La Oficina Administrativa de los Tribunales de Estados Unidos explica que este capítulo del Código de Bancarrota generalmente "prevé la reorganización, que usualmente involucra a una corporación o sociedad". "Un deudor del Capítulo 11 generalmente propone un plan de reorganización para mantener vivo su negocio y pagar a los acreedores con el tiempo", agrega. "Las personas en negocios o individuos también pueden buscar alivio en el Capítulo 11". “Cuando una compañía ingresa al Capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos significa que se acoge a un proceso de reestructuración de la empresa. Hay una gran diferencia entre el Capítulo 11 y el Capítulo 7”, explica a Dinero el director de los programas de Negocios Internacionales de la Universidad Ean, Michael Torres. El Capítulo 7, en términos concretos, es exclusivamente de bancarrota y, de cierta manera, la empresa cierra operación. Esto marca una gran diferencia con el Capítulo 11, que permite a las organizaciones seguir operando. Lea también: ¿Qué sigue para Latam Airlines tras acogerse a reorganización? “El Capítulo 11 no es que sea una ley de bancarrota o quiebra como tal, sino es un proceso de reestructuración y permite que la empresa siga operando para que pueda llegar a pagar las acreencias, las deudas que tiene”. Latam y sus filiales en Chile, Perú, Colombia, Ecuador y Estados Unidos se han acogido a “una protección voluntaria bajo el proceso de reorganización financiera” con el apoyo de las familias Cueto y Amaro, y Qatar Airways, dos de los mayores accionistas del grupo. “El proceso de reorganización financiera del Capítulo 11 es un marco legal bajo el cual Latam y sus filiales podrán redimensionar sus operaciones y adecuarlas al nuevo entorno de demanda, y reorganizar sus balances financieros, permitiéndoles resurgir como negocios más ágiles, resilientes y sostenibles”, señaló este martes la compañía, tras conocerse la decisión que excluye a las filiales en Argentina, Brasil y Paraguay. Al cierre de las operaciones en la bolsa de Santiago, las acciones de la aerolínea Latam se desploman 35%. Torres señala que con el Capítulo 11 se crea un proceso de reorganización de las deudas que tiene la empresa y lo que se busca es que aquellos que tienen acreencias sobre la firma no las ejecuten, sino que tengan un tipo de espera mientras esta se recupera. “Eso toma un tiempo, pero depende de un plan de reestructuración que se hace entre la empresa —llámese Avianca, Latam o cualquier otra— y una Comisión que se delega desde el Departamento de Justicia de EE. UU.”, agrega. Entre esa Comisión, los acreedores y la empresa también determinan cuánto tiempo necesita y cómo va a ser ese proceso para que la compañía pueda volver a flote. Lea también: Panorama de aerolíneas y turismo: contra las cuerdas por el coronavirus Para una empresa, añade, “lo bueno de este Capítulo es que puede mantener la operación, los acreedores no van de una vez por los ingresos de la empresa, los accionistas pueden verse un poco afectados porque el precio de la acción baja, porque de pronto no van a recibir dividendos, pero la empresa se mantiene, que es lo importante”. Las solicitudes generales de quiebra estadounidenses cayeron en abril pasado frente a 2019, pero las referentes al Capítulo 11 se incrementaron un 26% el mes pasado, de acuerdo con datos divulgados por Epiq Systems y proporcionados por el American Bankruptcy Institute. El futuro del sector turismo La crítica situación del sector ha avivado las solicitudes para acogerse al Capítulo 11. Al respecto, Michael Torres explica que “el futuro del sector turismo y sus empresas es muy difícil, no solamente mientras dura esta pandemia, sino más adelante, porque no hay confianza por parte del consumidor para tomar un avión, irse a un hotel y las medidas de bioseguridad”. “Muy difícil... Además, está amarrado a la economía de cada persona. Muy seguramente muchas personas pueden perder su empleo y eso significa que tal vez el tema turístico no sea algo que vaya a estar en la mente de los consumidores, porque van a haber otros gastos inmediatos y no de placer como puede ser el turismo”. Torres considera que “es un sector que claramente se va a ver muy golpeado, en la medida en que quienes lo demandan pueden tener dinero, pero tienen cierto miedo a gastarlo”. “Aquellos que tienen una posición privilegiada pueden seguir desarrollando actividades turísticas, pero tal vez no para que el sector se mantenga a flote. El coste de tener un avión parado y la operación de ese avión, el combustible, la tripulación o los pilotos, es un costo muy alto para la empresa”. Por último, citó el caso de Francia, en donde se han reabierto algunas playas con ciertas distancias. “Eso va a tomar un tiempo de asimilación y va a estar siempre ese miedo por parte de los consumidores a desarrollar ese tipo de actividades, en las que se exige, de alguna manera, un contacto entre las personas”.