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En la mayoría de respuestas de expertos y analistas ha surgido un denominador común: la tecnología es el habilitador que permitirá a los negocios fortalecerse y proyectar su visión para lo que viene. Aquí hablamos de soluciones como computación en la nube, inteligencia artificial, computación cuántica, sistemas de gestión, software contable y herramientas de optimización administrativa. A estas se suma el Internet de las cosas (IoT, por su sigla en inglés), que se muestra como una tendencia que, en el entorno empresarial, marca una gran diferencia en la manera en la que las compañías pueden operar en medio de la contingencia actual. Esto viene dado, principalmente, por condiciones que hoy favorecen que millones de sensores, dispositivos y personas puedan estar conectados en todo momento y desde cualquier lugar; redes móviles de alta velocidad, mayor cubrimiento de Internet en ciudades y zonas remotas, así como muchos más aparatos habilitados para conectarse a la Red se cuentan entre ellas. Lea también: MQA: la consultora que basa su negocio en los datos De acuerdo con datos de Cisco, se estima que para finales de 2020 habrá más de 31.000 millones de dispositivos conectados en el mundo; la cifra subirá a 75.000 millones para 2025. A su vez, la firma de investigación IDC proyecta que las inversiones en este campo alcanzarán, para 2021, los US$2.100 millones. Múltiples industrias han venido aprovechando las aplicaciones del IoT, entre las que se encuentran energía, salud, manufactura, retail, energía y telecomunicaciones. Los casos de uso son variados y van desde ciudades inteligentes, medición, transporte y logística, fabricación automatizada o sistematización de hogares y empresas. La situación actual plantea cambios frente al escenario de años anteriores. Hoy, la oferta y demanda en distintos sectores económicos ha bajado considerablemente los volúmenes de producción y, en algunos casos, ha significado el cese total de actividades. En ciertas industrias esto ha implicado el planteamiento de procesos completamente distintos, no solo para poder iniciar de nuevo la operación, sino con el fin de cumplir con requerimientos de distanciamiento social y bioseguridad. Es ahí donde el IoT se convierte en una tendencia determinante para que las industrias puedan repensar su operación y planteen nuevas maneras de hacer las cosas. De acuerdo con la firma consultora McKinsey, las organizaciones en la actualidad tienen 3 retos importantes. El primero consiste en asegurar la continuidad de su negocio; así mismo, lograr procesos que permitan llevar la operación a la ‘nueva normalidad’; finalmente, mejorar la operación en el largo plazo con el fin de estar preparadas para eventos similares a la covid-19. En cada uno de estos escenarios, dice McKinsey, la aplicación del IoT puede ayudar a las compañías a plantear un panorama distinto y renovado hacia el futuro. Recomendado: Mejorar la productividad en un entorno disruptivo: transformar la banca Los ejemplos son variados. Para poder iniciar operaciones cumpliendo con las exigencias de las autoridades, es posible implementar ciertas soluciones para disminuir la presencia de personas en las fábricas. Los sensores en máquinas permiten recibir información del desempeño de la maquinaria, así como obtener retroalimentación de posibles fallos o interferencias en la producción. Otras soluciones de rastreo de personas pueden ayudar a implementar medidas de distanciamiento físico. Estas se pueden combinar con sistemas de análisis de video e imágenes infrarrojas para detectar fiebre en los empleados o posibles focos de infección. Una oportunidad adicional del uso del IoT se plantea frente a la interacción con otros actores del mercado, teniendo en cuenta que fabricantes, proveedores y clientes tendrán que cambiar su forma de operar. Así, el IoT puede ofrecer intercambio de información en tiempo real a todos los participantes de la cadena de suministro al crear una visión holística de elementos como la producción, inventarios, calidad y tiempos de entrega. Con estos datos, afirma McKinsey, será más fácil para las empresas optimizar sus niveles de abastecimiento, mejorar la planeación de su producción y optimizar la distribución, a la vez que tendrán una radiografía mucho más rápida de los posibles problemas, con la consecuente posibilidad de actuar de manera veloz. Le puede interesar: China lanza dos satélites para internet de las cosas Existen herramientas basadas en IoT para establecer precios que analizan la oferta y la demanda en tiempo real, lo que sirve para consultar niveles de inventario, capacidad disponible, tiempos de producción y fechas de entrega. Con este análisis, la solución puede recomendar el mejor precio para una fecha determinada, lo que les permite a las compañías actualizarlos con mayor frecuencia; esto incrementa los ingresos entre un 5% y un 8%. Los casos son incontables y aplicables a todas las industrias, teniendo en cuenta que hoy ya existe la conectividad y los equipos que facilitan la implementación de muchas de estas soluciones. El reto para las compañías es visibilizar qué procesos tienen la capacidad de mejorar con este tipo de herramientas y proyectar su operación para aprovechar la tecnología de la mejor forma.