Joanna Sim confiesa que pertenece al culto de Peloton. Se levanta a las cinco de la mañana para seguir las clases que ofrece esta empresa de entrenamiento físico. Pero eso no es todo. También escribe sobre las clases en su blog dirigido a los padres que trabajan. Dice que no solo le gusta el sistema de Peloton. Más bien, asegura que lo adora. "Está en el límite de ser una adicción", confiesa. Y ahora está planeando invertir en la firma. La compañía estadounidense, dedicada a vender equipos para hacer ejercicio que se conectan con clases en vivo de fitness, debutó este jueves en el Nasdaq (el mercado de valores donde se transan las firmas tecnológicas) con una caída en el precio de sus acciones de más de 11% y una valoración de mercado de US$7.700 millones.

Joanna Sim es una fanática de las clases de Peloton. Foto: Joanna Sim Pese al tropiezo bursátil, los seguidores de Peloton como Joanna dicen que la compañía ha vinculado el ejercicio a la era de las redes sociales, al combinar la conveniencia de ejercitarse en casa con la interacción y la adrenalina de las clases en vivo.

La empresa, que fue fundada en 2012, tiene más de 500.000 clientes. El año pasado hizo su estreno en Reino Unido y Canadá, y en mayo inició operaciones en Alemania. Actualmente está expandiéndose hacia nuevas actividades como clases de yoga y de entrenamiento muscular. Entre sus usuarios más conocidos están, por ejemplo, Kate Hudson, David Beckham, Leonardo DiCaprio, Michael Phelps y Usain Bolt. Producto caro El producto es caro. La bicicleta estática cuesta más de US$2.200 y la máquina para caminar vale casi el doble. Y el acceso ilimitado a las clases cuesta US$39 al mes. A pesar del precio, Sim dice que "se lanzó" a la aventura el años pasado, canceló la membresía de su gimnasio y compró una bicicleta con la esperanza de que le fuera más fácil hacer una mayor cantidad de sesiones.

La bicicleta estática cuesta más de US$2.200. Foto: Getty Images Así fue como esta madre de dos hijos, que vive en California y trabaja a tiempo completo como estratega de diseño en la compañía de software Intuit, entró al sistema Peloton. Y no se ha decepcionado. Sim cuenta que la flexibilidad de los programas de la compañía y la "tribu" de compañeros con los que interactúa durante una clase le hicieron querer más y más. A tal punto, que su entusiasmo la ha llevado a pensar en invertir en el negocio. Las pérdidas siguen Peloton consiguió US$915 millones en ingresos en su último año financiero, más del doble que el año anterior, que a su vez fue el doble del año anterior. Pero este crecimiento ha tenido sus costos.

La empresa debutó esta semana en el Nasdaq. Foto: Getty Images Peloton sigue sin ser rentable. Perdió cerca de US$200 millones el año pasado, ya que sus gastos de comercialización se dispararon. Además, las casas discográficas golpearon a la compañía con una demanda por derechos de autor de US$300 millones, acusando a la empresa de usar música para sus clases sin permiso.

Los escépticos se preguntan si la empresa, que hoy depende de la compra de equipos de alto precio, podrá mantenerse dada la aparición de competidores de menor costo y las modas de fitness que cambian rápidamente. "Es muy difícil crecer al doble cada año", dice Rett Wallace, director ejecutivo de la firma de investigación de mercado Triton. "En este momento, parece que todavía estamos en una fase de crecimiento del hardware, pero no sabemos cuánto durará". El negocio es arriesgado A otras firmas de entrenamiento físico que probaron suerte en los mercados bursátiles en los últimos años no les fue particularmente bien. La costosa cadena de estudios de ciclismo SoulCycle presentó documentos para salir a la bolsa en 2015.

La empresa SoulCycle abandonó sus planes de debutar en bolsa y posteriormente hubo un boicot de los clientes por sus vínculos con Donald Trump. Foto: Getty Images Pero la compañía, una subsidiaria del gigante inmobiliario Related Co, abandonó esos planes el año pasado alegando "condiciones de mercado". Recientemente el estado de ánimo respecto a la compañía empeoró aún más, cuando una recaudación de fondos del propietario Steve Ross para el presidente Donald Trump desencadenó un boicot de los clientes. YogaWorks, por su parte, debutó en el Nasdaq en 2017 después de que un rápido crecimiento, impulsado por el patrocinador de capital privado Great Hill Partners, la convirtiera en una de las cadenas de yoga más grandes de EE.UU. Menos de dos años después, la firma anuló la cotización de sus acciones en medio de pérdidas crecientes y una advertencia de la bolsa de que el precio de la acción ya no había alcanzado el umbral mínimo.

YogaWorks terminó anulando la cotización de sus acciones. Foto: Getty Images Pero no solo las cadenas de ejercicios enfocadas en clases "en vivo" han tenido problemas. Las acciones de FitBit, que fabrica rastreadores de actividad física portátiles, se acercaron a los US$50 a mediados de 2015. Pero las ventas cayeron con rapidez y, a día de hoy, las acciones cotizan a alrededor de US$4. "Vender hardware es difícil" "El hardware es difícil. El entrenamiento físico es difícil", dice Wallace. "Si confías en la venta de hardware, incluso Apple nos demuestra que si no reinventas tu hardware todo el tiempo tu vida puede volverse difícil". "Peloton parece haber establecido una marca y tiene una base de usuarios muy leal", agrega. "Veremos si eso se mantiene". Sim dice que ha escuchado las dudas, pero su experiencia la convenció de que Peloton tiene un largo camino por delante. "Dada la cantidad de satisfacción que están generando y el liderazgo que tienen... tengo plena confianza", asegura.