, desde el rol que jugarán los gobiernos nacional y locales para acelerar la reactivación económica, hasta la evolución del virus, un posible rebrote y la llegada de la vacuna al país. “Así como nos adaptamos a llevar tapabocas, hacer filas y lavarnos las manos, ahora tenemos que adaptarnos a ese nuevo escenario de la economía y, como compañía, la meta es recuperar terreno, estabilizar los activos que tuvieron pérdidas, volver a tener rentabilidad en el portafolio y mantener algunas iniciativas”, señaló Hurtado. Estas son un proyecto de vivienda multifamiliar y oficinas en Estados Unidos, que empieza a operar entre este diciembre y el primer trimestre del próximo año; la consolidación de Lógika Vía 40 en Barranquilla, y la ampliación del parque industrial Lógika Siberia, que tendrá seis naves de bodegas adicionales, pues los inmuebles destinados a la logística son los que ofrecen mejores oportunidades y mayor dinamismo. Pensar a largo plazo Las dificultades que le planteó la pandemia al sector inmobiliario le permitieron a Pei Asset Management, el administrador del vehículo de inversión inmobiliaria más grande del país, con 164 activos, generar un “intenso y constructivo trabajo conjunto con arrendatarios”, dice Jairo Corrales, su presidente. El objetivo principal fue privilegiar las relaciones de largo plazo, basadas en la flexibilidad y la innovación. Lea también: Récord en ventas de vivienda en octubre El directivo destacó que la cercanía con los arrendatarios fue clave para lograr la retención de los contratos y estructurar los mecanismos para apoyarlos durante esta etapa, siendo al tiempo responsables con los inversionistas. Además, los esquemas de alivios estructurados durante ese tiempo se dieron en un marco de responsabilidad y viabilidad, que les permitió gestionar la afectación a los ingresos “sin comprometer en ningún caso su estabilidad de largo plazo”, dice el directivo. Por eso, al cierre del tercer trimestre ya comenzaron a evidenciar algunas tendencias positivas. Por ejemplo, lograron arrendar más de 6.000 metros en áreas comerciales y a septiembre, con la mayor reapertura, los activos logísticos e industriales alcanzaron un 94% del tráfico de usuarios. También, los inmuebles comerciales registraron a septiembre un tráfico de visitantes de, 53%, lo “que permitió registrar un nivel de ventas cercano al 85% de los mismos meses del año anterior”, dice Corrales. En términos de vacancia, la empresa estima que a partir de 2021 habrá una recuperación que, aunque lenta, podría evolucionar mucho mejor a partir del año 2022. Los negativos efectos de la pandemia llevaron a las empresas a ser más innovadoras y creativas para reducir los impactos, así como a explorar caminos colaborativos para garantizar su sostenibilidad y la de sus clientes a largo plazo.