Por: Alejandro López Correa El penúltimo día del Buró 2018, considerada la feria de diseño más importante de Colombia, Carolina Villegas y Jessica Bluhum, las jóvenes emprendedoras a cargo de la marca de moda sostenible Leda, le pidieron a su vecino de stand que le echara agua bendita al de ellas, pues lo vieron haciendo lo mismo con el suyo minutos antes. Gracias al ritual, aseguran, comenzó la magia: las entrevistaron de medios de comunicación y las llamaron a la plaza central del evento para anunciarles que se habían ganado el premio a la marca con mayor proyección. Por este reconocimiento pudieron irse a estudiar, becadas, un curso en el Instituto Europeo de Diseño en la sede de Barcelona el año pasado. Jessica estudió moda sostenible y Carolina materiales futuros en la moda, dos cursos que “ni mandados a hacer” para la identidad de Leda, cuyas prendas prometen durar en el closet de las compradoras para toda la vida, según afirman sus creadoras.
Leda nació a mediados de 2015 cuando Jessica y Carolina, amigas desde la universidad, luego de participar en una exposición de fotografía salieron tan motivadas que decidieron poner manos a la obra en una idea que venían incubando semanas atrás: crear una marca de pijamas, que se convirtió en una marca de ropa cómoda para toda ocasión. Se preguntaron qué nombre ponerle y ahí surgió el nombre de Leda. Al día siguiente se fueron a la Cámara de Comercio para hacer el registro mercantil. Desde que iniciaron el proceso para definir la identidad de la marca, los productos que querían fabricar y los canales de distribución pasó casi año y medio hasta que vendieron su primera prenda, a comienzos de 2017. El capital inicial fueron $25 millones que les prestó la mamá de Jessica, una deuda que saldaron antes de esa primera venta y que abonaron con el salario de sus trabajos de la época. La identidad e historia de la marca se remiten a la mitología griega: Leda fue una mujer mortal de la que Zeus, el dios más importante, se enamora y trata de seducirla, pero ella no acepta. Al final, Zeus solo puede poseerla disfrazado de cisne, para procrear a Cástor y Pólux, que conforman la constelación de Géminis. Y justamente lo que busca transmitir Leda, la marca inspirada en ese cisne que la sedujo, es una sensación de comodidad, prendas de siluetas holgadas y flexibles. “Queremos que quienes usen nuestras prendas sientan que vuelan arropadas por un cisne”, dice Carolina. Las primeras ventas se hicieron mediante tiendas multimarca, es decir espacios especializados en distribuir marcas de moda emergentes y nacionales, que cobran una tarifa de entre el 25% y el 50% por prenda vendida. Algunas multimarca donde está Leda son Duna Store en Medellín, donde hicieron su primera venta, Ocre y Arco en Cali, Casa Precis, Casa Santamaría, Número Tres y Julieta Suárez en Bogotá, así como Malva, en el centro comercial La Serrezuela en Cartagena.
Las emprendedoras aseguran que las prendas de Leda son productos de lujo pero “un tipo diferente de lujo, que involucra un comercio justo y un pago digno para quienes trabajan con nosotras”, explica Carolina. Aunque en un comienzo el objetivo era tener productos asequibles para mujeres trabajadoras como ellas, así como para universitarias, los costos de producción ascendieron por los materiales que utilizan, lo que se transfiere al precio final. Si utilizaran polyester o botones de plástico, como al comienzo del negocio, a lo mejor las prendas costarían la mitad, pero Leda trata también de mitigar la contaminación. “Utilizamos cáñamo, una fibra que gasta 70% menos de agua que el algodón, lo más sostenible en el mercado. También usamos algodón orgánico con sello Oekotex, que certifica que no hubo contaminación de ríos en su producción. Usamos lino, que es inteligente como el cáñamo: la fibra se abre en clima caliente para que respire y se cierra en clima frío para estar caluroso”, asegura Carolina. El sueño de estas emprendedoras es que la industria vuelva más baratas las prendas sostenibles, porque una camiseta de cáñamo cuesta $200.000 mínimo “y acá en Colombia no hay una agroindustria fuerte desarrollada”, dice Jessica.
Tienen un compromiso serio con la sostenibilidad, por eso no compran ropa de marcas ‘fast fashion’, que se comercializan en serie, rápido y barato, pero tienen una vida corta y hacen que la industria de la moda contamine más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados. También le apuestan al trueque, al intercambio y al regalo: tienen jeans y zapatos de amigas y a veces, cuando una clienta arma una buena pinta, le piden que se las regale cuando ya no la usen más. Entre esas clientas, tienen a celebridades como la actriz Carolina Gómez, la ex primera dama Tutina de Santos y la directora de ArtBo María Paz Gaviria. Leda es una marca que ha tenido una curva de crecimiento impresionante y sigue en ascenso. Tiene entre sus principales desafíos el fortalecer sus canales de comercio en línea. “A la gente le ha gustado tanto lo que hacemos, y creemos que es porque lo hacemos con mucho amor”, resume Jessica.