A pesar de llevar alrededor de 20 años ideando y concibiendo medidas y productos que amortigüen la pobreza, hubo una frase que les dejó en claro cuál debía ser el enfoque a la hora de presentar su propuesta a los premios de Innovación Social de la Fundación Mapfre, y fue una idea que oyeron en un país africano: “Hay muchas familias que están a una factura, a una incapacidad, una enfermedad o un malestar, de caer en la pobreza”. Parece simple, pero es una realidad dura para muchos en el mundo. Lo que dicen los dos venezolanos creadores de Fundefir es que eventualmente las familias más vulnerables viven del día a día y cualquier cosa que interrumpa esa producción diaria (algo tan elemental como una incapacidad de unos cuantos días) puede sumir a una persona en una deuda de la que no se va a zafar tan fácil.

“En el año 2015 hicimos un estudio sobre la manera en que consumen algunas de las familias que atendemos y encontramos que un alto porcentaje del presupuesto se va en cosas que agregan poco valor a su economía: juegos, alcohol, golosinas, gaseosas. Entendimos que había dinero pero que se utilizaba para esas cosas”, explica Salomón Raydan, uno de los venezolanos que está detrás de esta iniciativa.

Fundefir ha logrado que las personas vulnerables accedan a seguros sin que los consideren como un gasto suntuario. Al mismo tiempo entendieron que las familias no consumen de esta manera solo por irresponsabilidad o falta de educación financiera, sino que detrás de ese consumo había grandes empresas que por años habían hecho un esfuerzo sostenido y creativo para diseñar productos adecuados y desarrollar canales especializados de comercialización. Ese era el reto: cómo crear formas de consumo responsable, partiendo del principio de ofertas de productos financieros al alcance de cualquier familia. Y en compañía de Maribel Torcatt, su socia y cofundadora de Fundefir, diseñaron una serie de productos para personas de bajo nivel adquisitivo, que cubren desde servicios médicos especializados hasta un abanico de seguros, entre ellos de desempleo, de vida y hasta funerario. Ese fue el producto que les significó el premio: los BK Club.

Salomón Raydan, fundador de Fundefir Soluciones a la mano Una de las presentaciones para una de las “semifinales” del concurso con Mapfre empezaba con esa idea: ¿cuánto cuestan los gastos funerarios de un ser querido? En América Latina pueden rondar perfectamente US$1.000. ¿Cuánto tiempo puede invertir una familia pagando esa deuda? Seguramente varios años. Así que, aunque tradicionalmente se identifica a este tipo de seguro como artículos de lujo o no tan necesarios, parte del trabajo de Fundefir es convencer a los consumidores de sus productos que ni son suntuosos ni son inalcanzables. Y pueden resultar tan necesarios como un salvavidas.

Así lo supieron defender frente al jurado del concurso de Innovación Social Mapfre que los premió con US$30.000 que serán invertidos en el desarrollo de una app que facilite el consumo y acceso a los servicios, además de invertir en la preparación y entrenamiento de las mujeres asesoras de la comercialización de estos productos, quienes también juegan un papel fundamental a la hora de difundir los beneficios de los BK Club.

Maribel Torcatt, fundadora de Fundefir Tras un primer proceso de selección, Fundefir ya había sido elegido en mayo como uno de los proyectos finalistas por los países hispanos de América Latina, donde defendería su proyecto de los Bk Club, frente a otros participantes de otras regiones (Europa y Brasil), en una “eliminatoria” definitiva en Madrid, sede de la Fundación Mapfre. A juicio de los jurados, los BK Club entrañan una importancia como innovación social por todo el beneficio económico y social que acarrean. Y, aunque no sea el fin primordial, hay que considerar que este tipo de producto es un gancho para las aseguradoras, que pueden desarrollar una veta comercial subvalorada hasta ahora. Uno de los objetivos en el mediano plazo es articular todo este esfuerzo con empresas de seguros que pueden apoyar y ganar también por su lado. Raydan y Torcatt insisten en el valor social de los seguros, más allá del premio y del negocio que subyace en todo esto. Proteger a las familias genera bienestar financiero y automáticamente va a mejorar condiciones de vida. Además, porque no es un microseguro, porque no se trata de montos ínfimos que resultan en un pequeño aporte; son seguros en toda la regla que ofrecen protección y una red de seguridad cuando se necesita.

Adicionalmente, como gancho existe una versión de estos BK Club para Migrantes, quienes pueden ser algunos de los beneficiarios que más requieran de este tipo de ayudas. De alguna manera, esta sigue siendo una labor social de un grupo de migrantes como ellos, que desde otras condiciones pueden pensar y ejecutar estrategias que a veces por simple falta de recursos los Estados no están en posición de cubrir. ¿Qué sigue para Fundefir? Raydan cierra: “Sabemos que es un proceso lento, pero tenemos toda la confianza en la funcionalidad de estos seguros y del BK Club. Seguimos promoviendo el ahorro, pero somos conscientes de que no es suficiente; por eso, este tipo de productos seguirá cumpliendo su labor de amortiguadores de pobreza. Y creemos en nuestra idea”.